Empresarios consentidos van contra AMLO

Empresarios consentidos van contra  AMLO
Oficialmente se reconoce fraude del 2006

Revista EMET
Lilia Arellano - Opinión EMET 


Con expresiones como la hecha por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Salvador Olimpo Nava, Flavio Galván y Constancia Carrasco, relacionadas con el hecho de que “será inédita y transparente la calificación electoral”, nos restregaron en pleno rostro que las anteriores, es decir las del “haiga sido como haiga sido”, estaban carentes de toda transparencia, que se acordaron en lo oscurito, espacio que dicen los susodichos ahora no emplearán. Dijeron que van a fondo pero de inmediato aceptaron sin revisión alguna que más del 50 por ciento de las demandas presentadas por los de la izquierda carecen de validez y, pese a que afirmaron que todo lo exhibirían, nada de estos documentos está al alcance ni siquiera de los comunicadores en general.
El Instituto Federal electoral (IFE) fue el encargado de presentar ese diagnóstico esperado, el que reduce a su mínima expresión, por ahora, la posibilidad de dar marcha atrás en los resultados de la elección presidencial. Y decimos hasta ahora, porque todavía falta camino por recorrer y el hecho de que los magistrados repitan una y otra vez que su sentencia será inapelable, no significa que los inconformes permanezcan callados y con los brazos caídos porque, finalmente, esos togados también reciben sus ingresos quincenales y pagan sus cuentas en los restaurantes y mantienen su envidiable existencia merced a los recursos económicos que provienen de nuestros impuestos y habría que recordarles que a esos empresarios a los que tanto caso les hacen son a los que se les ha señalado por no pagar el mismo porcentaje de tributo que el resto de mexicanos.
Habrá que ver cual será el efecto del nuevo promocional de las izquierdas que señala que avalar la elección del primero de julio es perdonar a ex gobernadores y políticos corruptos, es continuar con miles de muertos y subastar la elección del 2018. Así aparecen en efecto “dominó” lo mismo Humberto Moreira que Salinas de Gortari o Elba Esther Gordillo o Arturo Montiel o los de Televisa. Advierte también que esta validación es aceptar que se violó la Constitución, es permitir que los monopolios sigan creciendo; el destino de México, no tiene precio, remata.
Y es que hasta ahora y aún cuando se habla de cientos y cientos de hojas en las que el PRI establece su defensa ante las acusaciones del Movimiento Ciudadano, son más los adjetivos que se escuchan todos los días que las pruebas que se ofrecen o que se hacen públicas como las que revelan los acusadores. Una serie de calificativos se endilgan al tabasqueño, pero no se ofrecen documentos que avalen que está mintiendo y eso le resta credibilidad y causa grandes confusiones entre los ciudadanos que están avergonzados y asqueados de lo que se va ventilando a diario. Un ejemplo nos lo dio don Pedro Joaquín Coldwell quien lleva la delantera en las descalificaciones cuando dice que AMLO se comporta igual que hace seis años, cuando lo que si es totalmente parecido es la reacción de algunos, no todos, los empresarios que conforman el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), con sede en el DF, o los de la Concanaco, la Concamin y los que están en la Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, mismos que, además de no pagar correctamente sus impuestos como lo han demostrado una y otra vez los legisladores del PT, afirman, sin investigaciones de ninguna índole de por medio, que los perredistas son los culpables de las agresiones a las tiendas Soriana.
Aquí si valdría la pena recordarles a todos esos empresarios que firman sendos desplegados que aparecen en los diarios de circulación en la capital de la República, que si alguien tiene práctica en la orquestación y actuación de grupos de choque son los tricolores, ni que decir de, por ejemplo, ese sindicato, la CROC, en los tiempos en los que era comandado por el difunto Juárez Blancas y que se significaba por ser eso, un brazo armado del priísmo listo para cualquier enfrentamiento, para armar camorras, para actuar en donde se necesitara violencia. Uno de los reproches que tuvo que enfrentar el tabasqueño se relacionó con la pasividad con la que algunos vieron su reacción ante los resultados del 2006. Consideraron un plantón insuficiente, es más de servicio al propio Calderón porque no se conformaban con lo que consideraron un orquestado fraude.
En el presente no ha habido violencia por parte de ninguno de los grupos de inconformes que pertenecen a la izquierda, como tampoco en el caso de los jóvenes. Se han seguido muy puntualmente todos los pasos que marca la Ley y, si en la aportación de acusaciones se presentan pruebas de culpabilidad, en esos mismos escritorios y ante las mismas cámaras pueden presentarse las de la defensa, pero todo apunta a que esta acción solamente pueden darla en el papel y con los calificativos que, por cierto, cada vez resultan más insultantes, lo que no hace sino demostrar desesperación, rabia, coraje, impotencia, y si nos atenemos al refrán: “la mujer del César no solamente debe ser honesta sino parecerlo”, los priístas estarían obligados a, en esta etapa postelectoral, convencer de su triunfo no sólo a esas autoridades en las que ya son pocos los que creen, sino a los principales: a los ciudadanos.
Las declaraciones a base de negaciones no ayudan sino todo lo contrario. Deben entender estos políticos del nuevo rostro que la credibilidad que portan está por los suelos y que si en verdad hicieron uso de instrumentos ajenos al convencimiento para conseguir votos, esa gente, ahora que ya defecó lo que le dieron, también los califica y obviamente no les concede que se expresen con verdad. Mientras existan tantas y tantas dudas y se lleven a cabo análisis en los que se prevé que habrá mano dura para poder obtener la legitimación y que aparejado a ello caerán cabezas y quien sabe que tantas y tantas predicciones de horror, se replegaran los del poder hacia el autoritarismo con acciones y reacciones inesperadas y que causarán daños aún mayores. Si es a esto último es a lo que le apuestan para no aclarar puntualmente cada acusación, perdidos estamos.

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