A la Mitad del Foro
El vuelo de los cangrejos
León García Soler
Mucho antes del lodazal, del arribo al eufemístico pluralismo. Luis Cabrera dijo que sólo han habido dos partidos a lo largo de la historia: el conservador y el del progreso. Derecha e izquierda; reaccionarios y radicales; ultramontanos y jacobinos. Vino el sufragio efectivo y se abotonaron las camisas azules, las camisas rojas son de seda y ya ni la desmesura tropical de Garrido Canabal asusta a las ranas que insisten en pedir rey.
Rey que ni siquiera puede llegar hasta el Parlamento acompañado de sus hombres de armas, como lo hacían los de España antes de Cádiz; como los del cesarismo sexenal hasta que el presidencialismo ilustrado soltó el llanto y aflojaron el poder los del priato tardío. Felipe Calderón vive rodeado de sus hombres de armas. Aunque parecieran marchar al compás de los cangrejos inmortalizados por Guillermo Prieto, no son pretorianos con uniformes del Estado Mayor Presidencial. Son las tropas de asalto de la guerra de Calderón; guerra de todos, dice el que convoca a la unidad nacional con el mismo tono triunfalista y paradójicamente lastimero que han usado los gobernantes de esta república nuestra desde el día en que Pío Marcha salió a las calles a gritar: ¡Viva Agustín Primero!
Si sobrevivimos al diluvio veraniego, el Congreso iniciará septiembre con la patética entrega del informe enviado por el Presidente que debiera asistir a la apertura de sesiones. El mensajero fatal será el nuevo secretario de Gobernación, recién traído desde Baja California para sustituir presurosamente al prosopopéyico Fernando Gómez Mont, el abogado litigante empeñado en negociar con los huérfanos del PRI y en retar a duelo a los malandrines del crimen organizado. Francisco Blake se llama. Y no Sir Francis Drake como quiso el estro retórico del inmarcesible Porfirio Muñoz Ledo. Felipe, su jefe, quiso hacerlo procurador general de la República y no pudo. Ahora despacha Blake asuntos de seguridad pública en Bucareli y nadie sabe si también los de seguridad nacional. O si le sucede lo que a Vicente Fox, de quien diría Diódoro Carrasco Altamirano, antes de su conversión al panismo, que nunca pudo distinguir entre una y otra.
Viene a cuento porque el Macabeo abajeño es valedor de Manuel Espino, quien acusó a Felipe Calderón de intervenir indebidamente en la elección del nuevo presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América. Y resulta que ganó el gallo del de Los Pinos a pesar de los lamentos del valido, quien comparó a Calderón con el bolivariano Chávez, el colmo de los colmos desde la estrecha y oscurantista visión de los que acarician el Yunque. Espino amenazó con hablar y aseguró que a Felipe no le iba a gustar lo que va a decir. Pero ya preside la OCDE el ultraconservador Jorge Ocejo Moreno, de origen poblano, elegido por unanimidad y felicitado in situ por César Nava, el de las coaliciones que ponen uno del PRI en lugar de otro del PRI.
La derecha que llama a la unidad en el interior, alcanza la unanimidad entre sus cofrades del continente. Blake, mientras tanto, tiende una cortina de incumplibles promesas entre el SME y el verdugo del sindicalismo a quien la ley impone la obligación de tutelar el derecho de los trabajadores. Pero el único que festeja el fin de la huelga de hambre y del campamento de electricistas en el Zócalo es Marcelo Ebrard: le urgía el espacio para la asamblea del movimiento en la que Andrés Manuel López Obrador lanzó su candidatura, le preguntó a los fieles si iban o no tras la elección presidencial de 2012. Vamos, respondieron los que habían resistido treinta y tantos discursos en espera de las palabras del estratega de Nacajuca, quien redescubrió el valor político de los amorosos. Dicho sea con el debido respeto a Jaime Sabines.
Ha habido periodistas secuestrados por los del crimen organizado y el nuevo secretario de Gobernación ofreció “máxima firmeza”: el gobierno, dijo, “no permitirá las amenazas a cualquier miembro de la sociedad, especialmente a los periodistas y a los medios de comunicación que, siendo promotores de la libertad de expresión pretendan ser utilizados por el crimen organizado”. Hay más de una docena de periodistas desaparecidos o asesinados por los matones del crimen organizado y rampante al amparo de la impunidad. No es culpa del nuevo secretario, a quien hay que agradecer el compromiso contraído, el intento de asumir una responsabilidad expresa en las facultades de su cargo. Pero tampoco hay certeza en el recuento de víctimas en el ejercicio de la libertad de expresión.
