PostCovid-19, el riesgo de ingobernabilidad en México
La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 ha hecho sinergia con problemas económicos, políticos, de inseguridad, de infraestructura de salud. Un coctel que puede generar ingobernabilidad en el país, advierten expertos en seguridad. Sobre todo por el conflicto entre el gobierno federal y gobiernos estatales de oposición
Si bien la pandemia de Covid-19 es
global, la falta de un sistema de salud adecuado en México ha afectado
los recursos humanos requeridos. En ese contexto, la escasez creciente
de recursos económicos y una visión de futuro limitado han alterado la
vida de la sociedad y el gobierno, sumado a problemas previos a la
pandemia, pueden provocar un clima ingobernabilidad, asegura el doctor
Emilio Vizarretea Rosales.
“Las consecuencias trágicas del
coronavirus en México: caída del empleo, caída de los ingresos fiscales,
caída de ingresos petroleros, recesión económica y conflictos sociales y
políticos, podrán a prueba los alcances y límites de la
gobernabilidad”, señala el catedrático de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
“La crisis de salud se vinculó a la
inercia que venía de una crisis económica-financiera, de seguridad, de
petróleo y de confianza social. Las prioridades gubernamentales chocaron
con la salud y se perdió un tiempo fundamental en la atención de la
pandemia”, destaca el académico, autor del libro Poder y Seguridad Nacional, publicado por el Centro de Estudios Superiores Navales.
A ello se suman conflictos políticos
entre el gobierno federal y los gobiernos estatales, quienes han
planteado la revisión del pacto fiscal, debido a la inexistencia de un
programa de apoyo para sus actividades locales, en particular los
referentes a salud, empleo y obras en proceso.
“Esta situación ha generado falta de
coordinación en la atención a la población que está siendo contagiada
por la Covid-19 y que tiene problemas agregados ante la falta de
actividades laborales y productivas”, destaca Vizarretea Rosales.
Otro factor de inestabilidad es el
acuerdo inexistente entre los tres niveles de gobierno y entre los tres
poderes de la Unión, con el respaldo a los sectores sociales y
productivos, es una necesidad fundamental para disminuir el impacto de
la crisis de salud y económica actual de la pandemia, argumenta.
Aclara que las posiciones dentro del
gobierno, en particular en el Poder Ejecutivo, no son homogéneas y en
algunas cuestiones son contradictorias. Por ejemplo: mítines contra
quédate en casa; salgan, dénse abrazos contra sana distancia; estamos
preparados desde hace meses contra no tenemos infraestructura médica ni
personal de salud suficiente; hay recursos contra descuentos a
servidores públicos y cero aguinaldo, entre otras.
Paralelamente, dice en entrevista, la
inseguridad pública, producto de un empoderamiento de la delincuencia
organizada, sigue en ascenso con mayor número de muertes, violencia,
delitos dolosos y feminicidios.
Los principales cárteles –del Noroeste,
de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación– en sus áreas de control e
influencia reparten despensas con la aquiesencia de la población en
pobreza extrema y la ausencia de autoridad, situación que incrementa su
influencia, su control territorial y social, y una posible intervención
en los futuros comicios de 2021.
Apunta que el sector educativo ha sido
uno de los más afectados por la pandemia, y aunque el gobierno mantiene
la intención de que no se pierda el año escolar, considera que la
calidad educativa disminuirá sensiblemente.
La realización de actividades académicas
por la vía digital o virtual ha sido complicada para el nivel escolar
básico y medio, pues no existen los elementos tecnológicos suficientes
en las instituciones educativas, ni la preparación y disposición
necesarios en los docentes, ni recursos en todos los hogares o la
disciplina familiar para apoyar a los estudiantes.
El catedrático de la UNAM critica que, a
pesar de los estragos de la pandemia, el gobierno no actúa aún bajo el
modelo de riesgos y amenazas a la seguridad nacional, contenidos en la Agenda Nacional de Riesgos (ANR).
