Infancia mexicana, en la incertidumbre por violencia y pandemia
Este 30 de abril será histórico por la pandemia: 38.5 millones de menores celebran el Día del Niño en confinamiento, muchos de ellos sin clases y algunos en situación de violencia al interior de sus hogares. En entrevista, el director de la Redim observa que la incertidumbre de los infantes sobre su futuro es la que marca la conmemoración de este año
En México, 19.6 millones de hombres y
18.9 millones de mujeres de entre 0 y 17 años de edad –el 30.8 por
ciento del total de la población nacional, de acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía– celebran el Día del Niño en un
contexto de pandemia, con medidas sanitarias de distanciamiento social.
En entrevista con Contralínea,
el director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim),
Juan Martín Pérez García, expone que –por la pandemia del coronavirus–
ésta es una situación muy difícil para la niñez mexicana, marcada por la
incertidumbre sobre su futuro.
Psicólogo por la Escuela Nacional de
Estudios Profesionales Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), Pérez García advierte que ésta será una celebración del
Día del Niño histórica: en este milenio es la primera ocasión en la que
se presenta un contexto de emergencia sanitaria de gran tamaño, que ha
implicado el cierre de escuelas y el confinamiento social.
El también secretario ejecutivo de la
Red Latinoamericana y Caribeña para la Defensa de los Derechos de la
Infancia y Adolescencia alerta que la visión de que los niños, niñas y
adolescentes pertenecen a los adultos o son propiedad familiar, y por
tanto dependen de la decisión y voluntad de una persona adulta, niega
sus derechos y les impide un desarrollo pleno.
El especialista en derechos de la
infancia y poblaciones callejeras señala que uno de los impactos más
importantes de la pandemia –derivado de la aplicación de la Jornada
Nacional de Sana Distancia– es el incremento de la violencia
intrafamiliar.
-¿Cómo llegan los menores de edad a la celebración del día del niño en este contexto tan difícil generado por el coronavirus?
– Ésta es una celebración del Día del
Niño histórica porque digamos que en este milenio es la primera ocasión
en la que estamos en un contexto de emergencia de este tamaño, es decir,
de una emergencia global con cierre de escuelas, con confinamiento, y
esto obviamente lo hace completamente distinto. Por otra parte, también
llegamos a este 30 de abril con el Estado mexicano a nivel de orden
federal, estatal y municipal concentrado en tareas sanitarias, con altos
niveles de violencia que no han parado y con mucha incertidumbre del
futuro. Creo que eso es lo que marcaría este 30 de abril: que los niños y
niñas no tienen certidumbre sobre el futuro.
-¿Cuáles son los principales problemas que aquejan a la niñez mexicana en estos momentos?
-Son muchísimos, pero los podría agrupar
en tres, que además no son nuevos y que la pandemia vino a recordarnos.
Lo más terrible que viven niñas, niños y adolescentes es la
invisibilidad: no son considerados en equivalencia humana como las
personas adultas, no se les reconocen sus derechos más allá del discurso
de los papeles, pero en la vida real las personas adultas son las que
deciden la gran mayoría de las cosas sobre niños, niñas y adolescentes.
Se les sigue viendo como pertenecientes a los adultos o propiedad
familiar, y esa invisibilidad o visión vieja de no reconocerles como
personas plenas sino que dependen de la decisión y voluntad de una
persona adulta niega sus derechos y les impide un desarrollo pleno.
“Un segundo tema muy grave que viven
niños, niñas y adolescentes en México es la violencia: cada día están
asesinando a 3.6 menores y desaparecen siete. La pandemia no ha
significado una disminución radical”. La Redim denunció el pasado 5 de
febrero que “desde que el gobierno federal de Felipe Calderón inició la
‘guerra contra el narco’ con una estrategia de militarización
fallida, ha dejado a 21 mil niñas, niños y jóvenes víctimas de homicidio
doloso, así como a sus familias sin acceso a la justicia y a la
reparación del daño, sin mencionar que las cifras superan la de países
en guerra explícita”.
