COVID19: la “guerra” silenciosa y el reacomodo del mundo
Dra. Aribel Contreras
Coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana
Ciudad de México (Energía Hoy).- Después de tres meses álgidos, China finalmente ha logrado combatir a su gran enemigo público e invisible: el coronavirus. Sin embargo, esto ha sido el fin de una batalla porque la guerra aún no se acaba. Más de 215 mil contagiados en162 países, ha puesto al mundo a temblar. Esta situación tiene dos grandes aristas:
1. Geopolítica
Para la primera, es importante entender que Rusia ocupará los vacíos dejados por China y Estados Unidos. Mientras estos dos gigantes se han venido confrontando, Rusia se mueve sigilosamente para tener presencia en zonas donde anteriormente no tenía gran influencia. Por lo que veremos un reacomodo de poder dentro de esta segunda guerra fría en donde Rusia saldrá fortalecida.
2. Geoeconómica
Es importante recordar que durante 2019, la tensión comercial Estados Unidos-China generó un impacto negativo en el crecimiento de la economía global y del comercio mundial, también lo es que esto propició que el Fondo Monetario Internacional estimara un crecimiento económico del 3.3% para el 2020 si y sólo si China creciera a una tasa del 6%. Obviamente, sabemos que esto no sucederá, pero además hay otras consecuencias:
a) El precio del petróleo ha disminuido su precio por barril cuando todavía en septiembre pasado –tras el atentado petrolero en una de las refinerías de Arabia Saudita- se había dado la necesidad de reducir a la mitad su producción de petróleo. Por lo que mientras esto volvía a su normalidad, la oferta se redujo y como consecuencia vimos dos efectos de impacto inmediato: a) los precios del barril se habían disparado en los mercados internacionales, llegando a niveles hasta casi de 72 dólares por barril del tipo Brent, y b) la compra de futuros del petróleo se ubicó alrededor de los 65 dólares por barril. Esto es ocasionado por dos factores clave:
c) El precio del dólar ha rebasado el techo de los 24 pesos por unidad. Si no se logra contener la especulación, fácilmente esta divisa llegará a los 25 pesos.
Para todos es interesante ver cómo reaccionará América del Norte ante esta situación. Actualmente no hay claridad sobre la afectación del coronavirus en las cadenas de suministro. México importa componentes electrónicos para el sector automotriz provenientes de Corea del Sur, China, y Japón. Y estos componentes se requieren para cumplir con las reglas de origen establecidas en los compromisos adquiridos dentro del T-MEC.
Pero la globalización de la producción ha permitido tal desfragmentación de los procesos productivos que justo ahora, vemos que se ha convertido en un tema. Porque, aunque haya analistas que argumenten que habrá desviación del comercio mundial, esto no sucederá en un plazo inmediato ni corto. China retomará su camino y reactivará su economía para poder reconstruirse después de esta pandemia. Mientras dicho país libra esta batalla silenciosa, otros países apenas comienzan.
México debe tomar el liderazgo frente a Canadá y EU para proponerles que posterguen la entrada en vigor del T-MEC, contemplado para el próximo 1 de junio, en virtud de que en este mes ya se formalizó la aprobación y la ratificación por parte de Canadá. Y tal y como lo establece el propio tratado, entra en vigor el primer día del tercer mes después de que los tres países hayan notificado que cumplieron con sus procesos legislativos.
Ninguno de los tres países está listo para la implementación del T-MEC pues su prioridad es y debe ser el combatir al coronavirus, contener su impacto y tener listas las leyes de implementación. Hace unos días el presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva para darle facultad al gobierno federal de dirigir la producción y la distribución de los recursos para la salud, incluyendo equipo de protección y ventiladores. Algo similar a lo que España hizo al nacionalizar el sistema de salud para tener el control absoluto. Francia se encamina hacia la misma directriz. Estados Unidos, en año electoral, es capaz de tomar medidas más drásticas por lo que el T-MEC debe tener un aplazamiento mínimo de un trimestre. La guerra silenciosa tiene un nuevo nombre: coronavirus.
