México: En algún lugar… La incógnita generacional

miércoles 27 de julio de 2011

Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)

“Preguntarme a qué generación pertenezco es,
en un nivel más profundo, preguntarme quién soy”
Julián Marías

En algún lugar del tiempo y sobre un inmenso pliego de papel en blanco, cuando se escriben las biografías de los seres humanos se subrayan los efectos del entorno que incidirán en el destino de las generaciones...

Por siempre y desde entonces, en la escritura de la historia de la humanidad se detectan los estilos y acentos de las generaciones porque la percepción de los giros del destino depende y varía con la edad de quien los atestigua. Cuando atravesamos el umbral del siglo XXI había 800 millones de adolescentes que nacieron en la sociedad de mercado y crecieron rodeados de comodidades tecnológicas. Las huestes de la “Generación Y” se conforman con los pequeños tiranos que gobiernan a su antojo en el reino familiar y que ejercen un control despiadado sobre sus padres. Los adolescentes de la posmodernidad se caracterizan por una mentalidad saturada con mensajes que inducen al consumismo, sus prioridades se establecen en función de las marcas comerciales y configuran una identidad cambiante atendiendo a las figuras esporádicas, ídolos efímeros con los que la cultura de masas pretende resolver la carencia de modelos de excelencia permanentes.

La incógnita de esta generación incide en su destino, en la construcción del porvenir en un entorno donde todo es válido, en un clima social desolado por la violencia cotidiana y la ausencia de límites. La incógnita es insufrible pero es imperativo despejarla porque el resultado de una ecuación sin valores constantes de autoridad es la apatía generalizada y el egoísmo exacerbado. Por los efectos perversos del mercado los niños abandonan prematuramente la infancia para incursionar en una adolescencia precoz. La celotipia, el acoso y el maltrato suelen predominar en las relaciones afectivas de los adolescentes “Y” y el impacto de los modelos emergentes se detecta en la incidencia creciente de casos de anorexia y bulimia en la infancia.

Sí! … La cuestión ya es impostergable. Los extremos a los que pueden llegar los adolecentes “Y” son deplorables: La Red por los Derechos de la Infancia estima que unos 30.000 menores realizan actividades para los cárteles como pasar droga, secuestrar y asesinar migrantes. Según un informe de la fiscalía general, de diciembre de 2006 a abril de 2010, un total de 3.664 menores de edad fueron capturados en operaciones contra la delincuencia organizada. Los escándalos lo confirman: un adolescente de 14 años y conocido como “Ponchis, el niño sicario”, era filmado con un teléfono celular al momento de golpear y asesinar a sus víctimas y estos vídeos fueron publicados en internet; y en Mexicali, un asesinato cruelmente premeditado fue la secuela de los celos enardecidos en la tormentosa relación de una pareja de adolescentes que no conocieron límites.

La incógnita que todos los predecesores de la “Generación Y” debemos resolver es: cómo enmendar, y en el mejor de los casos atenuar, los efectos de un criterio materializante? Cómo revertir la insensibilidad galopante que germina en un ambiente que glorifica el egoísmo y celebra la violencia? Cómo re-escribir el destino de una generación atrofiada por los efectos nocivos del entorno?…

Laura M. López Murillo es Licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.

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