Bursatilizar Pemex, obsesión de panistas

Miercoles 18 de mayo de 2011 / El Día Morelos


Martín Esparza Flores



Sin un ápice de cordura ni nacionalismo, el anuncio hecho en Nueva york por Felipe Calderón a la agencia de noticias Bloomberg, para vender acciones de Pemex como una “alternativa”, según su óptica, de sacar adelante las finanzas de la histórica paraestatal, debe conllevar a un profundo análisis referente a la millonaria evasión fiscal que su gobierno, como en su momento el de Fox, han permitido a los poderosos consorcios empresariales, dejando a Petróleos Mexicanos la gigantesca carga fiscal que ha terminado por deteriorar sus finanzas.
Pemex, contra lo que dice el presidente en el extranjero, sí es y ha sido una empresa rentable que bajo ninguna circunstancia debe ser entregada en charola de plata a los capitales nacionales y extranjeros, pues además de su valor histórico sigue conservando un invaluable valor estratégico para la soberanía de nuestro país.

Siendo oposición, los panistas criticaron hasta el hartazgo a los gobiernos del PRI, de saquear las finanzas de Pemex, impidiendo su fortalecimiento financiero, pero a diez años de haber tomado el poder, no sólo siguieron por el mismo camino sino que abusaron de dicha estrategia abonando a sus garrafales errores el haber perdido 800 mil barriles l día de la producción nacional, y dilapidar, sobre todo con Fox, los excedentes petroleros, calculados en unos cien mil millones de dólares, un billón de pesos.

¿Por qué los panistas no dicen nada de este saqueo a los recursos públicos?

Sencillamente porque las cifras hablan por sí mismas.

Según los propios informes de Pemex, que obvio, conoce perfectamente Calderón, han salido de sus finanzas hacia el gobierno federal, vía impuestos, en los cuatro años de la actual administración, unos 2,4 billones de pesos; es decir, que Pemex ha obtenido rendimientos del orden de 85 por ciento. ¿Cuáles perdidas?

Pero en contrasentido, y gracias a los privilegios fiscales otorgados a monopolios como Televisa, por citar uno de los más conocidos, el gobierno ha dejado de captar recursos, en los últimos cuatro años, unos 2,5 billones de pesos. De tal forma es que el pagano es Pemex, que así, y de manera indirecta, contribuye a que las finanzas del país no se hundan y los dueños del capital se enriquezcan con la complicidad de los panistas.

Calderón siguió pues la misma ruta de saqueo a Pemex que Fox, pero lo superó por un billón más, pues de acuerdo a las estimaciones de la paraestatal, en el mismo periodo –cuatro años-, el expresidente había cobrado a la empresa, impuestos por un billón 400 mil millones de pesos. Y como sostienen los economistas, ninguna empresa en el mundo aguanta una “depredación social” de esta magnitud.

Por supuesto que ni remotamente Calderón o algunos de sus neoliberales funcionarios, se atrevería en las actuales circunstancias políticas a aventarse la puntada nacionalista de hacer las reformas fiscales pertinentes para obligar a los grandes tiburones empresariales a pagar sus impuestos tal y como lo establece la ley.

Acción tan temeraria, colocaría al panismo al borde del precipicio sobre todo por los sondeos que los ubican a la zaga en las preferencias del electorado; mientras tanto, los mexicanos asalariados, los micro y pequeño empresarios son los que deben ayudar a Pemex a sacar a flote las finanzas públicas, pagando religiosamente sus impuestos.

Hay que resaltar que las declaraciones de Felipe Calderón trajeron consigo el natural efecto en cascada de los grupos empresariales del país que le pidieron en sendas reuniones, no solo bursatilizar a Pemex sino a todas las paraestatales aún vigentes, como el caso de CFE, de la que por cierto habría de preguntar a su director, Antonio Vivanco. ¿No que la empresa e Clase Mundial tiene finanzas sanas? ¿Entonces, para que necesita vender acciones?

Quién pagará algo de los platos rotos por Calderón, será sin duda el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, a quien miembros del Congreso sentarán en el banquillo de los acusados en los próximos días para que explique la reforma energética que Calderón no ha consultado en absoluto a los mexicanos, pero con bombo y platillo dio a conocer en los Estados Unidos.

Pemex, contra todo lo dicho por el mandatario panista, hay y para rato, sobre todo en espera de que cumpla su palabra iniciando la construcción de la nueva refinería en Tula, Hidalgo, proyecto que por cierto, lleva casi un año de retraso.

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