SuperISSSTE: desmantelamiento, fraude y desfalco millonarios
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El sistema SuperISSSTE fue casi desmantelado durante la administración anterior. En 4 años registró pérdidas por 7 mil 500 millones de pesos y el cierre del 76 por ciento de sus tiendas. Además, fue usado masivamente para que privados triangularan ventas a dependencias de gobierno sin procesos de licitación.

Documentos internos del SuperISSSTE dan 
cuenta de fraudes en favor de privados, pérdidas millonarias por 
ineficiencia, faltantes en inventarios y simulación de compraventas. La 
institución perdió entre 2013 y 2017 alrededor de 7 mil 500 millones 
pesos, por lo que ya “resulta económicamente inviable”.
No se trata sólo del masivo cierre de 
tiendas y de una administración ineficiente. También se convirtió en un 
sistema fraudulento con el que empresas privadas evaden la ley, pues lo 
utilizan para colocar sus productos –casi siempre con sobreprecios– en 
dependencias gubernamentales sin pasar por procesos de licitación ni por
 la evaluación de sus mercancías.
En 2017 el SuperISSSTE reportó ingresos 
por 1 mil 40 millones de pesos, pero más del 80 por ciento correspondió a
 ventas que realizó a entidades y dependencias de la administración 
pública federal, principalmente al propio Instituto de Seguridad y 
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Comisión 
Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la 
Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. Sólo menos del 
20 por ciento de sus ventas se realizó al público en general, no 
obstante que este sistema fue creado para establecer tiendas a bajo 
precio en beneficio de los trabajadores y sus familias.

Además, para hacer frente a los 
contratos con las entidades de la administración pública federal, el 
SuperISSSTE subcontrató el ciento por ciento de los bienes con empresas 
privadas. Es decir, todo lo que vendió a entidades gubernamentales –más 
de 800 millones sólo en 2017– lo adquirió de privados para trasladarlos a
 las dependencias compradoras. Documentos internos señalan que la 
mayoría de los bienes ni siquiera pasaron por las bodegas del 
SuperISSSTE: de los almacenes privados se trasladaron directamente a los
 depósitos de las entidades señaladas.
Las indagaciones –que se llevan a cabo 
desde el año pasado–  arrojan que se utilizó a este sistema de tiendas 
como intermediario para que privados evadieran las disposiciones 
normativas en materia de adquisiciones. Es decir, funcionarios y 
privados simularon que el ISSSTE, la Cofepris y la Secretaría de 
Seguridad Púbica adquirían bienes y servicios al SuperISSSTE cuando en 
realidad lo adquirían a empresas privadas sin proceso de licitación de 
por medio.
Entre 2012 y 2015 –el primer trienio del
 sexenio de Enrique Peña Nieto– el director del ISSSTE fue Sebastián 
Lerdo de Tejada Covarrubias. Le sucedió por unos meses Luis Antonio 
Godina Herera. Entre 2015 y 2018 el Instituto estuvo a cargo de José 
Reyes Baeza Terrazas. El director de SuperISSSTE fue durante el sexenio 
pasado Luis Alonso Reza Olivas.
El actual director de SuperISSSTE, 
Roberto Revilla Ostos, fungía como director de Pemex Logística en 2017, 
luego se quedó como encargado del despacho de la Dirección General de la
 petrolera por unos meses. Se hizo cargo del sistema de tiendas del 
ISSSTE desde la llegada –con el nuevo gobierno– de Luis Antonio Ramírez 
Pineda al frente de Instituto.
La Cofepris fue encabezada por Mikel 
Arriola entre 2011 y 2016. En el cargo le sucedió, por 2 años, Julio 
Salvador Sánchez y Tépoz. Y desde 2018 el comisionado federal es José 
Alonso Nivelo Baeza.
Con respecto de la Secretaría de 
Seguridad Pública de la Ciudad de México, entre 2012 y 2014 estuvo en 
cabezada por Jesús Rodríguez Almeida. Y de 2014 a 2018, por Hiram 
Almeida Estrada.
El SuperISSSTE reportó ventas por 1 mil 
40 millones de pesos en 2017, señalan documentos internos. De tal cifra,
 alrededor de 835 millones (el 80.3 por ciento) fueron ventas a 
entidades y dependencias del gobierno. Mientras, 205 millones (el 19.7 
por ciento) correspondió a ventas al público en general.
En sus ventas a las dependencias, el 
SuperISSSTE vendió incluso productos que no forman parte de su objetivo.
 Todos estos productos los adquirió a privados y los entregó después a 
las dependencias gubernamentales. Por ello, documentos internos de la 
institución señalan que con esta práctica se utilizó a este sistema de 
tiendas para que empresas privadas evadieran la Ley de Adquisiciones 
Arrendamientos y Servicios del Sector Público.
Entre los productos que el SuperISSSTE 
compró a privados para luego venderlos a dependencias como la Cofepris 
la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México y el propio 
ISSSTE son: uniformes, equipos de laboratorio, sustancias y productos 
químicos, ropa quirúrgica y, entre otros, equipo de administración. 
Además, algunos de estos productos fueron vendidos con sobreprecio de 
hasta 7 mil por ciento.
Resulta un esquema parecido al que 
utilizaron otras empresas con universidades públicas para colocar 
productos y servicios evadiendo los procesos de licitación.

Pero también se investigan otras 
irregularidades que ocurrieron sólo de 2017. El SuperISSSTE registra 
como “faltantes en inventarios” bienes por un monto superior a los 390 
millones de pesos. Además, el registro de un saldo a favor por 130 
millones no cuenta con soporte documental para lograr que esa cantidad 
se cobre a sus clientes.
Asimismo, el gobierno federal debió 
entregar apoyos al SuperISSSTE entre 2013 y 2017 por más de 6 mil 500 
millones de pesos para resarcir las pérdidas registradas por más de 7 
mil 500 millones.
Y, en entre otras anomalías de las que 
dan cuenta documentos internos, realizó operaciones por 835 millones de 
pesos en 2017 desde una tienda virtual, cuando la ley no le faculta para
 ello.
El SuperISSSTE es un sistema de tiendas y
 farmacias que opera como una unidad desconcentrada del ISSSTE. Fue 
creado en 1995, aunque opera con su nombre actual desde 2009.

Según el artículo 69 del Estatuto 
Orgánico del ISSSTE, el SuperISSSTE tiene por objeto “planear, 
administrar y realizar los programas y servicios de apoyo para que los 
derechohabientes y la ciudadanía adquieran productos básicos y de 
consumo en las tiendas que para el efecto existen, para que el Instituto
 cumpla  lo establecido en el Artículo 123 […] de la Constitución 
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dispone el establecimiento
 de tiendas económicas para el beneficio de los trabajadores y sus 
familiares”.
Desde 2015 el ISSSTE aprobó el cierre de 224 tiendas. Sólo operan desde entonces 70 unidades de venta.
Zósimo CamachoFuente
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