De rico a millonario

por Javier Jaramillo Frikas

Vinicio Limón Rivera, sempiterno secretario general de la Federación de Trabajadores de Morelos (FTM, filial local de la CTM) casi deja de ser residente de Morelos en sus afanes empresariales. Viene ocasionalmente los fines de semana y deja algún boletín con presuntas actividades de su organización, brinda cátedra de política, de moral y escupe al cielo.

Limón es el dirigente del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, el que consolidó el fallecido don Leonardo “La Güera” Rodríguez Alcaine. Está ahí hace muchos años, con poco ruido y muchas nueces para su persona. Con la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), Vinicio ha generado su propio negocio de coyotaje al extremo del aullido en entidades donde laboraban los dirigidos por Martín Esparza.



Menciona a la inflación en “los toros del vecino” cuando los recibos de la energía eléctrica ahora que está bajo la CFE y su sindicato se ha incrementado escandalosamente. No conocemos de un solo módulo del Suterm que oriente a la sociedad de cómo evitar los nuevos recibos. Sí se encuentran, siempre y con mística, los de los trabajadores en huelga de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, que sin alguna percepción le buscan salida a la gente con este nuevo problema. Vinicio Limón no tiene tiempo, hace mucho que se convirtió en un hombre de negocios y donde menos gana –a pesar que es muy buen dinero—es en Morelos, además Cuernavaca nunca le inquietó porque su sindicato no prestaba el servicio como hoy está obligado, así que hace como que está pero no es así.

El anda por Nayarit, Nuevo León, Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Sonora, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, negociando contratos colectivos, es además delegado regional del Suterm para alguna área del país. Elevó su nivel y pasó de ser un próspero líder obrero eterno estatal a millonario dirigente—empresario con un mapa nacional. Es Don Vinicio, cerca de lo que fue Don Fidel o Don Leonardo, que se ganaron el Don en otras condiciones de mayor esfuerzo. Pero eso es lo de menos.

Hace costumbre no estar ningún día de la semana como lo obliga la dirigencia estatal, argumenta su encargo regional para hacer negocios nacionales, más allá de sus jurisdicciones. Ha aprendido Vinicio por allá, no a dirigir lo que se maneja solo, sino a hacer negocios, ha dicho adiós a la política en aras de los “bisnes” y no le interesa como se maneje la política de su partido en el Estado ni quién sea Humberto Moreira o Joaquín Gamboa Pascoe, menos si la talentosa doña Beatriz Paredes Rangel sigue en la presidencia del PRI hasta marzo. No, él está en otro nivel, en negocios, y lleva en la mente los números del contrato con tal o cual empresa en Sinaloa o Yucatán y hace sus cuentas de cuánto le toca.

Olvidó la máxima de primero la comisión y luego la comisión. O todo son comisiones con el pretexto de la Comisión Federal de Electricidad, por cierto. No se necesita luna llena para escuchar en cualquier momento, en el lugar más remoto del país, el nuevo saludo de Vinicio Limón Rivera: “¡Auuuuuuuuuuuuu!”.





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