No hallan cómo frenar a AMLO
Cita con la historia 2012 - Miércoles, 06 de junio de 2012
Llama la atención cómo Felipe Calderón insiste en manipular a la opinión pública con su triunfalismo y posturas demagógicas sin asidero en la realidad. Lo que está logrando es que la ciudadanía abra los ojos y confirme que ha sido engañada durante el sexenio, como se advierte con la “condena” al comportamiento de los profesores que se oponen a la prueba Enlace y han organizado plantones, marchas y paros en diversas partes del país.
Nadie está en contra de que Calderón exija a los mentores que cumplan su responsabilidad, pero sí que sea hasta ahora, cuando ya va de salida de Los Pinos, que muestre un “enérgico” interés en enfrentar un problema que dejó crecer por una mera conveniencia política. Cómo hubieran sido diferentes las relaciones con el magisterio si hace cinco años hubiera soltado la siguiente filípica: “Que no se deje a las niñas y a los niños sin clases por capricho de nadie; que no se use el derecho de los niños a aprender por pretensiones salariales, laborales, sindicales, políticas, ideológicas o de ninguna índole. ¡Ya estuvo bueno de eso!”.
Seguramente, Elba Esther Gordillo está muerta de la risa, y dispuesta a seguirse mofando de Calderón, quien durante su “gobierno” nada hizo por obligar al sindicato magisterial a proceder con sentido de responsabilidad. No podía hacerlo porque era un rehén de la dirigente vitalicia, quien se cobró con creces el favor de haberlo apoyado para llegar a Los Pinos. Tan es así que todavía ni siquiera se atreve a decir las cosas por su nombre, se concreta a hacer señalamientos generales sin culpar a nadie de la terrible realidad que caracteriza a la educación básica en el país.
Cabe recordar que sacrificó a Josefina Vázquez Mota con tal de agradar a la profesora Gordillo, motivo por el que ahora, ya como candidata del PAN, la licenciada Vázquez no tiene empacho en cobrar el agravio culpando enfáticamente a Elba Esther de la dramática realidad que se vive en las escuelas públicas de nivel básico. De ahí que sea vea hasta grotesco Calderón cuando afirma que su “gobierno” ha sido “muy tolerante” con quienes discrepan de la política educativa de su administración. Es evidente que más que tolerancia, su actitud se puede calificar de omisa ante una problemática urgida de soluciones de fondo.
En igual tesitura está quien fuera secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien ahora se comporta como un experto en asuntos financieros cuando en su momento, como responsable de un área ten sensible, lo único que demostró fue una total entrega a los dictados del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los acreedores de México. ¿Acaso no fue él quien afirmó que una familia mexicana podía vivir perfectamente, hasta con lujos, con 6 mil pesos mensuales? ¿No fue él quien condujo a la bancarrota a miles de pequeñas y medianas empresas con sus medidas sólo dirigidas a fortalecer la macroeconomía?
Y aun así se atreve a culpar a Andrés Manuel López Obrador de la inestabilidad del peso, como si éste dirigiera el Banco de México o tuviera alguna responsabilidad en la conducción económica del país. Según Cordero, el político tabasqueño “sigue siendo una amenaza para las familias y para la construcción del patrimonio”. Será para las poco menos de cuarenta familias cuyo patrimonio es muy superior al de ochenta millones de familias mexicanas juntas. Dijo el ex precandidato presidencial panista, que “el más importante diario financiero en el mundo” (no dijo cuál) culpó a López Obrador de la devaluación del peso en las últimas dos semanas, nomás porque una encuesta lo acercó a Enrique Peña Nieto. No le importó que la propia Secretaría de Hacienda atribuyó, días antes, la caída del peso exclusivamente a factores externos.
Se constata así que la ultraderecha tiene pánico de que avance la democracia en México, y no halla cómo frenar la lucha que encabeza López Obrador para apuntalar la gobernabilidad democrática que tanto urge instaurar en la República. Esto lo tiene muy claro una parte muy importante de la población mexicana, lo que se pondrá en evidencia el día primero de julio en las urnas. La gente sabe, después de sufrir en carne propia tantos abusos de la oligarquía, que el verdadero peligro para México es la clase política corrupta e insaciable que pretende perpetuarse en Los Pinos, ahora por conducto de Enrique Peña Nieto.
Así lo harán ver al mundo los integrantes de la Cumbre de los Pueblos, que se llevará a cabo para protestar por la Cumbre del Grupo de los 20 que se realizará en Los Cabos próximamente. Allí denunciarán que Calderón miente al presentar al mundo una imagen falsa de México, ocultando siempre los graves problemas sociales y económicos que agobian al país, como los altos niveles de violencia, el creciente desempleo, la falta de oportunidades educativas a millones de jóvenes, entre otros problemas, de acuerdo con Héctor de la Cueva, miembro del consejo del Foro Social Mundial. Allí se mostrará la verdadera cara de un gobierno faccioso, antidemocrático, sin principios.
