México: ¿Qué prefieres? Un Estado corrupto que reparta migajas o una iniciativa privada que se queda con todo
lunes 16 de mayo de 2011
Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. Los organismos cúpula del sector privado, aglutinados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), plantearon ayer viernes directamente al presidente panista Felipe Calderón que "bursatilice" (que ponga a la venta o en remate) cualquier empresa pública de México utilizando los fondos de pensiones y de seguros. En reunión privada con el mandatario en el Club de Industriales, los empresarios aplaudieron (rabiosamente) el anuncio sobre la venta de acciones de Pemex que Calderón Hinojosa hizo el martes pasado en Nueva York, pero le solicitaron que el mismo esquema se aplique para el resto de las empresas estatales (o paraestatales) y en principio consideraron la viabilidad de que Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) sea la "punta de lanza". ¿Cómo no aprovechar la “venta de garaje” que desesperadamente realiza Calderón si puede ser su última oportunidad?.
2. Hasta la década de los años setenta, es decir, hasta hace 40 años, en el país existían unas dos mil empresas estatales y paraestatales controladas por los gobiernos del PRI. La mayoría funcionaba con números rojos (con pérdida) pero también subsidiaban a los empresarios dándoles precios en fletes, electricidad y demás de regalo y servían para garantizar que los trabajadores no se vayan a la calle por las crisis y conserven sus ingresos; por eso se les llamaba empresas sociales. Las paraestatales fueron siempre odiadas y combatidas por los empresarios privados porque decían, “les hacían una competencia desleal”. La educación pública, el IMSS, sobre todo la Conasupo, los bancos, las empresas de electricidad, ferrocarriles, teléfonos y Pemex, fueron siempre motivo de propaganda calumniosa y de descrédito impulsada por los empresarios. Sólo pararon su campaña cuando se les empezó a vender todo.
3. Los gobiernos priístas que antes de 1982, es decir, antes que el neoliberalismo y la abierta privatización se impusiera con el gobierno de De la Madrid y sus sucesores, aún conservaban el discurso del “nacionalismo revolucionario”. Se cuidaban los gobiernos priístas de no identificarse abiertamente con los grandes empresarios y el clero porque se sentían herederos de la revolución mexicana. Pero a partir de 1982 la política priísta cambió radicalmente en beneficio del sector privado y –como dijo De la Madrid en su discurso: “El Estado comenzaría a devolver a la sociedad (léase empresarios) lo que le había quitado”. Entonces se devolvieron los bancos a los empresarios privados (que luego los vendieron a los extranjeros) y las otras mil 500 paraestatales fueron vendiéndose a los hombres más ricos del país. Los empresarios y clericales entraron abiertamente al gobierno.
4. Todo cambió en México. Los priístas comenzaron a ir a misa, a besarle el anillo al Papa, a arrodillarse frente a Televisa y a apoyar la alianza PRI-PAN. El PAN comenzó a decir que los priístas le estaban robando su viejo programa porque estaban privatizando las tierras ejidales, porque habían restablecido relaciones con el Vaticano y porque estaban regresando, al fin, las empresas a sus dueños privados de antes. Los panistas brincaban de alegría y festejaban porque cada día (sobre todo durante el gobierno de Salinas) el PAN recibía más subsidios y se le otorgaban más cargos en el gobierno vía elecciones. Los “nacionalistas revolucionarios” del PRI fueron hechos a un lado viéndose obligados a acercarse al PRD. La realidad es que en 1982 se inició una revolución política porque el PRI poco a poco le fue entregando el gobierno al PAN, a los empresarios y al clero.
5. No se si hoy los empresarios empiezan a escuchar “pasos en la azotea”; si empiezan a sentir que López Obrador, después de más de seis años de campaña política, pueda ser el nuevo presidente que llegue bloquearles magníficos negocios. No se si vean que su partido real como empresarios –el PAN- está despidiéndose del gobierno y sea necesario aprovechar su último año. Lo que sea, pero los empresarios no quieren más ninguna empresa pública (CFE, Pemex) y buscan que se las entreguen en la bolsa de valores por ese presidente funesto y privatizador (Calderón) que es además el provocador de 50 mil muertos por gobernar con las fuerzas armadas ocupando las calles del país. Mientras tanto la población ignora lo que sucede y no mueve un brazo para defenderse. ¿Qué le importa que el país se venda si en la iglesia le han enseñado que vino al mundo a sufrir?
