México: Las prometidas manos limpias

martes 19 de julio de 2011

Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)

¿Recuerda usted, amable lector, que durante enero-junio de 2006 un candidato presidencial prometió hasta la saciedad ser el candidato y, si el voto lo favorecía, el presidente de “las manos limpias”? Así fuera por el .56 por ciento, mismo que anticipó, fuera de grabadora, Carlos Abascal Carranza a una columnista. “Aunque sea por medio punto, pero ganaremos la elección presidencial”, le juró el secretario de Gobernación en mayo a la colega y amiga que me pidió omitir su nombre.

Cinco años después, Felipe Calderón se ve precisado a aclarar, nuevamente, que no hizo un pacto electoral con la dirigente ya por 22 años del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación --el más numeroso del subcontinente y acaso el más influyente--, sino “por la calidad educativa”, que los nombramientos de los titulares del ISSSTE, Lotería Nacional y la Coordinación Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública son “míos, independientemente que los consulté con la maestra o con el sindicato, o con organizaciones o con quien sea”.

Además del desparpajo con que Calderón explica los nombramientos, éstos reconfirman la extraordinaria debilidad con que llegó a Los Pinos, en buena medida a pagar con el erario y concesiones del Estado las facturas a grupos que produjeron el milagro y forman parte de los poderes fácticos.

Más tardó el michoacano de Morelia en el intento de lavarse en público las manos por aquellos nombramientos y sus consecuencias en corruptelas en demérito del patrimonio de los mexicanos --“En ningún momento hubo carta de impunidad para nadie (…) o licencia para saquear esas instituciones”--, que la chiapaneca de Comitán en contestarle.

La maestra le refrescó la mala memoria que suele tener cuando le conviene al abogado, economista y administrador público con quien a fines de 2005 “si hablamos de votos”. Más todavía, Gordillo Morales reconoció en una entrevista radiofónica que intervino en el proceso interno para que Calderón Hinojosa ganara a Santiago Creel la candidatura presidencial del panismo. Recuérdese lo que se llamó el “escandaloso fraude” en Yucatán, que llevó a pagar los servicios del entonces gobernador Patricio Patrón Laviada con la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente.

Consciente de su fuerza, pero sobre todo de que se juega mucho en el esgrima verbal con su aún aliado, Elba Esther hizo a un lado el discurso zalamero de hace semanas y retó al titular del Ejecutivo federal: “No es hora de jubilarse y menos bajo presión”. A Andrés Manuel López Obrador lo tildó de mentiroso y le recordó que la “ley electoral es fría”, pero omitió que su ahijado político, Luis Carlos Ugalde, presidía el Instituto Federal Electoral.

De la valentía para defender la reproducción de su cacicazgo --rémora para cualquier actualización educativa de significación--, para lo cual voltea la mirada a Enrique Peña Nieto y provoca fisuras en los mandos del partido tricolor, Gordillo pasa al desplante que la exhibe en toda la impunidad acumulada y que provoca miedo a su alrededor. Miguel Ángel Yunes, dice, “hubiera ganado” la gubernatura de Veracruz para Acción Nacional “si fuera cierto que le exigí 20 millones de pesos” al mes para la franquicia familiar llamada Panal. Y como no se los entregó, porque no los solicitó, pues “no hay delito”, sentencia la amiga y mecenas de intelectuales orgánicos o por lo menos funcionales al grupo gobernante, que se confronta cada vez más con sus aliados y entre sí mismo en la medida que el final se acerca.

¿Y las manos limpias? Permanecen mucho más sucias que hace cinco años y ahora se pretenden lavar con frases y juicios que oscurecen más el horizonte político y la contienda de 2012.

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