Manifestaciones en Washington D.C. hacen temblar a las grandes petroleras
viernes 26 de agosto de 2011
Amy Goodman (DEMOCRACY NOW)
La Casa Blanca sufrió una sacudida el martes, no solo a causa del terremoto de magnitud 5,8, sino también por las crecientes protestas frente a la casa presidencial. Más de 2.100 personas dicen que se arriesgarán a ser arrestadas en las próximas dos semanas. Se oponen al proyecto del oleoducto Keystone XL, diseñado para transportar crudo pesado de las arenas de alquitrán de Alberta, Canadá, a refinerías de la Costa del Golfo de México en Estados Unidos.
En arquitectura, 'Keystone', que significa “piedra angular”, es la piedra en la cima de un arco que lo mantiene en pie. Sin ella, la estructura se caería. Al exponerse al riesgo de ser arrestados, como ya sucedió al momento de escribir esta columna con más de 200 activistas, estos practicantes de la orgullosa tradición de la desobediencia civil estadounidense esperan hacer colapsar no solo el proyecto del oleoducto, sino también hacer tambalear la dependencia de los combustibles fósiles que está acelerando el cambio climático.
Bill McKibben fue uno de los arrestados. McKibben es el ambientalista y autor que fundó el grupo 350.org, nombrado así por el límite máximo seguro de dióxido de carbono en la atmósfera, que es de 350 ppm (partes por millón LEER “PARTES POR MILLON”). El planeta actualmente está en las 390 ppm (LEER SOLO EL NUMERO). En el llamado a la acción para sumarse a la protesta, McKibben, junto a otros como la periodista Naomi Klein, el actor Danny Glover y el científico de la NASA James Hansen, afirman que, en palabras del propio McKibben, el oleoducto de Keystone “Equivale a encender la mecha de la mayor bomba de carbono del planeta. De modo que necesitamos que el Presidente y el resto del gobierno centren mucho más su atención en el cambio climático”.
El movimiento de oposición a Keystone XL abarca desde activistas y científicos, hasta pueblos indígenas de los llanos y bosques boreales que corren peligro en Canadá, donde se encuentran las arenas de alquitrán, pasando por productores rurales y agropecuarios de la región ecológicamente vulnerable de Sand Hills en Nebraska, estudiantes y médicos.
Cuando se le preguntó por qué las protestas frente a la Casa Blanca se desarrollaban mientras el Presidente Obama está de vacaciones con su familia en Martha’s Vineyard, McKibben respondió: “También estaremos aquí cuando regrese. Nos quedaremos durante dos semanas, todos los días. Se trata del primer acto de desobediencia civil de esta magnitud del movimiento ambientalista en años”.
Apenas a unos kilómetros al este de Martha’s Vineyard y hace exactamente 170 años, en Nantucket, Frederick Douglass, el esclavo escapado, abolicionista, periodista y editor, dio uno de sus discursos más importantes ante la Sociedad de Massachusetts Contra la Esclavitud. Douglass es famoso por haber pronunciado una de las verdades fundamentales acerca de la organización de las bases: “El poder no otorga nada si no se lo presiona. Jamás lo hizo y jamás lo hará”.
Exigir cambios es una cosa y lograr un cambio en Washington D.C. es otra, en particular considerando la hostilidad de la Cámara de Representantes —controlada por los republicanos— ante cualquier legislación contra el cambio climático. Es por eso que las protestas contra el oleoducto Keystone XL se están desarrollando frente a la Casa Blanca.
Obama tiene el poder de detener la construcción del oleducto. La empresa canadiense que está detrás del proyecto, TransCanada, solicitó un permiso al Departamento de Estado de Estados Unidos para construir el oleoducto. Si el Departamento de Estado niega el permiso, el oleoducto Keystone XL estará muerto. La gran devastación ambiental provocada por la extracción de petróleo de las arenas de alquitrán continuaría, pero sin fácil acceso a las refinerías y al mercado estadounidense, el proceso sin duda se demoraría.
Los ejecutivos de TransCanada están confiados de que Estados Unidos les otorgará el permiso a fin de año. Los políticos republicanos y la industria petrolera publicitan al proyecto diciendo que generará puestos de trabajo en la construcción bien remunerados, e incluso han tenido apoyo de algunos sindicatos.
En respuesta a esto, dos grandes sindicatos, el Sindicato Unido de Tránsito y el Sindicato de Trabajadores del Transporte, que representan a más de 300.000 trabajadores, pidieron al Departamento de Estado que negara el permiso a la empresa canadiense. Expresaron en un comunicado de prensa conjunto: “Necesitamos puestos de trabajo, pero no basados en aumentar nuestra dependencia del petróleo de las arenas de alquitrán. ...Se podrían generar muchos empleos basados en el desarrollo de la conservación energética, en la modernización de la red de electricidad, en el mantenimiento y la expansión del transporte público; empleos que nos pueden ayudar a disminuir la contaminación del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética”.
Dos mujeres canadienses, la actriz indígena Tantoo Cardinal, que protagonizó la película “Danza con Lobos” y Margot Kidder, que hizo el papel de Luisa Lane en “Superman”, fueron arrestadas junto a más de 50 personas justo antes de que el terremoto sacudiera la costa este el martes. El ambientalista Bill McKibben dijo desde Washington: “Se necesitará más que un terremoto o un huracán para lograr preocuparnos. Estaremos aquí hasta el 3 de septiembre”, dijo. Y continuó: “Tenemos la esperanza de generar un temblor de magnitud 8 en la escala de Richter en el sistema político el día que Barack Obama diga 'no' a los grandes proyectos petroleros y nos recuerde a todos por qué nos alegró tanto su elección. El oleoducto de arenas de alquitrán es la prueba a la que deberá someterse”, concluyó.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now!