6. El PAN –no puede olvidarse- nació en 1939 para luchar a favor de los intereses de los grandes empresarios privados contra el Estado (al que bautizaban falsamente de comunista). Fueron los hacendados terratenientes, la alta clerecía y los empresarios inversionistas ligados al capital extranjero, quienes fundaron el PAN en aquellos momentos del gobierno de Cárdenas recién había expropiado el petróleo (1938), nacionalizado los ferrocarriles (1937), expropiado tierras que transformó en ejidos (1937) y había creado la CTM (1936). El famoso fundador del PAN, el tal Gómez Marín, fue un empleado del gobierno del presidente Calles, participó en la creación de Banco de México y luego –siguiendo a Vasconcelos- se dio cuenta de que los empresa privada le ofrecía mejor carrera política. Así fue que en 1939, con los fascistas hitlerianos en México, se fundó el PAN.
7. El PRI fue gobierno desde que se fundó en 1929 y el PAN, hasta 1985, fue sólo un partido de presión que recibió grandes subsidios del PRI. Para asumir la Presidencia Salinas en 1988 –después del fraude contra Cárdenas- tuvo que negociar con el PAN, darle todo lo que pidió, hasta lograr la Presidencia en el año 2000. Así se aceleró la privatización de la economía, se establecieron estrechas relaciones con el Vaticano, se arrebataron las tierras ejidales a los campesinos y las empresas paraestatales y los bancos se vendieron a la empresa privada. El Estado y el gobierno se transformaron en un pequeño juguete en manos de los empresarios, los medios de información y el capital extranjero buscan ahora que las dos o tres empresas que aún cuentan con intervención estatal pasen ya definitivamente en manos privadas. ¿Y el pueblo? Sigue durmiendo arrullado por los medios.
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Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. Los organismos cúpula del sector privado, aglutinados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), plantearon ayer viernes directamente al presidente panista Felipe Calderón que "bursatilice" (que ponga a la venta o en remate) cualquier empresa pública de México utilizando los fondos de pensiones y de seguros. En reunión privada con el mandatario en el Club de Industriales, los empresarios aplaudieron (rabiosamente) el anuncio sobre la venta de acciones de Pemex que Calderón Hinojosa hizo el martes pasado en Nueva York, pero le solicitaron que el mismo esquema se aplique para el resto de las empresas estatales (o paraestatales) y en principio consideraron la viabilidad de que Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) sea la "punta de lanza". ¿Cómo no aprovechar la “venta de garaje” que desesperadamente realiza Calderón si puede ser su última oportunidad?.
2. Hasta la década de los años setenta, es decir, hasta hace 40 años, en el país existían unas dos mil empresas estatales y paraestatales controladas por los gobiernos del PRI. La mayoría funcionaba con números rojos (con pérdida) pero también subsidiaban a los empresarios dándoles precios en fletes, electricidad y demás de regalo y servían para garantizar que los trabajadores no se vayan a la calle por las crisis y conserven sus ingresos; por eso se les llamaba empresas sociales. Las paraestatales fueron siempre odiadas y combatidas por los empresarios privados porque decían, “les hacían una competencia desleal”. La educación pública, el IMSS, sobre todo la Conasupo, los bancos, las empresas de electricidad, ferrocarriles, teléfonos y Pemex, fueron siempre motivo de propaganda calumniosa y de descrédito impulsada por los empresarios. Sólo pararon su campaña cuando se les empezó a vender todo.
