Establecer prioridades

Isabel Dorado Auz / auz3@correom.uson.mx



Pudiéramos decir que lo único que esperamos de la “clase política” es que establezcan prioridades y actúen en consecuencia, aun y cuando dichas prioridades pudieran representar, en el papel, mayor descontento social. Al menos, tendríamos certidumbre del rumbo a seguir, esto es, de un franco apoyo o un total rechazo a las iniciativas de quienes dicen representarnos.
Vamos por partes. Si la prioridad es acabar con lo poco que queda del verdadero espíritu sindicalista, se entendería el proceder del poder público (presidencia espuria, congreso de la unión y suprema corte) en contra de la clase trabajadora que defiende lo poco que queda del artículo 123 de nuestra Constitución y lo que México ha acordado en los tratados internacionales en materia laboral. Ante una clase política corrupta al servicio del poder económico, la lucha obrera tendría que globalizarse para poder enfrentar el enorme poder corruptor de estas empresas y no seguir soñando con que obtendrán un respaldo honesto de las fracciones parlamentarias del PRI, PAN o el PRD-chuchista. Creo que tanto el SME como el sindicato minero han entendido muy bien esta situación y la victoria de sus luchas, hoy en día, depende más de la imagen internacional de nuestro país que de una verdadera voluntad política para resolver de fondo ambos problemas.
En materia de seguridad social, también es importante que hablen claro. Si la intención es lucrar con la salud de los trabajadores pues que siga la subrogación de las guarderías, que no se invierta en la seguridad laboral, no se atienda el reclamo de los mineros a partir de la tragedia en Pasta de Conchos, y se alarguen los periodos de jubilación. Todo sea para garantizarles una mayor ganancia al poder económico. Ante ello, el trabajador tendrá que empezar a tomar medidas y la huelga nacional, a la que no le han querido entrar la mayoría de los sindicatos que se dicen independientes, sería la única salida para contrarrestar estas medidas de la ultraderecha mexicana. Una vez más, el PRI, el PAN y el PRD-chuchista no ofrecen soluciones al respecto. No es fácil, lo sé, tomar una decisión tan importante, sobre todo, porque la huelga nacional nos llevaría a una confrontación mediática donde tanto TV Azteca como Televisa tienen el enorme poder de acabar con la reputación del líder más honesto; pero esa decisión no puede esperar.
En política internacional, ¿alguien sabe cuál es realmente la posición de México respecto a derechos humanos, democracia, terrorismo, contaminación ambiental, etc.? ¿Le preocupa, realmente, a la “clase política” comprometerse a fondo en este tipo de temas? En materia ambiental, por ejemplo, México no necesita de acuerdos internacionales para tratar de sanear nuestro medio ambiente interno, sólo sería necesario tomar las medidas correctas y no tratar de engañar a la comunidad internacional con programas como Pro árbol, que solo sirvieron para fomentar la corrupción y lucrar con esta noble causa. En materia de derechos humanos ni siquiera tenemos derecho a opinar cuando nuestras comisiones oficiales instituidas para velar por el cumplimiento de los mismos, han servido sólo para lavarles la imagen a quienes dicen gobernarnos. Algo similar ocurre en relación a la democracia, donde “nuestra clase política” perdió el derecho a opinar después de los dos grades fraudes de 1988 y 2006.
Se dice que la esperanza muere al último, y uno esperaría que una renovación de nuestra clase dirigente podría darnos un respiro, aunque eso necesariamente tiene que pasar por un verdadero enfrentamiento con quienes se han convertido en jueces de la opinión pública y que han demostrado un enorme poder de descalificación en contra de quienes busquen un mejor equilibrio en nuestro tejido social.
Sí, las televisoras son el gran lastre que arrastra nuestro país, máxime ahora que pasaron de ser fieles soldados del presidente en turno a verdaderos instrumentos del poder económico para contrarrestar las justas demandas de la clase trabajadora.

Fuente

Comentarios