Fuente
Amy Goodman (DEMOCRACY NOW)
La Casa Blanca sufrió una sacudida el martes, no solo a causa del terremoto de magnitud 5,8, sino también por las crecientes protestas frente a la casa presidencial. Más de 2.100 personas dicen que se arriesgarán a ser arrestadas en las próximas dos semanas. Se oponen al proyecto del oleoducto Keystone XL, diseñado para transportar crudo pesado de las arenas de alquitrán de Alberta, Canadá, a refinerías de la Costa del Golfo de México en Estados Unidos.
En arquitectura, 'Keystone', que significa “piedra angular”, es la piedra en la cima de un arco que lo mantiene en pie. Sin ella, la estructura se caería. Al exponerse al riesgo de ser arrestados, como ya sucedió al momento de escribir esta columna con más de 200 activistas, estos practicantes de la orgullosa tradición de la desobediencia civil estadounidense esperan hacer colapsar no solo el proyecto del oleoducto, sino también hacer tambalear la dependencia de los combustibles fósiles que está acelerando el cambio climático.
Bill McKibben fue uno de los arrestados. McKibben es el ambientalista y autor que fundó el grupo 350.org, nombrado así por el límite máximo seguro de dióxido de carbono en la atmósfera, que es de 350 ppm (partes por millón LEER “PARTES POR MILLON”). El planeta actualmente está en las 390 ppm (LEER SOLO EL NUMERO). En el llamado a la acción para sumarse a la protesta, McKibben, junto a otros como la periodista Naomi Klein, el actor Danny Glover y el científico de la NASA James Hansen, afirman que, en palabras del propio McKibben, el oleoducto de Keystone “Equivale a encender la mecha de la mayor bomba de carbono del planeta. De modo que necesitamos que el Presidente y el resto del gobierno centren mucho más su atención en el cambio climático”.
El movimiento de oposición a Keystone XL abarca desde activistas y científicos, hasta pueblos indígenas de los llanos y bosques boreales que corren peligro en Canadá, donde se encuentran las arenas de alquitrán, pasando por productores rurales y agropecuarios de la región ecológicamente vulnerable de Sand Hills en Nebraska, estudiantes y médicos.
Cuando se le preguntó por qué las protestas frente a la Casa Blanca se desarrollaban mientras el Presidente Obama está de vacaciones con su familia en Martha’s Vineyard, McKibben respondió: “También estaremos aquí cuando regrese. Nos quedaremos durante dos semanas, todos los días. Se trata del primer acto de desobediencia civil de esta magnitud del movimiento ambientalista en años”.
Apenas a unos kilómetros al este de Martha’s Vineyard y hace exactamente 170 años, en Nantucket, Frederick Douglass, el esclavo escapado, abolicionista, periodista y editor, dio uno de sus discursos más importantes ante la Sociedad de Massachusetts Contra la Esclavitud. Douglass es famoso por haber pronunciado una de las verdades fundamentales acerca de la organización de las bases: “El poder no otorga nada si no se lo presiona. Jamás lo hizo y jamás lo hará”.
Exigir cambios es una cosa y lograr un cambio en Washington D.C. es otra, en particular considerando la hostilidad de la Cámara de Representantes —controlada por los republicanos— ante cualquier legislación contra el cambio climático. Es por eso que las protestas contra el oleoducto Keystone XL se están desarrollando frente a la Casa Blanca.
Obama tiene el poder de detener la construcción del oleducto. La empresa canadiense que está detrás del proyecto, TransCanada, solicitó un permiso al Departamento de Estado de Estados Unidos para construir el oleoducto. Si el Departamento de Estado niega el permiso, el oleoducto Keystone XL estará muerto. La gran devastación ambiental provocada por la extracción de petróleo de las arenas de alquitrán continuaría, pero sin fácil acceso a las refinerías y al mercado estadounidense, el proceso sin duda se demoraría.
Los ejecutivos de TransCanada están confiados de que Estados Unidos les otorgará el permiso a fin de año. Los políticos republicanos y la industria petrolera publicitan al proyecto diciendo que generará puestos de trabajo en la construcción bien remunerados, e incluso han tenido apoyo de algunos sindicatos.
En respuesta a esto, dos grandes sindicatos, el Sindicato Unido de Tránsito y el Sindicato de Trabajadores del Transporte, que representan a más de 300.000 trabajadores, pidieron al Departamento de Estado que negara el permiso a la empresa canadiense. Expresaron en un comunicado de prensa conjunto: “Necesitamos puestos de trabajo, pero no basados en aumentar nuestra dependencia del petróleo de las arenas de alquitrán. ...Se podrían generar muchos empleos basados en el desarrollo de la conservación energética, en la modernización de la red de electricidad, en el mantenimiento y la expansión del transporte público; empleos que nos pueden ayudar a disminuir la contaminación del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética”.
Dos mujeres canadienses, la actriz indígena Tantoo Cardinal, que protagonizó la película “Danza con Lobos” y Margot Kidder, que hizo el papel de Luisa Lane en “Superman”, fueron arrestadas junto a más de 50 personas justo antes de que el terremoto sacudiera la costa este el martes. El ambientalista Bill McKibben dijo desde Washington: “Se necesitará más que un terremoto o un huracán para lograr preocuparnos. Estaremos aquí hasta el 3 de septiembre”, dijo. Y continuó: “Tenemos la esperanza de generar un temblor de magnitud 8 en la escala de Richter en el sistema político el día que Barack Obama diga 'no' a los grandes proyectos petroleros y nos recuerde a todos por qué nos alegró tanto su elección. El oleoducto de arenas de alquitrán es la prueba a la que deberá someterse”, concluyó.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now!
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