“La prevención y la disuasión
–contenidos en la ANR– fueron superadas por un sentido tradicional
burocrático, con un discurso público fuera de tono, que llevó a perder
el sentido de oportunidad ante la crisis. Se buscó evitar pánico social,
así como imponer medidas de control que mostraron la ausencia de un
plan emergente”, sostiene.
El catedrático expone que, ante este
panorama, la posibilidad de construir una política de Estado y readecuar
el Plan de Seguridad Nacional en México es fundamental, para la unidad
nacional, donde el gobierno es el primer respondiente, es una necesidad
vital para el país.
Aseguró que en el Programa de Seguridad
Nacional que en breve verá la luz pública la palabra fuerte es
resiliencia, que incluirá redistribución de la riqueza, fiscalidad más
justa, reforzar el Estado de bienestar; revalorar oficios discriminados,
como niñeras, asistentes y trabajadores sociales, sirvientes,
cuidadores de ancianos “y quizás se observe que los profesores y las
enfermeras son más valiosos que los banqueros de inversión y los
gestores de fondos especulativos”.
Los retos de seguridad nacional
vinculados con la agenda de salud pública también pueden ser generados
por condiciones de vulnerabilidad de carácter interno: en el
ámbito urbano e industrial existe un incremento importante en la
movilización y transporte de grandes cantidades de materiales tóxicos y
peligrosos, pueden convertirse en factor de riesgo para los
asentamientos humanos que rodean a centros industriales.
Es necesario considerar la posibilidad
de que actores no estatales busquen poner en riesgo la seguridad de
instalaciones vitales como el Sistema Nacional de Salud, como sucedería
en el caso de ataques a las fuentes de abastecimiento de agua u otros
actos dirigidos contra instalaciones estratégicas en medio de la
pandemia.
En ese sentido, Vizarretea Rosales
plantea que el Estado mexicano debe aspirar a fortalecer la capacidad
institucional necesaria para hacer frente a contingencias sanitarias y
epidemiológicas bajo condiciones de desastre. Propósito que debe ser
acompañado por un sólido programa de inversión para la investigación y
la prevención de enfermedades.
“A los esfuerzos nacionales en la
materia, deberá sumarse la colaboración internacional como parte de
una política permanente de intercambio de información que permita
identificar y prevenir amenazas específicas, contribuyendo así a reducir
la morbilidad y mortalidad generadas por enfermedades transmisibles
epidemiológicas”, subraya.
Se requiere que el gobierno federal y de
los estados actúen más coordinadamente en lo nacional y local, con
ambición de resolver. De otra manera, se afectará el ahorro, las
pensiones y el bienestar de la población. “Urge una renta básica o una
forma de distribución similar que dé protección y calma a la gente en
tiempos de emergencia”, enfatiza.
Vizarretea Rosales asegura que, si bien
México va en la tercera fase de la pandemia, a la espera pronto la
cuarta y la quinta etapas de su evolución, refleja un escenario poco
optimista, sobre todo ante la situación crítica del sistema de salud y
la escasez de recursos suficientes para atenderla desde el lado del
gobierno.
Y es que, dice, bajo condiciones de
desastre, el número de riesgos sanitarios suele elevarse, permitiendo la
configuración de brotes epidemiológicos que pueden extenderse con
rapidez en aquellas zonas donde los servicios públicos y la
infraestructura de salud han sido destruidos.
Los problemas en conjunto han devenido
un riesgo y una amenaza a la seguridad nacional de los países del mundo.
“El desafío es global pero las acciones son locales, por lo que en
México habrá que hacer un esfuerzo de participación internacional”,
destaca.
El mundo postpandemia no será igual y
México tampoco. En todos los campos o expresiones del poder nacional de
cada Estado, en cada individuo hay una resonancia darwiniana en el
ambiente: No sobrevive el más inteligente o el más fuerte, sino el que
mejor se adapta”, sentencia.
