Los subsidios ocultos en la CFE
Una de las principales funciones del equipo directivo de la CFE bajo la gestión de Manuel Bartlett ha sido descubrir lo que ellos llaman subsidios ocultos. El foco de sus momentos en la máxima tribuna mediática del país lo evidencian. En lo que va del año, se han invertido más de esos valiosos minutos de tiempo aire explicando la retorcida lógica de sus cálculos para atacar a empresas específicas (¿el no-despacho de centrales que no pueden competir en costos es un subsidio?) que para explicar plan alguno de la CFE para mejorar su operación.
Bajo este contexto, es inexplicable que hayan omitido mencionar un subsidio que, en el 2019, casi alcanzó los 35,000 millones de pesos. Más cuando la CFE conoce, de primera mano, todas las partes de esta notable operación. De acuerdo datos oficiales de Hacienda, en 2019 CFE Transmisión ‘transfirió’ a su cliente CFE Suministro Básico (CFE SB) más de 16 mil millones de pesos. CFE Distribución, que también le provee servicios, le transfirió otros 18 mil millones de pesos. Descuentos dignos de un cliente auténticamente consentido.
En ambos casos, CFE SB justificó los cobros a las operadoras monopólicas de la red de transmisión y distribución del país como un cargo por “demanda garantizada”. Textualmente, CFE SB argumenta que “la empresa genera una demanda constante de energía eléctrica para ser suministrada a los usuarios básicos, generando beneficios directos para las EPS involucradas en el proceso...”. Es un concepto extraño. ¿No sería el consumidor el que genera demanda de electricidad?
La Auditoría Superior de la Federación ha denunciado que estas transferencias, que se realizan desde hace algunos años, no tienen un claro fundamento legal. Por lo tanto, CFE SB (que tiene una obligación constitucional de competir) podría estar recibiendo un descuento (o subsidio) cruzado indebido, atentando contra la competencia económica y la estructura de estricta separación legal entre las subsidiarias de la CFE.
Las distorsiones generadas por el esquema son gigantescas. Sin las transferencias o descuentos, las ganancias enteras de CFE SB se revertirían a pérdidas. Así emerge una verdad incómoda. Las únicas subsidiarias de CFE que de verdad tienen números negros son tres: Transmisión y Distribución --ambas protegidas constitucionalmente de tener que competir -- y una de las seis subsidiarias de generación. Curiosamente, es la que administra la compra y venta de electricidad que la CFE no genera con plantas propias.
Esto choca de frente con las cuentas de la Administración del presidente López Obrador. Operar la red de transmisión y distribución no sólo no es un sacrificio, como la CFE de Bartlett y la Sener de Rocío Nahle le plantean persistentemente al pueblo de México. A la luz de datos oficiales, parece el más absurdo y leonino negocios del sector eléctrico. Limpiando la contabilidad de los descuentos y distorsiones de la “demanda garantizada”, las utilidades de CFE Transmisión en 2019 en realidad habrían superado los 34,000 millones de pesos. Su ingreso total habría superado los 76,000 millones de pesos. ¿Qué significa esto? Que CFE habría registrado un margen de utilidad de 44.7 por ciento. Para CFE Distribución, el mismo margen es de 25 por ciento. Son números escandalosos, varias veces más altos que los de negocios comparables (con bajos riesgos operativos y flujos altamente predecibles) en el resto del mundo.
Con esta utilidad, la falta de inversión en mejorar la red es injustificable. ¿Cómo se atreven a poner como excusa de falta de capacidad de la red para absorber un porcentaje modesto de energías renovables mientras registran estas ganancias? Es ridículo que haya nodos congestionados y apagones recurrentes mientras se dan estos subsidios cruzados.
Por si no fuera suficientemente claro: no hay manera que esto beneficie a consumidor o pueblo alguno. ¿No era justo este tipo de arreglos y contratos -leoninos y monopólicos, opacos y sucios- los que se prometieron revisar?
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