Las multimillonarias sangrías de Pemex
Revista ContaLínea
/Tercera parte
La nueva administración que tomará las riendas del país en
diciembre próximo encontrará a Petróleos Mexicanos (Pemex) como una
empresa que enfrenta una caída libre en sus niveles de producción de
crudo, y que también padece una notoria descapitalización y un desgaste
en su sistema operacional. Pemex se desangra por las millonarias
pérdidas anuales ocasionadas a sus finanzas por el increíble “extravío”
de más de 70 mil barriles diarios de petróleo, el robo a sus ductos y
cientos de litigios que ventila en cortes nacionales y extranjeras,
cuyos
fallos, en la mayoría de los casos, son en su contra.
fallos, en la mayoría de los casos, son en su contra.
Producto
de la negligencia de sus altos funcionarios pero también de la
corrupción de sus cuadros medios, los problemas colaterales que padece
la paraestatal son tan graves que ni siquiera la Procuraduría General de
la República (PGR) ha podido hacer frente a la innegable presencia de
grupos de la delincuencia organizada como el cártel de Sinaloa o Los
Zetas, en delitos tales como el robo de carros tanque o la ordeña de los ductos. Delitos que tan sólo en 2011 superaron los 3 mil millones de pesos.
Especialistas en la materia coinciden en que tan recurrentes
anomalías no pueden ser posibles sin la participación directa de
personal de operación, distribución, almacenamiento y ventas, siendo en
la mayoría de los casos funcionarios de segundo nivel, pues los altos
directivos de la paraestatal se reservan para ellos el manejo de
multimillonarios contratos que otorgan en la mayoría de las ocasiones a
empresas trasnacionales que, como sucede en el sector eléctrico, se han
ido adueñando de manera paulatina y silenciosa de las diversas áreas de
Pemex.
Una muestra de que tanto la PGR como la Policía Federal Preventiva
se han cruzado de brazos es que el jurídico de la paraestatal presentó,
de 2001 a 2011, 2 mil 611 denuncias por ordeña y tomas
clandestinas, de las cuales sólo 15 concluyeron en sentencia. Esto
demuestra el poco interés del gobierno federal por no privilegiar la
defensa del patrimonio de la empresa y el grado de complicidad que
guarda con los grupos delincuenciales que se allegan, año con año,
millonarios recursos mediante estos ilícitos.
Hace apenas unas semanas, un reporte emitido por la Comisión
Nacional de Hidrocarburos (CNH) alertó de otro problema de dimensiones
mayúsculas: el faltante, en los primeros cinco meses del año, nada menos
que de 70 mil barriles diarios de petróleo tanto del enviado al
extranjero como del distribuido por las refinerías de Cadereyta, Madero,
Salamanca, Tula y Minatitlán. Lo que representaba algo así como el 2.8
por ciento de la producción total, o el equivalente, de acuerdo con los
expertos, a la producción diaria del yacimiento de Chicontepec.
Si bien es cierto que en todos los estándares internacionales se
llegan a manejar márgenes de pérdidas, éstos suelen ser muy inferiores
al 1 por ciento de la producción total, pero como en México todo es
posible –en el sentido negativo, claro está– los niveles de pérdida no
bajan del 1.5 por ciento; por ejemplo en 2011, cuando las pérdidas
rondaron el 1.4 por ciento de la producción, los barriles “extraviados”
llegaron a las 35 mil unidades diarias.
Lo sospechoso es que a partir de abril pasado los “extravíos” casi
se duplicaron al llegar a un 3.2 por ciento de pérdidas; es decir, casi
81 mil barriles diarios que no aparecen por ningún lado, al menos en los
registros contables de los funcionarios de la paraestatal.
¿Los costos? Estiman los especialistas que si tomamos en cuenta un
promedio de 70 mil barriles diarios de pérdida, los mismos sumarían al
mes nada menos que 2 millones 100 barriles, cuyo valor se estima en unos
226 millones 884 dólares. Y si la aritmética no miente y la calculadora
no falla, la pérdida anual al patrimonio del país es de 2 mil 722
millones 608 mil dólares, que a un tipo de cambio de 13 pesos por dólar
nos daría un total de 35 mil 393 millones 904 pesos.
Es claro que de este gigantesco faltante los altos funcionarios de
Pemex no dicen nada como tampoco del saqueo por el robo de combustible.
Podemos imaginarnos cuántos proyectos de infraestructura médica o
educativa podrían financiarse con estas multimillonarias sangrías por
las cuales ni un sólo funcionario es sancionado por las operaciones de
este lucrativo cártel negro como ya ha sido bautizado por algunos
comunicadores.
De acuerdo con los expertos de la CNH, cuando se les ha llegado a
requerir explicaciones de los voluminosos faltantes a los responsables
de la subsidiaria Pemex Exploración y Producción, éstos argumentan que
se trata de niveles correspondientes a su “nivel de inventarios”. El
problema es que tales irregularidades rara vez salen a la luz pública y
menos son ventilados en los foros y estrados parlamentarios. Pues, dicho
de una manera clara y contundente, son multimillonarios fraudes a la
nación, debidamente legalizados. Y hasta justificados. No hay pues,
delito que perseguir. Aunque usted no lo crea.
Algo similar sucede con los cientos de demandas civiles, penales,
mercantiles o laborales que la paraestatal arrastra desde el gobierno de
Ernesto Zedillo y que se acrecentaron en el sexenio de Vicente Fox,
cuando, vale recordarlo, aparecía como abogado de Pemex, nada menos que
César Nava, uno de los hombres más cercanos a Felipe Calderón.
Anualmente, en sus erogaciones, la paraestatal destina importantes
recursos para pagarle a la infinidad de despachos que le representan en
sus litigios tanto nacionales como internacionales; tan sólo en
diciembre de 2011 se transfirieron al área jurídica de Pemex una reserva
de 8 mil 430 millones de pesos para asuntos locales y 8 millones 412
mil 697 dólares para los gastos de sus representantes en el extranjero. Y
al igual que como ha sucedido con los litigios de la Comisión Federal
de Electricidad, parece que los abogados y representantes jurídicos de
Pemex poco hacen por evitar que la empresa pague millonarias
indemnizaciones a sus demandantes, pese a que muchos de esos pleitos
contra la empresa fueron perfectamente conocidos en su momento por el
propio Felipe Calderón, cuando desempeñó el cargo de secretario de
Energía en el sexenio de Vicente Fox, y que le valió ser nada menos que
el presidente del Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos.
Durante su sexenio, por ejemplo, Pemex ha debido pagar a empresas
como el Consorcio Proyecto Cadereyta, aliada con la compañía coreana SK
Engineering y con la alemana Siemens, 311 millones 178 mil dólares, por
la supuesta reconfiguración de la Refinería Héctor Lara Sosa, de
Cadereyta, Nuevo León, cuyos trabajos nunca se concluyeron, operando la
planta sólo a una sexta parte de su capacidad total. No obstante, los
abogados de la paraestatal perdieron el pleito.
También la Corporación Mexicana de Mantenimiento Integral le ganó
una demanda a Pemex Exploración y Producción, por 293 millones de
dólares más otros 34 millones por intereses. Pero la lista es larga y
las pérdidas en este renglón, como se observa, también son millonarias.
Sangrías injustificables sobre las que habrá que trabajar el próximo
gobierno, a ver si es posible tapar o al menos subsanar las enormes filtraciones que presenta este barril sin fondo.
*Secretario general del Sindicato Nacional de Electricistas
Fuente: Contralínea 296
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