Más pobreza y tensiones sociales
México no ha estado exento de críticas
internacionales, no solamente por el colapso de las instituciones de
salud sino también porque el modelo mexicano probablemente esté
sub-registrando el número de contagios y de fallecimientos, asegura por
su parte Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, coordinador académico del
Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia.
Los datos para México son terribles,
además de la pandemia, la recesión económica, la inactividad económica,
se prevé que puedan caer en pobreza y en pobreza extrema cerca de 2.5 y 4
millones de mexicanos, respectivamente; “eso va a agravar la situación
de tensiones sociales en el país”, alerta el experto en seguridad
nacional y Fuerzas Armadas.
Sánchez de Lara matiza respecto del
fenómeno de la pobreza endémico del país: “obviamente está medido, la
pobreza no causa violencia ni criminalidad, pero sí las desigualdades y
sobre todo en zonas urbanas, donde la desigualdad de la pobreza es más
lacerante que en zonas rurales”.
El catedrático de la Universidad de las
Américas de Puebla (UDLA) sostiene que en México, gobiernos locales se
han estado saltando las medidas del gobierno federal, con políticas,
decretos de estado de emergencia, alertas y medidas de excepción.
Y es que, dice Sánchez de Lara,
probablemente desde la Segunda Guerra Mundial o desde las décadas de
1960 y 1970 en el mundo no veíamos decretos de estado de emergencia,
cierre de fronteras, cancelación de vuelos, restricción de movilidad,
excarcelamiento de presos.Agenda Nacional de Riesgos, formulismo
Para el catedrático de la UDLA, la
pandemia obligará al Estado mexicano a repensar y replantear su agenda
nacional de riesgos, la cual incluye a las pandemias como una de las
principales amenazas a la seguridad nacional.
Sin embargo, ante de la crisis sobre
algunos tópicos en el manejo de la pandemia, el especialista en política
públicas cuestiona: ¿qué ha ocurrido, solo es un formulismo la
elaboración de esa agenda de riesgos?
Enfatiza que las agendas de riesgo van
cambiando “y una buena agenda de riesgos se debe de actualizar al menos
dos veces por año y presentarse al consejo de seguridad nacional del
país, a instancias legislativas, a comités de inteligencia o de
seguridad nacional”.
Y es que, a 18 meses del gobierno del
presidente Andrés Manuel López Obrador, no se ha hecho público la agenda
de riesgos a la seguridad nacional e instituciones del Estado, tarea
que otrora realizada el extinto Centro de Investigación y Seguridad
Nacional, hoy Centro Nacional de Inteligencia.
Empero, considera que seguramente las
pandemias estarán en las agendas de riesgo de los países los próximos
años para después, “cuando se encuentren las vacunas contra el
coronavirus volverán a bajar”. “Así son las agendas de riesgo”.
Ante los problemas de fortaleza
institucional de las áreas de salud del gobierno mexicano, las Fuerzas
Armadas han tenido que salir en auxilio de las políticas sanitarias en
muchas áreas multidimensionales, argumenta el investigador de la UDLA,
en su análisis Las Fuerzas Armadas de México frente a la pandemia Covid-19, publicado por el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú (mayo 2020).
“La pandemia de Covid-19 claramente está
siendo manejada como una amenaza a la seguridad nacional. En este
sentido, las Fuerzas Armadas son de las pocas instituciones del Estado
mexicano que están recibiendo recursos adicionales dentro de la política
de austeridad anunciada por el presidente” López Obrador, destaca el
catedrático.
Sin embargo, advierte que los retos para
las instituciones militares son mayores que los que se pueden
vislumbrar en medio de esta crisis. “Es fundamental que las secretarías
militares gestionen los impactos negativos sobre sus instituciones, por
ejemplo: las bajas mortales de efectivos operativos y de salud
militares, gastos extraordinarios no previstos y costos políticos
compartidos de las decisiones tomadas al interior del gabinete”.
