El Universal: Reforma contrahecha

Manuel Bartlett Díaz




28 de julio de 2011

Al cierre del periodo ordinario de sesiones, el Senado aprobó modificaciones a nuestra Constitución. Estos cambios, denominados reforma política, remitidos a diputados, pretendían aprobación inmediata. Al negarse, se atribuyó a disputa presidencialista entre el Senado beltronista y la Cámara peñanietista, obstáculo inaceptable ante una supuesta reforma urgente y trascendente.

En realidad, la reforma es una degradación de la grandilocuente reforma del Estado lanzada en el Senado en 2007 y relanzada durante 2010 con una iniciativa de Calderón que, al competir con la beltronista, fue descalificada: presidencialista, acota al Congreso. Calderón respondió iracundo. Pero una milagrosa concertación logró que pedazos de la vituperada calderoniana, con retazos beltronistas, se convirtieran en reforma política. Reconociendo que omite muchos temas, pero —afirman— “los acuerdos se alcanzan cuando llega el tiempo y se genera la circunstancia que los hace posibles”. Visto el amasijo entendemos que “llegó el tiempo” electoral y la “circunstancia” de la necesidad para ambos reformadores del Estado de acreditarse como tales. La llaman “reforma posible”, “acicate” para cambios pendientes.

Exponen como motivaciones que “las críticas a los partidos políticos debe mover a reflexión y cambios”, se requieren “partidos fuertes vinculados a la sociedad”, que son “organizaciones cerradas sujetas al control de sus dirigentes”. Consideran, además, urgente “fortalecer la gobernabilidad” y evitar “discrepancias entre poderes”.

Ante el descrédito de los partidos y la deficiente representatividad de los legisladores que afirman, instauran figuras de democracia directa y reforman “obstáculos a la cooperación entre poderes sin demeritar su equilibrio”.

Establecen: la iniciativa ciudadana: derecho de los ciudadanos a iniciar leyes si tienen apoyo del 0.25% del padrón. La consulta popular: pronunciamiento directo de la ciudadanía en asuntos de trascendencia a solicitud del presidente de la república, una parte de legisladores, o un grupo de ciudadanos, el 2% del padrón, vinculante si participa el 40% del padrón. Candidaturas independientes con requisitos equivalentes a los de un partido.

Para la relación entre poderes instituyen: la iniciativa preferente del Ejecutivo a dictaminarse de inmediato. Observaciones del Ejecutivo al Presupuesto de Egresos: el Ejecutivo veta, devuelve el Presupuesto, y la diputación necesita dos terceras partes de votación para superar el veto. La reconducción presupuestal: de no aprobarse la Ley de Ingresos se mantiene la del año anterior, hasta que el Congreso la apruebe.

Sustitución del Presidente de la República por falta absoluta: en lugar de que el Congreso de la Unión nombre al Presidente interino, automáticamente el secretario de Gobernación ocupa la presidencia; a su falta el de Hacienda y a la de éste el de Relaciones Exteriores. Reelección inmediata de legisladores: hasta 12 años los senadores y seis los diputados.

La reforma es demagógica, su democracia directa por los requisitos es impracticable; desequilibra a los poderes, quita de facto a la Cámara de Diputados la aprobación del Presupuesto, trasladándola al Presidente por la votación casi insalvable para superar su veto, y al eliminar al Congreso del nombramiento del Presidente por falta absoluta asignando al secretario de Gobernación por supuesto riesgo de demoras del Congreso, entronizando un funcionario del Ejecutivo con mayores riesgos de manipulación y permanencia. Presumen del pluralismo del Congreso para desconfiar de su funcionalidad y presidencializar funciones.

Finalmente, la reelección, antidemocrática, que permitirá la intervención de los intereses, el dinero y la consolidación oligárquica, con falacias: profesionalización y atenciones a los electores por interés reelectoral.

El maridaje de Calderón y Beltrones por intereses electorales cocinó una reforma contrahecha. Esperemos que la Cámara revisora analice al margen de ambiciones personales. Con la Constitución no se debe jugar.

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado

Fuente

Comentarios