3. Los gobiernos priístas que antes de 1982, es decir, antes que el neoliberalismo y la abierta privatización se impusiera con el gobierno de De la Madrid y sus sucesores, aún conservaban el discurso del “nacionalismo revolucionario”. Se cuidaban los gobiernos priístas de no identificarse abiertamente con los grandes empresarios y el clero porque se sentían herederos de la revolución mexicana. Pero a partir de 1982 la política priísta cambió radicalmente en beneficio del sector privado y –como dijo De la Madrid en su discurso: “El Estado comenzaría a devolver a la sociedad (léase empresarios) lo que le había quitado”. Entonces se devolvieron los bancos a los empresarios privados (que luego los vendieron a los extranjeros) y las otras mil 500 paraestatales fueron vendiéndose a los hombres más ricos del país. Los empresarios y clericales entraron abiertamente al gobierno.
4. Todo cambió en México. Los priístas comenzaron a ir a misa, a besarle el anillo al Papa, a arrodillarse frente a Televisa y a apoyar la alianza PRI-PAN. El PAN comenzó a decir que los priístas le estaban robando su viejo programa porque estaban privatizando las tierras ejidales, porque habían restablecido relaciones con el Vaticano y porque estaban regresando, al fin, las empresas a sus dueños privados de antes. Los panistas brincaban de alegría y festejaban porque cada día (sobre todo durante el gobierno de Salinas) el PAN recibía más subsidios y se le otorgaban más cargos en el gobierno vía elecciones. Los “nacionalistas revolucionarios” del PRI fueron hechos a un lado viéndose obligados a acercarse al PRD. La realidad es que en 1982 se inició una revolución política porque el PRI poco a poco le fue entregando el gobierno al PAN, a los empresarios y al clero.
5. No se si hoy los empresarios empiezan a escuchar “pasos en la azotea”; si empiezan a sentir que López Obrador, después de más de seis años de campaña política, pueda ser el nuevo presidente que llegue bloquearles magníficos negocios. No se si vean que su partido real como empresarios –el PAN- está despidiéndose del gobierno y sea necesario aprovechar su último año. Lo que sea, pero los empresarios no quieren más ninguna empresa pública (CFE, Pemex) y buscan que se las entreguen en la bolsa de valores por ese presidente funesto y privatizador (Calderón) que es además el provocador de 50 mil muertos por gobernar con las fuerzas armadas ocupando las calles del país. Mientras tanto la población ignora lo que sucede y no mueve un brazo para defenderse. ¿Qué le importa que el país se venda si en la iglesia le han enseñado que vino al mundo a sufrir?
6. El PAN –no puede olvidarse- nació en 1939 para luchar a favor de los intereses de los grandes empresarios privados contra el Estado (al que bautizaban falsamente de comunista). Fueron los hacendados terratenientes, la alta clerecía y los empresarios inversionistas ligados al capital extranjero, quienes fundaron el PAN en aquellos momentos del gobierno de Cárdenas recién había expropiado el petróleo (1938), nacionalizado los ferrocarriles (1937), expropiado tierras que transformó en ejidos (1937) y había creado la CTM (1936). El famoso fundador del PAN, el tal Gómez Marín, fue un empleado del gobierno del presidente Calles, participó en la creación de Banco de México y luego –siguiendo a Vasconcelos- se dio cuenta de que los empresa privada le ofrecía mejor carrera política. Así fue que en 1939, con los fascistas hitlerianos en México, se fundó el PAN.
7. El PRI fue gobierno desde que se fundó en 1929 y el PAN, hasta 1985, fue sólo un partido de presión que recibió grandes subsidios del PRI. Para asumir la Presidencia Salinas en 1988 –después del fraude contra Cárdenas- tuvo que negociar con el PAN, darle todo lo que pidió, hasta lograr la Presidencia en el año 2000. Así se aceleró la privatización de la economía, se establecieron estrechas relaciones con el Vaticano, se arrebataron las tierras ejidales a los campesinos y las empresas paraestatales y los bancos se vendieron a la empresa privada. El Estado y el gobierno se transformaron en un pequeño juguete en manos de los empresarios, los medios de información y el capital extranjero buscan ahora que las dos o tres empresas que aún cuentan con intervención estatal pasen ya definitivamente en manos privadas. ¿Y el pueblo? Sigue durmiendo arrullado por los medios.
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