En el tercer aspecto ubica la violencia
intrafamiliar. “Los datos disponibles comparados entre el primer
trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2020 revelan que hay un
incremento de más del 20 por ciento en la violencia familiar o violencia
doméstica. Entonces, antes de la pandemia ya venía este incremento
evidente y, por supuesto, no hay duda de que esto se profundiza cuando
están confinados los que sí lograron hacerlo”.
El director ejecutivo de la Redim
observa que esto ha empeorado en el caso de las familias “que ya de por
si tenían antecedentes de conflictos o de violencia”. También advierte
que es un fenómeno mundial asociado al contexto de la pandemia de
Covid-19.
“Es lo que está señalando a nivel global
el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas
[António Guterres]. El 5 de abril anunció el incremento global de
violencia contra las mujeres, y el pasado 15 [de abril] informó sobre un
incremento de violencia contra niños y niñas y llamó a proteger el
futuro de la niñez.”
El psicólogo Juan Martín Pérez García
explica en el caso mexicano, la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero
“ha reportado en medios un incremento del ciento por ciento de violencia
en las casas. No tenemos estos datos disponibles o no son públicos,
pero entendamos que la secretaria de Gobernación tendrá elementos o
evidencia [de ello]. La Red de Refugios Nacionales para Mujeres Víctimas
de Violencia reporta un incremento también cercano al 70 por ciento de
nuevas peticiones de urgencia y auxilio. Aun cuando no tenemos datos
oficiales exactos o diarios se comienza ya a tener muchos ecos y
patrones de violencia que ya estaba en casa y que se agudiza con la
pademia de Covid-19”.
-¿Qué se puede hacer desde el gobierno y desde la ciudadanía para atender esa problemática?
-Obviamente el Estado mexicano tiene que
cumplir con la ley que es muy explícita cuando habla de cualquier
acción que tomen las autoridades o el Estado ya que tienen que tener el
interés superior de la niñez por delante. Ése es el Artículo 4
constitucional, y se tiene que cumplir con la Ley General de Niños,
Niñas y Adolescentes para coordinar a través del Sistema Nacional de
Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) la política pública
en la materia.
En el caso de la ciudadanía, expone que
“las familias necesitan hacer una revisión de sus formas de relación
verticales. Las personas adultas también tenemos que hacernos cargo de
nuestra verticalidad y poder frente a niños y niñas y establecer otras
formas de relación”.
Y agrega que para visibilizar los
derechos de los menores durante la pandemia por el coronavirus
SARS-CoV-2 lo más importante es escuchar todas sus inquietudes. “Lo más
importante es escucharlos: no verlos como los muebles en la casa, sino
escuchar sus emociones, miedos y también sus expectativas de futuro. El
escucharlos no solamente es oír su palabra sino tomarla en cuenta”.
El defensor de los derechos de la
infancia observa que el confinamiento del 60 por ciento de la población
“es una gran oportunidad para revisar las relaciones familiares; es
decir, todas y todos en casa cuidan, todos asumen el tema de distribuir
tareas, todas y todos deciden. Eso no significa perder el rol de mamá o
papá como responsables, sino facilitar que las familias se conviertan en
espacios democráticos”.
Asimismo, considera que este difícil
contexto “es un recordatorio nuevamente al Estado para que cumpla con
esto que no ha hecho: los conflictos que estaban ya previamente lo único
que esta sucediendo es que se están agudizando”.
-¿Qué recomienda para que los niños disfruten este 30 de abril aún con la situación generada por la pandemia?
-Considero que depende mucho de las
personas adultas y las familias de que podamos hacer amable este 30 de
abril en confinamiento para las y los adolescentes, las niñas, los
niños. Ocho de cada 10 se comunican desde hace mucho tiempo a través de
dispositivos móviles e incluso ya organizan fiestas virtuales, entonces
se puede organizar una gran fiesta virtual en todas las casas para
celebrar a niños y niñas y agradecer toda la paciencia que han tenido en
este tiempo, y sobre todo hacerlos participes del escenario que viene,
es decir, el post-pandemia, el después de esta cuarentena y de esta
Covid-19 no puede imaginarse ni pensarse sin niños ni niñas.
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