¿Qué es el insourcing y por qué es clave en la reforma de subcontratación?
EL ECONOMISTA
La iniciativa del gobierno federal para reformar la subcontratación también toca al llamado insourcing, que para algunos especialistas es otra forma de simulación patronal. La iniciativa privada ha cedido y, al parecer, eliminará esta forma de contratación en la que muchas personas no saben que están.
La práctica del insourcing, una de las formas de la subcontratación laboral, implica “crear una empresa dentro de tu grupo de empresas, la cual absorbe toda la nómina y te factura por ese servicio”, explica José Luis Costa, profesor de la Universidad Iberoamericana.
En la subcontratación de servicios, una compañía contrata a otra totalmente ajena al consorcio para realizar cualquier actividad. Una empresa de insourcing está hecha para pagarle al personal y, además, pertenece a la misma firma.
El problema, dice el coordinador de la Licenciatura en Gestión Empresarial de la Ibero, es cuando “se copia ese modelo del mal outsourcing”. O sea, pagar un salario mínimo y el resto, darlo en compensaciones. Esto para reportarle una menor cantidad al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y bajar sus cuotas obrero patronales.
La semana pasada, luego de varios encuentros entre representantes del gobierno federal y líderes empresariales, estos últimos aceptaron eliminar el insourcing, a cambio de que se suavice la reforma de subcontratación. En tanto, la Cámara de Diputados espera los acuerdos finales para legislar sobre el tema.
“Hablando en castellano, el insourcing es una simulación”, dice Saul Escobar Toledo, del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral. “Hay quienes la defienden como una práctica productiva y moderna. Pero es una trampa, un fraude, una burla a los derechos de los trabajadores, porque al dividir el proceso de contratación disfrazan quién es el verdadero patrón”.
De esa manera, al intentar entablar demandas laborales, “no se sabe quién es el patrón y pueden salirse con la suya”. Con ello, también obstaculizan la sindicalización, agrega.
La propuesta de reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador “prohíbe tajantemente esta práctica. Es la parte más drástica de la ley, y es la que menos les gusta”.
Deducción, a cambio del insourcing
“Uno de los principales gastos para cualquier empresa es su nómina”, dice José Luis Costa. El sistema de deducción de impuestos, modificado en el gobierno de Enrique Peña Nieto, les permite descontar sólo una parte. “Pero si tienes una compañía que absorbe a todo el personal y te manda una factura por esos servicios, eso sí lo puedes deducir al 100%”, agrega.
“El gobierno de Peña Nieto los golpeó, porque así hay que decirlo, y no pueden deducir la nómina. Eso hizo que creciera este esquema de subcontratación e insourcing”, que se ha convertido en no para “explotar al trabajador. Porque si le pagas 10,000 pesos, pero al IMSS lo tienes dado de alta con 1,000 afectas para su ahorro para el retiro o para una vivienda”.
Está bien regular de manera más estricta la subcontratación y todas sus formas. O incluso eliminarlas, como el caso del insourcing, opina el académico. “Pero cambio, el gobierno podría permitirles deducir quizá las prestaciones”.
Al principio, el fisco recaudaría menos, reconoce. Sin embargo, a largo plazo, con esto fomentaría el desarrollo de empresas, “ahora hay más personas que quieren emprender” y, con ello, crecer de nuevo la recaudación.
“La iniciativa es perfectible”, apunta Saúl Escobar, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Pero observa tres aciertos: la creación de un registro de empresas, un mayor impuso a la supervisión y sanciones más duras.
A la inspección aún le faltan “dientes”, pero es un buen primer paso, apunta. “En otros gobiernos había sido muy relegada y se le está dando un nuevo giro. Por décadas fue un mecanismo de chantaje a los patrones”.
Devolver la dignidad al trabajo
Restructurar y sanear el mercado laboral “es complicado”, señala Saúl Escobar. “Se trata de darle dignidad al trabajo y devolvérsela a las personas trabajadoras”.
Por ejemplo, dice, la limpieza es una de las funciones que más son subcontratadas, y es realizada principalmente por mujeres. Esa labor es socialmente menospreciada, laboralmente explotada. Y quienes la realizan, por lo tanto, también lo son.
Para José Luis Costa, quienes tienen una empresa deben tener la “conciencia de una mejor distribución de la riqueza. Y no querer acumular más y más valiéndose de empobrecer a otras personas”.
El fin que persigue el gobierno no está mal, pero en su opinión, “está mal planteado. Parece como que tiene un garrote en la mano, y eso no no funciona todo lo bien que queremos”.
Es mejor generar una cultura de cumplimiento, agrega. Y también de incentivar la participación de la clase trabajadora, “muchas veces pensamos que el sueldo, la cantidad de dinero que llevamos a casa, es lo que interesa. Y no vemos el parte de las prestaciones, de la cuota al IMSS. Eso es lo más importante”.
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