Se hunde el país. Y el señor Blake llevará a San Lázaro un voluminoso recuento de impresiones, visiones de la realidad bajo el influjo cegador del poder y la desesperación de ver la tormenta de sangre, los desastres naturales que se suceden sin interrupción; los desastres de la guerra; los de la reacción aferrada a sus dogmas y fetiches, capaz de trastocar la despenalización del aborto y criminalizarlo con leyes oscurantistas, mal encubiertas como defensa a la vida, puerta falsa para que ministerios públicos y jueces de Guanajuato acusen de homicidio y sentencien a veinte y veinticinco años de cárcel a mujeres pobres; siempre pobres, víctimas de la estulticia criminal. Se hunde el país y el señor Blake llevará a San Lázaro las cuentas del Gran Capitán: misas y repiques de campanas... picos, palas y azadones ...
Total, el señor Cordero encabeza la caballada de Hacienda. Seis millones de mexicanos cayeron a la pobreza extrema, peor estuvo lo de 1995, cuando fueron 15 millones. Ya no está México entre los veinte países que atraen más inversión extranjera: ah, pero las reservas de divisas son las más altas de la historia, miles de millones de dólares y aferrados a la ortodoxia neoconservadora tendremos presupuesto y gasto público aprobados por unanimidad y los de la pluralidad dirán a coro: volverán los capitales golondrinos. Amenaza la quiebra a Mexicana de Aviación y la FAA decide bajar a la aeronáutica civil de México de la categoría uno a la dos. No importa: “Si las aerolíneas mexicanas quisieran poner una nueva ruta a una nueva ciudad, o un nuevo equipo o una nueva cosa, eso sí se suspendería...”
Pero no afecta inversiones ni planes, porque el sector no ha logrado recuperarse de las afectaciones que sufrió por la crisis económica nacional, según el subsecretario de Transporte. Será por eso. O por las percepciones perspicaces de la pluralidad renuente a la unidad. No comparece ante el Congreso el secretario del ramo, el ilustre intelectual que estuvo en el IMSS y no lo afectaron las denuncias y demandas de las madres de los niños muertos en la guardería ABC; el que hoy tira de la cobija para no destapar a ninguno de los combatientes del duelo entre oligarcas y plutócratas que se disputan los tesoros del espectro de la radiotelefonía, el cable óptico y la Internet ubicua. Y la cismática izquierda aparece en los enredos plurales como protectora del árbitro y de los ricos. De eso acusan al senador Carlos Navarrete, aspirante a disputar la candidatura presidencial con Marcelo Ebrard y el mismísimo Andrés Manuel López Obrador.
Festejos de bicentenario y centenario en septiembre, “mes de la Patria”. Y los sonámbulos avanzan rumbo al despeñadero. En el fragor de la guerra, la locura de los secuestros; el maniqueísmo democristiano; la manipulación de imágenes de Diego Fernández de Ceballos. Y la fantasmagórica memoria de Aldo Moro.
Fuente
León García Soler
Mucho antes del lodazal, del arribo al eufemístico pluralismo. Luis Cabrera dijo que sólo han habido dos partidos a lo largo de la historia: el conservador y el del progreso. Derecha e izquierda; reaccionarios y radicales; ultramontanos y jacobinos. Vino el sufragio efectivo y se abotonaron las camisas azules, las camisas rojas son de seda y ya ni la desmesura tropical de Garrido Canabal asusta a las ranas que insisten en pedir rey.
Rey que ni siquiera puede llegar hasta el Parlamento acompañado de sus hombres de armas, como lo hacían los de España antes de Cádiz; como los del cesarismo sexenal hasta que el presidencialismo ilustrado soltó el llanto y aflojaron el poder los del priato tardío. Felipe Calderón vive rodeado de sus hombres de armas. Aunque parecieran marchar al compás de los cangrejos inmortalizados por Guillermo Prieto, no son pretorianos con uniformes del Estado Mayor Presidencial. Son las tropas de asalto de la guerra de Calderón; guerra de todos, dice el que convoca a la unidad nacional con el mismo tono triunfalista y paradójicamente lastimero que han usado los gobernantes de esta república nuestra desde el día en que Pío Marcha salió a las calles a gritar: ¡Viva Agustín Primero!
Si sobrevivimos al diluvio veraniego, el Congreso iniciará septiembre con la patética entrega del informe enviado por el Presidente que debiera asistir a la apertura de sesiones. El mensajero fatal será el nuevo secretario de Gobernación, recién traído desde Baja California para sustituir presurosamente al prosopopéyico Fernando Gómez Mont, el abogado litigante empeñado en negociar con los huérfanos del PRI y en retar a duelo a los malandrines del crimen organizado. Francisco Blake se llama. Y no Sir Francis Drake como quiso el estro retórico del inmarcesible Porfirio Muñoz Ledo. Felipe, su jefe, quiso hacerlo procurador general de la República y no pudo. Ahora despacha Blake asuntos de seguridad pública en Bucareli y nadie sabe si también los de seguridad nacional. O si le sucede lo que a Vicente Fox, de quien diría Diódoro Carrasco Altamirano, antes de su conversión al panismo, que nunca pudo distinguir entre una y otra.