Expresa que las Fuerzas Armadas no han
sido requeridas, de manera auxiliar, para atender ningún escenario de
estado de excepción para decretar la suspensión de derechos. Sin
embargo, es poco probable que el actual gobierno utilice la fuerza
militar para controlar situaciones no deseadas de violencia producto de
esta crisis pandémica.
En caso de que se puedan complicar los
escenarios de incumplimiento a los ordenamientos gubernamentales para
atender esta crisis, será la Guardia Nacional quien apoye a las
instituciones policiales locales de gobierno.
Sánchez de Lara subraya que México no es
la excepción en el mundo, en el uso de sus fuerzas militares, para
atender este tipo de amenazas multidimensionales a la seguridad
nacional.
Enumera las características de las
Fuerzas Armadas, -que no tienen otras instituciones civiles: capacidad
de planeación y soporte logístico-: coordinación con todos los niveles
de gobierno, recursos humanos disciplinados, instalaciones físicas y
capacidad de despliegue en todo el territorio, facultad de ejercicio de
presupuestos en caso de seguridad nacional y personal e instalaciones
médicas de primer nivel.
Era inminente que las instituciones
militares auxiliaran a las civiles en el manejo de las políticas de
gestión de la crisis proyectada por la expansión de esta pandemia, en la
que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dividió en tres fases
su participación: preventiva, auxilio y recuperación.
Fase preventiva, activación del Plan
DN-III-E a nivel nacional con especial énfasis en la coordinación con
autoridades estatales y municipales, y todos los niveles de autoridades
de salud. Fase de auxilio, activación y empleo de las instalaciones
hospitalarias militares, unidades operativas adaptadas y hospitales
pertenecientes al sector salud. Y fase de recuperación, cuando se
determine que la crisis pandémica terminó, limpieza y desinfección de
instalaciones hospitalarias, equipo especializado, vehículos y artículos
empleados en la emergencia.
El especialista en políticas públicas
elaboró una tabla de seis medidas gubernamentales con las que considera
posible enfrentar las amenazas este 2020, que son, dijo, entre un 70 y
80 por ciento, medidas que están tomando los países del mundo.
El catedrático Sánchez de Lara
reflexiona cómo va a afectar la pandemia al gobierno de López Obrador en
temas como economía, migración, y su impacto en las elecciones del
2021.
“En México sí le va a impactar de manera
negativa al gobierno de López Obrador la pandemia, sin lugar a dudas,
por el tema de la economía. Unos 10 millones de mexicanos de clase media
afectadísimos por el coronavirus, ya no van a salir a votar de nuevo
por el gobierno de López Obrador. El partido del gobierno que lo llevó
está en los niveles más bajos, cerca del 18 por ciento, aunque el
presidente todavía tiene márgenes de confiabilidad de opinión pública
magníficos”.
En este escenario será el partido de
derecha el que más atraiga votos de la clase media, enojada porque no
hubo un paquete de rescate importante para las empresas medianas y
pequeñas, va a haber una caída en la medición de la confianza a las
instituciones, sobre todo sociales y al gobierno.
Cuestiona que no se haya acortado el
flujo de migrantes, ni siquiera en cantidad tomando en cuenta que
nuestras fronteras están cerradas y sobre todo en una actividad en la
que está implicado el crimen organizado.
La oficina de Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito está muy preocupada sobre la relación de la Covid con
el tema del tráfico de personas, en el que Estados Unidos presiona a
México y a los países centroamericanos, a pesar de que migrantes no
pueden traer la Covid a México, al contrario, se podrían infectar aquí y
regresar a sus países de origen con el coronavirus.
Finalmente, Sánchez de Lara considera
que después del periodo álgido de la pandemia todas las instituciones
civiles y militares, “pasaremos por el escrutinio de cómo reaccionamos,
cómo manejamos la crisis, y estas (tabla) son algunas de las variables
que serán estudiadas y por las que se evaluará a las instituciones de
sanidad, de seguridad, de justicia, militares y a la cancillería”.
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