Tras la indignación viene la resignación
miércoles 27 de julio de 2011
Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Los indignados deben darse prisa… Porque si veo alguna posibilidad de que la perseverancia en la indignación ablande al poder político en tanto gobierne el presente "blando", no veo que esa misma persistencia horade al poder que está en el camino electoral, y menos que sea capaz de enternecer a los mercados que son los que verdaderamente mandan.
El escritor Eduardo Mendoza viene de Uganda y dice que en África ya no están ni indignados. Y es que el proceso de un despertar a la indignación comienza en el asombro. Nos indignamos cuando no contábamos con un determinado comportamiento o con una respuesta que nos deja inermes, desamparados o indefensos ante algún tipo de injusticia con nosotros o respecto a terceros, y ese comportamiento o esa respuesta inesperada nos sobrepasan.
Pero, ¿qué sigue a la indignación? Porque la indignación es un estado de ánimo que (si es sincera y no es retórica, es decir, si la indignación no es mera afectación) dura muy poco. La cual da lugar a una de estas dos cosas: o a una reacción civilizada que nos lleva al juez o a un tribunal a pedir cuentas a quien nos indigna de lo que nos indigna, o a una reacción inciviIizada que nos hace dar un puñetazo a quien nos la causó. Si no reaccionamos de ninguna de las dos maneras, lo que cuadra es aquietarnos; esto es, resignación.
Pues bien, África está ya resignada, y a nosotros, por mucho ruido que haga el 15M, cada día que pasa le queda menos tiempo para reaccionar. Si no reacciona, y no acude a instancias celestiales ni toma el Congreso, las multitudes pronto acabarán resignadas. Es ley endocrina y emocional. No se puede estar por mucho tiempo indignado sin reaccionar… o sin hacer el ridículo. Por eso los africanos llevan siglos resignados. Soñar es hermoso, pero también ingenuo.
Sin embargo y pese a que yo me he apartado del 15M por los motivos expuestos en otro lugar, desearía estar equivocado.
Fuente
Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Los indignados deben darse prisa… Porque si veo alguna posibilidad de que la perseverancia en la indignación ablande al poder político en tanto gobierne el presente "blando", no veo que esa misma persistencia horade al poder que está en el camino electoral, y menos que sea capaz de enternecer a los mercados que son los que verdaderamente mandan.
El escritor Eduardo Mendoza viene de Uganda y dice que en África ya no están ni indignados. Y es que el proceso de un despertar a la indignación comienza en el asombro. Nos indignamos cuando no contábamos con un determinado comportamiento o con una respuesta que nos deja inermes, desamparados o indefensos ante algún tipo de injusticia con nosotros o respecto a terceros, y ese comportamiento o esa respuesta inesperada nos sobrepasan.
Pero, ¿qué sigue a la indignación? Porque la indignación es un estado de ánimo que (si es sincera y no es retórica, es decir, si la indignación no es mera afectación) dura muy poco. La cual da lugar a una de estas dos cosas: o a una reacción civilizada que nos lleva al juez o a un tribunal a pedir cuentas a quien nos indigna de lo que nos indigna, o a una reacción inciviIizada que nos hace dar un puñetazo a quien nos la causó. Si no reaccionamos de ninguna de las dos maneras, lo que cuadra es aquietarnos; esto es, resignación.
Pues bien, África está ya resignada, y a nosotros, por mucho ruido que haga el 15M, cada día que pasa le queda menos tiempo para reaccionar. Si no reacciona, y no acude a instancias celestiales ni toma el Congreso, las multitudes pronto acabarán resignadas. Es ley endocrina y emocional. No se puede estar por mucho tiempo indignado sin reaccionar… o sin hacer el ridículo. Por eso los africanos llevan siglos resignados. Soñar es hermoso, pero también ingenuo.
Sin embargo y pese a que yo me he apartado del 15M por los motivos expuestos en otro lugar, desearía estar equivocado.
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