Viene a cuento porque el Macabeo abajeño es valedor de Manuel Espino, quien acusó a Felipe Calderón de intervenir indebidamente en la elección del nuevo presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América. Y resulta que ganó el gallo del de Los Pinos a pesar de los lamentos del valido, quien comparó a Calderón con el bolivariano Chávez, el colmo de los colmos desde la estrecha y oscurantista visión de los que acarician el Yunque. Espino amenazó con hablar y aseguró que a Felipe no le iba a gustar lo que va a decir. Pero ya preside la OCDE el ultraconservador Jorge Ocejo Moreno, de origen poblano, elegido por unanimidad y felicitado in situ por César Nava, el de las coaliciones que ponen uno del PRI en lugar de otro del PRI.
La derecha que llama a la unidad en el interior, alcanza la unanimidad entre sus cofrades del continente. Blake, mientras tanto, tiende una cortina de incumplibles promesas entre el SME y el verdugo del sindicalismo a quien la ley impone la obligación de tutelar el derecho de los trabajadores. Pero el único que festeja el fin de la huelga de hambre y del campamento de electricistas en el Zócalo es Marcelo Ebrard: le urgía el espacio para la asamblea del movimiento en la que Andrés Manuel López Obrador lanzó su candidatura, le preguntó a los fieles si iban o no tras la elección presidencial de 2012. Vamos, respondieron los que habían resistido treinta y tantos discursos en espera de las palabras del estratega de Nacajuca, quien redescubrió el valor político de los amorosos. Dicho sea con el debido respeto a Jaime Sabines.
Ha habido periodistas secuestrados por los del crimen organizado y el nuevo secretario de Gobernación ofreció “máxima firmeza”: el gobierno, dijo, “no permitirá las amenazas a cualquier miembro de la sociedad, especialmente a los periodistas y a los medios de comunicación que, siendo promotores de la libertad de expresión pretendan ser utilizados por el crimen organizado”. Hay más de una docena de periodistas desaparecidos o asesinados por los matones del crimen organizado y rampante al amparo de la impunidad. No es culpa del nuevo secretario, a quien hay que agradecer el compromiso contraído, el intento de asumir una responsabilidad expresa en las facultades de su cargo. Pero tampoco hay certeza en el recuento de víctimas en el ejercicio de la libertad de expresión.
Se hunde el país. Y el señor Blake llevará a San Lázaro un voluminoso recuento de impresiones, visiones de la realidad bajo el influjo cegador del poder y la desesperación de ver la tormenta de sangre, los desastres naturales que se suceden sin interrupción; los desastres de la guerra; los de la reacción aferrada a sus dogmas y fetiches, capaz de trastocar la despenalización del aborto y criminalizarlo con leyes oscurantistas, mal encubiertas como defensa a la vida, puerta falsa para que ministerios públicos y jueces de Guanajuato acusen de homicidio y sentencien a veinte y veinticinco años de cárcel a mujeres pobres; siempre pobres, víctimas de la estulticia criminal. Se hunde el país y el señor Blake llevará a San Lázaro las cuentas del Gran Capitán: misas y repiques de campanas... picos, palas y azadones ...
Total, el señor Cordero encabeza la caballada de Hacienda. Seis millones de mexicanos cayeron a la pobreza extrema, peor estuvo lo de 1995, cuando fueron 15 millones. Ya no está México entre los veinte países que atraen más inversión extranjera: ah, pero las reservas de divisas son las más altas de la historia, miles de millones de dólares y aferrados a la ortodoxia neoconservadora tendremos presupuesto y gasto público aprobados por unanimidad y los de la pluralidad dirán a coro: volverán los capitales golondrinos. Amenaza la quiebra a Mexicana de Aviación y la FAA decide bajar a la aeronáutica civil de México de la categoría uno a la dos. No importa: “Si las aerolíneas mexicanas quisieran poner una nueva ruta a una nueva ciudad, o un nuevo equipo o una nueva cosa, eso sí se suspendería...”
Pero no afecta inversiones ni planes, porque el sector no ha logrado recuperarse de las afectaciones que sufrió por la crisis económica nacional, según el subsecretario de Transporte. Será por eso. O por las percepciones perspicaces de la pluralidad renuente a la unidad. No comparece ante el Congreso el secretario del ramo, el ilustre intelectual que estuvo en el IMSS y no lo afectaron las denuncias y demandas de las madres de los niños muertos en la guardería ABC; el que hoy tira de la cobija para no destapar a ninguno de los combatientes del duelo entre oligarcas y plutócratas que se disputan los tesoros del espectro de la radiotelefonía, el cable óptico y la Internet ubicua. Y la cismática izquierda aparece en los enredos plurales como protectora del árbitro y de los ricos. De eso acusan al senador Carlos Navarrete, aspirante a disputar la candidatura presidencial con Marcelo Ebrard y el mismísimo Andrés Manuel López Obrador.
Festejos de bicentenario y centenario en septiembre, “mes de la Patria”. Y los sonámbulos avanzan rumbo al despeñadero. En el fragor de la guerra, la locura de los secuestros; el maniqueísmo democristiano; la manipulación de imágenes de Diego Fernández de Ceballos. Y la fantasmagórica memoria de Aldo Moro.
Fuente
Comentarios