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Coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana
Ciudad de México (Energía Hoy).- Después de tres meses álgidos, China finalmente ha logrado combatir a su gran enemigo público e invisible: el coronavirus. Sin embargo, esto ha sido el fin de una batalla porque la guerra aún no se acaba. Más de 215 mil contagiados en162 países, ha puesto al mundo a temblar. Esta situación tiene dos grandes aristas:
1. Geopolítica
Para la primera, es importante entender que Rusia ocupará los vacíos dejados por China y Estados Unidos. Mientras estos dos gigantes se han venido confrontando, Rusia se mueve sigilosamente para tener presencia en zonas donde anteriormente no tenía gran influencia. Por lo que veremos un reacomodo de poder dentro de esta segunda guerra fría en donde Rusia saldrá fortalecida.
2. Geoeconómica
Es importante recordar que durante 2019, la tensión comercial Estados Unidos-China generó un impacto negativo en el crecimiento de la economía global y del comercio mundial, también lo es que esto propició que el Fondo Monetario Internacional estimara un crecimiento económico del 3.3% para el 2020 si y sólo si China creciera a una tasa del 6%. Obviamente, sabemos que esto no sucederá, pero además hay otras consecuencias:
a) El precio del petróleo ha disminuido su precio por barril cuando todavía en septiembre pasado –tras el atentado petrolero en una de las refinerías de Arabia Saudita- se había dado la necesidad de reducir a la mitad su producción de petróleo. Por lo que mientras esto volvía a su normalidad, la oferta se redujo y como consecuencia vimos dos efectos de impacto inmediato: a) los precios del barril se habían disparado en los mercados internacionales, llegando a niveles hasta casi de 72 dólares por barril del tipo Brent, y b) la compra de futuros del petróleo se ubicó alrededor de los 65 dólares por barril. Esto es ocasionado por dos factores clave:
1. Menor demanda de petróleo por parte de China al quedar paralizada su fabricación de todo tipo de productos de consumo.
2. Menor demanda de combustible por parte de las aerolíneas debido a la cancelación de vuelos alrededor del mundo.
b) Los mercados bursátiles también se han visto
afectados, ya que las acciones de las aerolíneas han bajado, por la
incertidumbre del precio del oro negro, y por el efecto dominó que el
coronavirus ha generado.c) El precio del dólar ha rebasado el techo de los 24 pesos por unidad. Si no se logra contener la especulación, fácilmente esta divisa llegará a los 25 pesos.
Para todos es interesante ver cómo reaccionará América del Norte ante esta situación. Actualmente no hay claridad sobre la afectación del coronavirus en las cadenas de suministro. México importa componentes electrónicos para el sector automotriz provenientes de Corea del Sur, China, y Japón. Y estos componentes se requieren para cumplir con las reglas de origen establecidas en los compromisos adquiridos dentro del T-MEC.
Pero la globalización de la producción ha permitido tal desfragmentación de los procesos productivos que justo ahora, vemos que se ha convertido en un tema. Porque, aunque haya analistas que argumenten que habrá desviación del comercio mundial, esto no sucederá en un plazo inmediato ni corto. China retomará su camino y reactivará su economía para poder reconstruirse después de esta pandemia. Mientras dicho país libra esta batalla silenciosa, otros países apenas comienzan.
México debe tomar el liderazgo frente a Canadá y EU para proponerles que posterguen la entrada en vigor del T-MEC, contemplado para el próximo 1 de junio, en virtud de que en este mes ya se formalizó la aprobación y la ratificación por parte de Canadá. Y tal y como lo establece el propio tratado, entra en vigor el primer día del tercer mes después de que los tres países hayan notificado que cumplieron con sus procesos legislativos.
Ninguno de los tres países está listo para la implementación del T-MEC pues su prioridad es y debe ser el combatir al coronavirus, contener su impacto y tener listas las leyes de implementación. Hace unos días el presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva para darle facultad al gobierno federal de dirigir la producción y la distribución de los recursos para la salud, incluyendo equipo de protección y ventiladores. Algo similar a lo que España hizo al nacionalizar el sistema de salud para tener el control absoluto. Francia se encamina hacia la misma directriz. Estados Unidos, en año electoral, es capaz de tomar medidas más drásticas por lo que el T-MEC debe tener un aplazamiento mínimo de un trimestre. La guerra silenciosa tiene un nuevo nombre: coronavirus.
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