El Ángel de la Dependencia ataca de nuevo

La siniestra OCDE considera más útil que en lugar de subsidiar la gasolina ese dinero se destine a programas sociales
Humberto Musacchio*

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, afirma que la tasa cero en medicinas y alimentos beneficia a los hogares de mayores ingresos, juzga “ineficiente” el subsidio al precio de la gasolina y recomienda al gobierno mexicano “acelerar” el proceso para eliminarlo, todo según su Revisión económica de México 2011.

La siniestra OCDE considera más útil que en lugar de subsidiar la gasolina ese dinero se destine a programas de corte social, para entregar esos recursos “a grupos específicos de población” de manera condicionada, tal como sucede con Oportunidades.

El citado texto de la OCDE refleja el mundo ideal imaginado por los tecnócratas de ese organismo que encabeza José Ángel Gurría Treviño, quien por su entreguismo hacia Washington se ganó el mote de El Ángel de la Dependencia, pues a él se deben no pocas de las tropelías cometidas en los sexenios de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, a los que sirvió.

El citado informe miente sin rodeos. Es una falacia que los mexicanos recibamos gasolina subsidiada. Lejos de eso, por cada litro pagamos hasta diez veces su verdadero precio, inflado artificialmente por un régimen fiscal absurdo que exprime a los particulares y a las empresas para paliar la ineficiencia del gobierno mexicano en el cobro de impuestos. Gravar exageradamente un producto que no puede dejar de comprarse es la vía fácil para allegarse fondos, así sea a costa de la ruina de los hogares, de numerosos empresarios y del país entero.

Gurría tiene que sostener esa mentira porque él mismo recurrió a esa exacción infame, ciertamente llevada a extremos enfermizos por los gobiernos panistas, que no reparan en el daño que se ocasiona al gasto familiar y a la economía de los sectores productivos, como el transporte, la industria y una buena parte de los servicios.

Una verdad a medias —y por lo mismo mentira a medias— es que la exención de IVA en medicinas y alimentos favorezca sobre todo a los sectores de mayor ingreso. Por supuesto les beneficia, pero se trata de una fracción ínfima de la población frente a la inmensa mayoría de los hogares que tienen ingresos que dan grima. Si se gravan la comida y los medicamentos se causará, eso sí, un serio perjuicio a quienes de por sí ya sufren la incontenible alza de precios que amenaza con poner las tortillas a veinte pesos el kilo.

Es por lo menos extraño que la OCDE pida eliminar un subsidio inexistente como el de la gasolina y que, en cambio, proponga incrementar subsidios como los de Oportunidades. Hay que recordar el desgarramiento de vestiduras de la tecnocracia panista y priista cuando Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, echó a andar su amplio programa social, con ayuda a las madres solteras, uniformes y útiles escolares para los alumnos de primaria y secundaria, un amplio sistema de becas y la tarjeta de débito para personas de la tercera edad que reciben mensualmente algo así como medio salario mínimo.

Después de acusar a López Obrador de “populista”, “demagogo” y otras lindezas, el gobierno federal panista dio en imitar lo que hacía el perredista y lo mismo hicieron varios gobernadores panistas y priistas, quienes vieron en la entrega condicionada de estos subsidios un medio de control político. En cualquier caso, en un país signado por la pésima distribución del ingreso, nada tiene de reprobable restituir a los pobres algo de lo mucho que les quitaron las políticas económicas que han ahondado la pésima distribución del ingreso. ¿O sí?

*Periodista y autor de Milenios de México

hum_mus@hotmail.com
2011-05-19 00:00:00

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