Rumbo al 2012

Domingo, 18 de Julio de 2010 00:00
Escrito por Rafael Cordera Campos El 2012 está a la vista. Pasaron las elecciones federales recientes y la mira tanto de partidos como de políticos ya se instaló en lo que va a pasar en el año de las elecciones por la presidencia.
Algunos todavía van a seguir discutiendo la perspectiva de las alianzas entre partidos de izquierda y derecha, en particular la que se refiere a las que se realizarán el año que entra en el estado de México.
Pero no hay duda que a estas alturas lo que pesa más en todos es ya la elección presidencial.
Cómo estarán las cosas que algunos articulistas y columnistas ya han estado señalando que llegó la hora de hacer el balance del sexenio actual. Sus saldos en política económica y social, en materia de seguridad pública y ciudadana, en el que corresponde a las relaciones con el exterior y un largo y variado etcétera. E insisten en el fracaso rotundo del gobierno.
Creo que es cierto que ya se puede iniciar dicho balance y no es difícil pensar que al presidente Calderón le queda poco por hacer o lograr. A pesar de las elecciones del 4 de julio, la correlación de fuerzas en el nivel federal, en el Congreso de la Unión por ejemplo, no ha variado.
Y las relaciones del gobierno con el PRI no han quedado en el mejor de los niveles. Los agravios son muchos, empezando por las grabaciones a los gobernadores y algunas cosas más que ya se han estado manejando en público.
No es de esperar que los legisladores de izquierda quieran apoyar en materia laboral una propuesta de reforma que afecta a los trabajadores. O que puedan olvidar lo que se ha hecho con 40 mil trabajadores del SME.
Lo de Pasta de Conchos y Cananea hablan con claridad de lo que pretende un gobierno que no puede presumir nada de su secretario de Trabajo quien acaba de asegurar que no hay vuelta atrás. Es decir, para el señor Lozano, no hay nada que negociar.
En otras entregas anteriores le he comentado que a lo largo de tres años (y un poco más), se han acumulado varios expedientes que se abrieron desde oficinas federales que, en la medida en que no han quedado resueltos, pesan cada día más en el campo del balance negativo que en de las fortalezas.
Es posible que porque la SCJN decidió el caso de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, algunos se sientan satisfechos. Que crean que en la perspectiva del año electoral se ha dado un “borrón y cuenta nueva”.
Pero me atrevo a adelantarle (a manera de hipótesis) que será tema de campaña. Lo mismo con el de los trabajadores electricistas y mineros y lo que se acumule ahora. Todo esto y más van a estar en diarios y mítines a pesar de que la TV lo pretenda ocultar… como siempre.
Ahora bien y a pesar de que esos temas van a volver al debate público, lo que no se puede olvidar es que hace falta insistir en la propuesta de cambio que van a ofrecer los contendientes. O ¿alguno pensará que no hace falta cambiar algo? ¿A pesar de los datos oficiales en prácticamente cualquier tema?
En los últimos años, se han manifestado voces de mexicanos distinguidos proponiendo cambio de rumbo. Lo han hecho con publicaciones serias y bien hechas. Ahí se ponen por escrito propuestas para un cambio que es posible y necesario.
Y desde el gobierno no ha habido siquiera una sugerencia para establecer un ambiente para el debate riguroso y propositivo y entre algunos más allá que los de siempre. Y lo subrayo por sus resultados.
Los años que corren desde ahora, pueden superar esa negativa y convertir el debate político e ideológico programático en un asunto de la sociedad y de sus organizaciones y, a pesar de sus vocaciones actuales, se puede pensar también en políticos y partidos.
Esa es una apuesta que puede y debe comprometer a todos después de 30 años de saldos sociales verdaderamente negativos, o por lo menos, a aquellos que convocan al cambio y a quienes sufren las consecuencias de políticas desgastadas que, hoy por hoy, no son alternativa a las necesidades populares expresadas en un desempleo que no se puede negar y en la falta de políticas adecuadas para salir de una crisis que va y viene.
Mientras se convoca a la unidad sin sugerir siquiera la realización de evaluaciones puntuales, ni mucho menos de lograrla sobre la base de la construcción de consensos reales, democráticos y compartidos rumbo al futuro inmediato, no habrá mucho que hacer por una ruta que dice: primero se aprueban las reformas e inmediatamente empezamos a discutirlas…el mundo al revés.
El horizonte de corto plazo se ha impuesto ante la falta de proyecto. Y este es el tema para construir un debate y una elaboración programática de largo aliento. Un verdadero proyecto nacional, democrático y popular, es reclamado por la realidad y el sufrimiento de millones de mexicanos.
¿Y con los nuevos cambios en el gobierno federal qué es lo que intentan resolver? ¿Algo cambió en la perspectiva de futuro?
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