Crece la marcha de padres de jóvenes en Chihuahua
Rubén Villalpando
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 18 de enero de 2013, p. 37
Viernes 18 de enero de 2013, p. 37
Ciudad Juárez, Chih., 17 de enero. Cuatro
padres de mujeres desaparecidas se sumaron a la Marcha por la vida y
justicia, que partió el martes de Ciudad Juárez. Ahora 10 personas
caminan hacia la capital de Chihuahua en demanda de que las autoridades
entreguen los restos de sus familiares que hayan sido identificados y
aceleren las pesquisas.
La tarde del miércoles, más de 40 simpatizantes se sumaron a la
marcha, entre ellos activistas del movimiento #YoSoy132. Cuando estaban a
tres kilómetros de Villa Ahumada, el alcalde priísta Fernando Vázquez
Ramírez les ofreció albergue en las instalaciones del DIF, donde
pernoctaron.A las 8 horas de este jueves colocaron una cruz y continuaron su marcha. El edil les regaló comida y café.
Francisca Galván, abogada de las madres, informó que la noche del miércoles los manifestantes decidieron turnarse para caminar, pues el frío (hasta ocho grados bajo cero) los ha afectado.
No más fiscalías
Apoyado en su bastón, Ricardo Alanís Santos es uno de los
cuatro que se incorporó a la marcha. Su esposa, Olga Esparza, no pudo;
son padres de Mónica Janeth Alanís Esparza, alumna de administración de
la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, desaparecida el 26 de marzo de
2009.
Ya no queremos más fosas clandestinas con cuerpos de mujeres, no más fiscalías; queremos a nuestras hijas, que las busquen y nos las entreguen, que cumplan con su trabajo, dijo Alanís.
Consuelo López, mamá de Griselda Morúa López, dijo que su hija, de 16 años de edad, salió el 13 de abril para hacer un pago en una tienda Soriana y desapareció.
Recordó que presentó denuncia en la Fiscalía General del
Estado (FGE), Zona Norte; “seis meses después algunas personas vieron a
mi hija en un bar, con el pelo pintado de otro color, con diferente
forma de ceja y maquillaje.
“Fui al bar, vi a mi hija, y ella de inmediato me reconoció, pero me hizo señas, aterrorizada, de que me fuera. Tenía miedo de que algo me pasara. Fui a la fiscalía, pero no hicieron nada. Después cerraron el bar, pues ejecutaron al propietario, y no volví a ver a mi niña. La tienen secuestrada”.
Ricardo Jaramillo Vela, director de servicios periciales de la Fiscalía General del Estado, dijo que en 2012 se encontraros restos de 23 mujeres en el arroyo Del Navajo, en el Valle de Juárez. Los de siete han sido entregados a sus familias y los 16 continúan en estudio.
Dijo que los restos de ocho personas serán enviados a otros laboratorios, pues el nivel de degradación dificulta la obtención de muestras de ADN.
Los huesos de cuatro personas se encuentran en etapa de pruebas genéticas; en dos casos ya se obtuvo ADN, pero como las familias rechazaron los resultados las muestras se enviarán a otro laboratorio para corroborar los resultados.
En dos casos se dispone de información genética, pero no coincide con los perfiles que posee la FGE, por lo que pudiera tratarse de mujeres que no radicaban en Ciudad Juárez.
Fuente
“Fui al bar, vi a mi hija, y ella de inmediato me reconoció, pero me hizo señas, aterrorizada, de que me fuera. Tenía miedo de que algo me pasara. Fui a la fiscalía, pero no hicieron nada. Después cerraron el bar, pues ejecutaron al propietario, y no volví a ver a mi niña. La tienen secuestrada”.
Ricardo Jaramillo Vela, director de servicios periciales de la Fiscalía General del Estado, dijo que en 2012 se encontraros restos de 23 mujeres en el arroyo Del Navajo, en el Valle de Juárez. Los de siete han sido entregados a sus familias y los 16 continúan en estudio.
Dijo que los restos de ocho personas serán enviados a otros laboratorios, pues el nivel de degradación dificulta la obtención de muestras de ADN.
Los huesos de cuatro personas se encuentran en etapa de pruebas genéticas; en dos casos ya se obtuvo ADN, pero como las familias rechazaron los resultados las muestras se enviarán a otro laboratorio para corroborar los resultados.
En dos casos se dispone de información genética, pero no coincide con los perfiles que posee la FGE, por lo que pudiera tratarse de mujeres que no radicaban en Ciudad Juárez.
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