Capitalismo en crisis y… no la supera

jueves 12 de mayo de 2011

Néstor Núñez (AIN, especial para ARGENPRESS.info)
En los últimos días, y durante varias jornadas, los precios de casi todas las materias primas han pasado a la baja en las bolsas justo cuando, poco tiempo antes, los especuladores de las finanzas se esforzaban por divulgar lustrosas cifras de pretendida bonanza.

Es que, como Cuba ha dicho más de una vez y postula junto a muchos gobiernos hermanos del mundo, el gran capital ya está muy alejado en su actuación cotidiana de las leyes económicas elementales, aquellas que expresan, por ejemplo, de la relación inversa entre oferta y demanda, o del respaldo en bienes que debe tener la moneda para proclamarse realmente fuerte y ser asumida como medio de trueque generalizado.

En esa cuerda actual mercados como el del petróleo, por ejemplo, que vio expandirse sus precios en los meses recientes a cuenta de la vigente agresión de las potencias occidentales a Libia y las tensiones en el resto del Oriente Medio y África del Norte, ha descendido de manera estrepitosa, entre otras cosas, porque los inventarios mundiales se encuentran desbordados de hidrocarburo invendible entre clientes de mermada solvencia.

La cosa ha llegado a tales límites que la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), habla ya de ajustes en la producción de manera de evitar nuevas elevaciones sin sentido de los precios, y obviar de esa forma que la factura energética devore recursos destinados a la titulada recuperación económica.

El lío tiene, desde luego, muchas aristas. La primera es la falta real de recuperación económica de las grandes potencias occidentales, aun bajo los golpes de la crisis que se generó en 2008, y que se pretendió paliar entregándole sumas considerables del tesoro público a los propios promotores del caos, identificados como “ los pilares del sistema capitalista”, y por tanto intocables.

Otra arista terrible ha sido precisamente incentivada con esa política, y es la vuelta a las sonadas andanzas especulativas en las principales bolsas mundiales.

Asimismo, los vaivenes del dólar y de otras monedas, y la aparición de tendencias inflacionarias, siembran el terror entre los inversores, quienes abandonan los mercados de activos riesgosos como las materias primas y se marchan a la compra de oro y otros metales preciosos, conocidos en la jerga bursátil como “refugios seguros.”

Al final, los rostros de satisfacción que algunos exhibieron con el petróleo en valores superiores a los 100 dólares el barril; con el café, el cacao y el azúcar por encima de sus topes históricos; y con el oro y la plata que marcaban sucesivos record históricos, se han demudado ante este paisaje que nada tiene que ver con la fantasía.

El capitalismo sigue en crisis, no la supera, y pone en evidencia que no es solución para las mayorías urgidas de este planeta.


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