México: El sindicalismo combativo, contra los líderes venales y el gobierno que los apoya

Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)

1. Ayer la líder del PRI, Beatriz Paredes, pronunció un discurso, en el aniversario de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), defendiendo los derechos obreros y reiterando que su partido se opondrá a cualquier reforma laboral que lesiones los intereses de los trabajadores. Son tan bien hechos los discursos de los políticos que sólo quedaría aplaudirlos si no supiéramos el significado de la histórica demagogia que en México quiere decir engaño, espectacularidad, cinismo y desvergüenza. Dicen siempre: “defenderemos a los obreros hasta con la vida”; pero sólo hasta el momento en que llegan las negociaciones de aprobar una ley antiobrera, anticampesina, para aumentar impuestos o el IVA, a cambio de una gubernatura, tres senadurías o 10 diputaciones.

2. El PRI, como partido centrista, durante su vida ha sido maestro de la demagogia porque aprendió a moverse entre dos aguas: entre la socialdemocracia maromera y la derecha empresarial. Antes que naciera la CTM en 1936 era la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), fundada en 1918 y dirigida por Luis Morones, la que se encargaba de pastorear y someter a los obreros poniéndolos al servicio del gobierno mexicano. Nunca los obreros tuvieron la oportunidad de ser libres porque siempre las poderosas organizaciones oficiales los manipularon como querían; pero además, como la clase gobernante les creó leyes muy protectoras, las luchas independientes, muy minoritarias –con o sin represión- jamás pudieron representar una real alternativa

3. La CTM, la organización obrera más importante del país, cumplió ayer 74 de vida. Durante ese largo periodo ha sido encabezada por Lombardo Toledano, su fundador en 1936-1941 para entregársela luego a Fidel Velázquez que se mantuvo en la secretaría general 56 años (1941-97) –exceptuando el breve período de tres años de Fernando Amilpa (1947-1950). Velázquez fue la figura central de esa organización y al morir fue sustituido por el ex obrero electricista Leonardo Rodríguez Alcaine: 1997-2005 y por el burócrata abogado Joaquín Gamboa Pascoe que continúa en el cargo heredado. A pesar del funesto papel que para los obreros ha tenido la CTM y su dirigencia, por lo menos durante medio siglo fue puntal del presidencialismo mexicano.

4. A través de los años se han registrado movimiento obreros independientes que han salido a la calle a luchar contra el liderazgo en la CTM y demás lideres charros o traidores de sindicatos (“charros” son en México los líderes vendidos al gobierno). La realidad es que las batallas de los electricistas, ferrocarilleros, profesores, mineros, trabajadores universitarios, por más valiosas o heroicas que lograron ser siempre fueron fácilmente sometidas por el Estado por la represión y por su aislamiento. La CROM de 1918 a 1936 y la CTM de 1936 hasta la fecha siempre cumplieron como denunciadoras o represoras al servicio del gobierno en turno. Cuando el gobierno sintió que algunas organizaciones salían de la CTM –que llegó a agrupar a más de tres millones de obreros- decidió formar en 1970 un llamado Congreso del Trabajo para reaglutinar.

5. Si las palabras de la líder priísta no fueran la demagogia pura el gobierno no se atrevería a imponer ninguna reforma derechista de la ley del Trabajo porque tras la CTM, o a su lado, todos los trabajadores evitarían la desaparición de los contratos colectivos, de decenas de conquistas sindicales de padres y abuelos, del derecho de huelga, de estabilidad en el empleo y, sobre todo, del derecho de sindicalizarse. Una reforma a la ley del trabajo en beneficio de los empresarios (contratación individual, por días u horas y trabajo a destajo) que Fidel Velázquez de la CTM y el “monseñor” Carlos Abascal (presidente de los empresarios luego secretario del Trabajo) fueron confeccionando y acomodando de acuerdo al neoliberalismo entonces encabezado por el presidente Zedillo. Aunque la Ley no ha sido aprobada hace varios años que se aplica.

6. Con el PAN no hay bronca, puesto que los gobiernos de Fox y Calderón –como gobiernos empresariales- representan ese proyecto de reforma laboral privatizadora que tanto han dañado a los trabajadores; el problema es con esa demagogia priísta –muy parecida a la del PRD- que siempre busca quedar bien con los trabajadores mientras en los salones de Los Pinos, en San Lázaro o en las salas del Senado –dándoles las espaldas al pueblo- negocia con el gobierno reformas a cambio de sus equivalentes. La realidad es que esa reforma no debe pasar, no debe ser aprobada para legitimar los fuertes golpes a los trabajadores. Sin embargo no hay una fuerte oposición del sindicalismo independiente, sobre todo en estos meses que los electricistas, los mineros, los trabajadores de IMSS, han sido terriblemente violentados por el neofascismo.

7. Aunque los sindicatos no han sido la vanguardia de lucha contra el capitalismo, son organizaciones de masas que deben apoyarse porque representan a la colectividad de los trabajadores para defenderse de la explotación y la opresión. Luchar por fortalecer los sindicatos no es apoyar a sus líderes corruptos o charros; al contrario, es luchar contra ellos y toda su estructura para instalar la independencia y la participación horizontal y directa de los obreros en su organización. No permitamos que el PAN y el PRI impongan esa reforma reaccionaria a la Ley del Trabajo porque va a significar más sometimiento sindical, mayor explotación y más miseria. Nadie puede creer en las palabras de la líder del PRI porque seguramente después corrió a Los Pinos para negociar con el presidente más gubernaturas, senadurías o diputaciones a cambio.

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