Llama la atención cómo Felipe Calderón insiste en manipular a la opinión pública con su triunfalismo y posturas demagógicas sin asidero en la realidad. Lo que está logrando es que la ciudadanía abra los ojos y confirme que ha sido engañada durante el sexenio, como se advierte con la “condena” al comportamiento de los profesores que se oponen a la prueba Enlace y han organizado plantones, marchas y paros en diversas partes del país.
Nadie está en contra de que Calderón exija a los mentores que cumplan su responsabilidad, pero sí que sea hasta ahora, cuando ya va de salida de Los Pinos, que muestre un “enérgico” interés en enfrentar un problema que dejó crecer por una mera conveniencia política. Cómo hubieran sido diferentes las relaciones con el magisterio si hace cinco años hubiera soltado la siguiente filípica: “Que no se deje a las niñas y a los niños sin clases por capricho de nadie; que no se use el derecho de los niños a aprender por pretensiones salariales, laborales, sindicales, políticas, ideológicas o de ninguna índole. ¡Ya estuvo bueno de eso!”.
Seguramente, Elba Esther Gordillo está muerta de la risa, y dispuesta a seguirse mofando de Calderón, quien durante su “gobierno” nada hizo por obligar al sindicato magisterial a proceder con sentido de responsabilidad. No podía hacerlo porque era un rehén de la dirigente vitalicia, quien se cobró con creces el favor de haberlo apoyado para llegar a Los Pinos. Tan es así que todavía ni siquiera se atreve a decir las cosas por su nombre, se concreta a hacer señalamientos generales sin culpar a nadie de la terrible realidad que caracteriza a la educación básica en el país.
Cabe recordar que sacrificó a Josefina Vázquez Mota con tal de agradar a la profesora Gordillo, motivo por el que ahora, ya como candidata del PAN, la licenciada Vázquez no tiene empacho en cobrar el agravio culpando enfáticamente a Elba Esther de la dramática realidad que se vive en las escuelas públicas de nivel básico. De ahí que sea vea hasta grotesco Calderón cuando afirma que su “gobierno” ha sido “muy tolerante” con quienes discrepan de la política educativa de su administración. Es evidente que más que tolerancia, su actitud se puede calificar de omisa ante una problemática urgida de soluciones de fondo.
En igual tesitura está quien fuera secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien ahora se comporta como un experto en asuntos financieros cuando en su momento, como responsable de un área ten sensible, lo único que demostró fue una total entrega a los dictados del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los acreedores de México. ¿Acaso no fue él quien afirmó que una familia mexicana podía vivir perfectamente, hasta con lujos, con 6 mil pesos mensuales? ¿No fue él quien condujo a la bancarrota a miles de pequeñas y medianas empresas con sus medidas sólo dirigidas a fortalecer la macroeconomía?
Y aun así se atreve a culpar a Andrés Manuel López Obrador de la inestabilidad del peso, como si éste dirigiera el Banco de México o tuviera alguna responsabilidad en la conducción económica del país. Según Cordero, el político tabasqueño “sigue siendo una amenaza para las familias y para la construcción del patrimonio”. Será para las poco menos de cuarenta familias cuyo patrimonio es muy superior al de ochenta millones de familias mexicanas juntas. Dijo el ex precandidato presidencial panista, que “el más importante diario financiero en el mundo” (no dijo cuál) culpó a López Obrador de la devaluación del peso en las últimas dos semanas, nomás porque una encuesta lo acercó a Enrique Peña Nieto. No le importó que la propia Secretaría de Hacienda atribuyó, días antes, la caída del peso exclusivamente a factores externos.
Se constata así que la ultraderecha tiene pánico de que avance la democracia en México, y no halla cómo frenar la lucha que encabeza López Obrador para apuntalar la gobernabilidad democrática que tanto urge instaurar en la República. Esto lo tiene muy claro una parte muy importante de la población mexicana, lo que se pondrá en evidencia el día primero de julio en las urnas. La gente sabe, después de sufrir en carne propia tantos abusos de la oligarquía, que el verdadero peligro para México es la clase política corrupta e insaciable que pretende perpetuarse en Los Pinos, ahora por conducto de Enrique Peña Nieto.
Así lo harán ver al mundo los integrantes de la Cumbre de los Pueblos, que se llevará a cabo para protestar por la Cumbre del Grupo de los 20 que se realizará en Los Cabos próximamente. Allí denunciarán que Calderón miente al presentar al mundo una imagen falsa de México, ocultando siempre los graves problemas sociales y económicos que agobian al país, como los altos niveles de violencia, el creciente desempleo, la falta de oportunidades educativas a millones de jóvenes, entre otros problemas, de acuerdo con Héctor de la Cueva, miembro del consejo del Foro Social Mundial. Allí se mostrará la verdadera cara de un gobierno faccioso, antidemocrático, sin principios.
Guillermo Fabela - Opinión EMET
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