“El docente debe creer más en sí mismo”

miércoles 14 de septiembre de 2011

María Florencia Forni (LA OPINION)

El sábado último el periodista y docente Andrés Sarlengo presentó en el Centro Social y Cultural “Estación Esperanza” su libro titulado “El crimen educativo”. Esa misma tarde LA OPINION dialogó con el autor acerca del tema de la publicación y de las posibles herramientas para vivir la educación como práctica de la libertad.

Con “El crimen educativo”, Sarlengo propone el desafío que deben asumir colectivamente las herramientas para que la educación sea como plantea Paulo Freire: una herramienta para la práctica de la libertad.

-¿Cómo surge el libro “El crimen educativo”?

-Recopilo algunos de los artículos periodísticos, editoriales específicamente, que escribo para un programa radial, Contrapuntos. Estos abarcan desde 2006 a 2010 y entre otras cosas tomo el caso de Pocho Leprati, que fue profesor de filosofía y Carlos Fuentealba; y temas que llevan a pensar, reflexionar acerca de las políticas educativas en Argentina. Lo que me lleva a pensar esto es mi propia práctica como docente, en una escuela especial.

-¿Cómo explicarías el título? ¿Cuál es el tema y la intención?

-Mi trabajo como docente y como periodista me hace ver que entre el Estado y las corporaciones, poco a poco van haciendo desaparecer lo público. En la dictadura hubo una desaparición forzosa de personas y creo que desde entonces ocurre una desaparición de lo público, que es lo común a todo, y por eso hablo de crimen. Hoy el discurso progresista de algunos sectores se mezcla con el mundo empresarial y poco a poco el sistema educativo termina siendo un sistema a favor del status quo.

-Si tuvieses que enumerar alguna conducta que el docente pueda concretar en su cotidianeidad, para sentir y hacer sentir a la educación como una herramienta de práctica de la libertad, ¿qué dirías?

-Que reflexione sobre lo que piensa, siente y hace y que crea más en sí mismo y no tanto en los expertos que dicen mucho acerca de cómo dar clases pero sin estar ellos en las aulas. Dar clases es un concepto de la pedagogía tradicional, que concibe la transmisión de contenidos “como porque sí”, esperando que el alumno repita no que piense. Pero desde el aula el docente tiene que pensar cómo enseña. No es lo mismo dar clases en una escuela primaria, que en una secundaria o en nivel terciario. Y acerca de la formación, hoy al docente se le piden más seminarios que el hecho de su trayectoria en las aulas.

-¿Cuándo fue publicado el libro y cuáles son las repercusiones hasta el momento?

-El libro fue presentado en mayo en un Profesorado en Venado Tuerto; ese día había muchas personas y muchos docentes, entonces se generó la discusión y el intercambio. Después lo fui presentando en varias localidades de la provincia de Santa Fe y también en una fábrica recuperada de Chilavert, en Lomas de Zamora y otras localidades de Buenos Aires. Y lo que sucede es que en cada lugar surgen perspectivas nuevas porque los docentes cuentan cosas desde sus propias experiencias. En general se ve un descontento por el vaciamiento de contenido, por la repetición de programas.

-Volviendo a las aulas, vos decís que el docente tiene que pensar sobre sí mismo, ¿no creés que a veces se deshumanizan algunas situaciones?

-Creo que hay un proceso de deshumanización en las aulas y mucho tiene que ver el modo en el que el Estado fue dejando desamparado a los docentes y a los pibes. Entonces se producen situaciones de violencia generalizada, donde es muy difícil educar a un chico que llega al aula con problemas sociales.

Fuenten

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