El retorno de los vencidos
Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)
En algún lugar de la agenda presidencial, entre los fracasos y las obstinaciones, está marcado con el color del desconcierto el primer día en el declive del régimen; a partir de entonces, se desgasta paulatinamente la aureola del poder total y se enardecen las voces beligerantes de la venganza...
El castigo fue el factor determinante en las elecciones del 4 de Julio y sus secuelas son la reconfiguración del poder y el clima de represalia que impregna el ámbito político. El rotundo fracaso de la cruzada de Felipe contra el crimen organizado y la ineficiencia de las políticas públicas influyeron en los resultados electorales. Los pocos electores que acudieron a las urnas lo hicieron convencidos de hacer valer su rechazo al régimen actual y emitieron el voto de castigo.
En estas circunstancias resurge con fuerza la voz de los vencidos, ahora vencedores, con la firme determinación de exhibir los excesos, las carencias e impericias del Calderonismo. El tiempo restante del sexenio estará marcado con el mismo color de la beligerancia con que hace leña del árbol caído. En esta lógica vengativa, los legisladores que alguna aprobaron el cambio en el formato de la ceremonia del informe presidencial por considerarlo anacrónico y obsoleto, ahora pretenden una contra reforma y volver al formato anterior.
La modificación del formato evitó la incómoda confrontación del ejecutivo y el legislativo en el mismo recinto, eliminó cualquier posible interpelación ofensiva, reclamos de la macuarrencia opositora y reproches de la disidencia durante la lectura de la glosa del informe, marcó el final del besamanos, la foto y el baño de pueblo como protocolos oficiales instituidos durante el Priato. Pero aquella reforma también dio pauta a una ceremonia alterna en el ámbito exclusivo y excluyente del panismo rampante, inaugurando el protocolo de lisonjeo y genuflexión de la nueva aristocracia mexicana.
Y el insufrible desencuentro con el legislativo se sustituyó con una intensa campaña invasiva en los espacios de entretenimiento promoviendo los logros del sexenio en mensajes prefabricados en escenarios ficticios y situaciones inverosímiles.
Hoy por hoy, ante el declive del calderonismo en todos los ámbitos de su incompetencia, cuando los vencidos revirtieron la derrota se aprestan a cobrar la afrenta. Desafortunadamente para la ciudadanía, la venganza de los vencidos se conjura en el ámbito legal, donde las minorías deciden el futuro de las mayorías.
El vulgar manipuleo de la legislación para satisfacer resentimientos partidistas exhibe la inmadurez de la clase política; al dilapidar el carácter imparcial de las leyes en represalias iracundas retrocedemos a la época del absolutismo, que debimos haber abandonado hace muchos años y que resurge ahora, cuando se desgasta paulatinamente la aureola del poder total y se enardecen las voces beligerantes de la venganza…
Foto: México - Vestido de militar, el presidente Felipe Calderón rinde "tributo" a las Fuerzas Armadas. / Autor: LA JORNADA
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En algún lugar de la agenda presidencial, entre los fracasos y las obstinaciones, está marcado con el color del desconcierto el primer día en el declive del régimen; a partir de entonces, se desgasta paulatinamente la aureola del poder total y se enardecen las voces beligerantes de la venganza...
El castigo fue el factor determinante en las elecciones del 4 de Julio y sus secuelas son la reconfiguración del poder y el clima de represalia que impregna el ámbito político. El rotundo fracaso de la cruzada de Felipe contra el crimen organizado y la ineficiencia de las políticas públicas influyeron en los resultados electorales. Los pocos electores que acudieron a las urnas lo hicieron convencidos de hacer valer su rechazo al régimen actual y emitieron el voto de castigo.
En estas circunstancias resurge con fuerza la voz de los vencidos, ahora vencedores, con la firme determinación de exhibir los excesos, las carencias e impericias del Calderonismo. El tiempo restante del sexenio estará marcado con el mismo color de la beligerancia con que hace leña del árbol caído. En esta lógica vengativa, los legisladores que alguna aprobaron el cambio en el formato de la ceremonia del informe presidencial por considerarlo anacrónico y obsoleto, ahora pretenden una contra reforma y volver al formato anterior.
La modificación del formato evitó la incómoda confrontación del ejecutivo y el legislativo en el mismo recinto, eliminó cualquier posible interpelación ofensiva, reclamos de la macuarrencia opositora y reproches de la disidencia durante la lectura de la glosa del informe, marcó el final del besamanos, la foto y el baño de pueblo como protocolos oficiales instituidos durante el Priato. Pero aquella reforma también dio pauta a una ceremonia alterna en el ámbito exclusivo y excluyente del panismo rampante, inaugurando el protocolo de lisonjeo y genuflexión de la nueva aristocracia mexicana.
Y el insufrible desencuentro con el legislativo se sustituyó con una intensa campaña invasiva en los espacios de entretenimiento promoviendo los logros del sexenio en mensajes prefabricados en escenarios ficticios y situaciones inverosímiles.
Hoy por hoy, ante el declive del calderonismo en todos los ámbitos de su incompetencia, cuando los vencidos revirtieron la derrota se aprestan a cobrar la afrenta. Desafortunadamente para la ciudadanía, la venganza de los vencidos se conjura en el ámbito legal, donde las minorías deciden el futuro de las mayorías.
El vulgar manipuleo de la legislación para satisfacer resentimientos partidistas exhibe la inmadurez de la clase política; al dilapidar el carácter imparcial de las leyes en represalias iracundas retrocedemos a la época del absolutismo, que debimos haber abandonado hace muchos años y que resurge ahora, cuando se desgasta paulatinamente la aureola del poder total y se enardecen las voces beligerantes de la venganza…
Foto: México - Vestido de militar, el presidente Felipe Calderón rinde "tributo" a las Fuerzas Armadas. / Autor: LA JORNADA
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