México: Saldo rojo

martes 11 de enero de 2011

Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)

En algún lugar de la obstinación, en la cúspide de la necedad se extinguen todos los argumentos y las razones; y justamente ahí, los criterios se estrechan y se tornan obtusos, y no hay cifras contundentes, ni reclamos, ni lágrimas suficientes para exhibir los estragos de un error sin corrección posible...

Dicen los que saben que la humildad es la virtud que distingue a los sabios, que el error es la única certeza en un mundo cambiante, que siempre están dispuestos a corregir y cambiar de opinión, y que por eso, la obstinación es el vicio que distingue a los energúmenos.

Y la obstinación ha sido el tenor del calderonismo: ante el fracaso de la guerra contra el crimen organizado, el Ejecutivo persiste en legitimarse y gobernar mediante la imposición de la violencia, sin considerar los daños colaterales de esta guerra inútil y desgastante: las autoridades estatales en el municipio de Ciudad Juárez y zonas circunvecinas indicaron que 158 menores de edad, algunos con apenas meses de nacidos, sucumbieron ante la violencia de la guerra contra el narco; aunque en la mayoría de los casos se presume que han sido víctimas circunstanciales, en otros hay claros indicios de que los ataques fueron directos contra sus familiares.

Al respecto, la Cámara de Diputados indica que de diciembre de 2006 a octubre de 2010, cerca de 1, 600 menores de edad fallecieron en la guerra contra el crimen organizado —uno al día, en promedio— y alrededor de 40 mil niños quedaron huérfanos por la misma situación.

De acuerdo con la Procuraduría General de la República, en lo que va del sexenio de Calderón murieron en ese contexto 30 mil 196 personas. Regiones enteras viven sumidas en el caos y la anarquía, a lo cual se suma la militarización y para-militarización de amplias zonas del país, con la consiguiente secuela de violaciones flagrantes a los derechos humanos por parte de uniformados, lo que ha derivado en un terror generalizado y un éxodo de sectores de clase alta y media hacia Estados Unidos.

Además, se suman múltiples denuncias por tortura y maltrato contra detenidos, confiscaciones efectuadas por la autoridad sin apego a los procedimientos legales, montajes mediáticos realizados por jerarcas militares y de seguridad pública, la realización de aprehensiones y de allanamientos sin órdenes judiciales y la violación sistemática del principio de presunción de inocencia.

Pero el sufrimiento, las injusticias, el caos, el terror y la impunidad que implica este saldo rojo no bastan: Felipe Calderón se obstina en proseguir su guerra sin considerar los costos sociales. Este es un régimen obtuso a cargo de un mandatario obstinado, encerrado a piedra y lodo en la cúspide el poder, donde los criterios se estrechan y se tornan obtusos, y no hay cifras contundentes, ni reclamos, ni lágrimas suficientes para exhibir los estragos de un error sin corrección posible…

Laura M. López Murillo es Licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.

Fuente

Comentarios