La democracia empieza en el sistema electoral

martes 12 de julio de 2011

Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)

¿Quién eligió en España a los que eligieron el procedimiento de elección? Nadie. Se eligieron ellos solos por la gracia de Dios y ellos lo decidieron y decidieron cómo habría de ser la democracia. Así empezó todo, incluida Constitución, monarquía y ley electoral. Y así empieza el estúpido drama de una democracia roma, falsa y falseada, coronada por un rey superfluo y por el miedo, entonces, a otra involución tras 40 años sin sol de una dictadura implacable.

Pero poco a poco esta democracia ha ido poniendo al descubierto sus miserias y desenmascarando a los miserables que la cocinaron. Ahora están saliendo a relucir las lacras y los cimientos de papel sobre los que se levantó. Al pueblo no se le dio otra opción que participar en un par de referendos que aprobó por miedo a una nueva satrapía. Y luego la democracia, en lugar de depurarse se ha ido emporqueciendo más y más hasta acabar vendiendo los buñuelos de viento que ofrece el capitalismo financiero; y degenerando más, si cabe, con la incorporación de un mecanismo perverso que se llaman “agencias calificadoras de riesgo” que pueden arruinar o enriquecer aún más a los países. Las consecuencias que han terminado en este pútrido estado de cosas han sido movimientos populares emergentes, como el 15M.

De ahí que las preguntas y las respuestas que me ocupan son éstas:
1ª ¿por qué los organizadores auto elegidos originariamente, así como los que les han ido sucediendo, no quieren la fórmula de la elección directa de los representantes del pueblo? Pues porque en esta democracia dominan los patricios y el sistema es una abierta plutocracia.

2ª ¿cuál es el mejor método de hurtar la voluntad clara y transparente como el agua, a la ciudadanía en su conjunto y especialmente a la menos favorecida por la falsa fortuna? Pues el procedimiento electoral enrevesado sólo al alcance de los “expertos” que nos dominan y manipulan. Luego dicen que es el pueblo llano, el pueblo sencillo, quien manda...

Rubalcaba propone en su discurso de presentación como candidato un sistema similar al alemán basado en la fórmula Sainte-Laguë/Schepers. Para explicar esta manera de elegir a los representantes del pueblo en el gobierno central y en las autonomías (en Alemania los länders) hay que coger, otra vez, la calculadora científica. Poco más o menos que para comprender el sistema proporcional aplicado en España en virtud de la Ley D’Hont.

3ª Pero ¿por qué en ambos casos más o menos proporcional el sistema de elección de los representantes del pueblo en el parlamento, y no un sistema de elección directo?

Pues porque cuanto más enrevesado es el sistema, más difícil de entender para el ciudadano común y más difícil es que las minorías dominantes puedan ser sobrepasadas por las mayorías iniciales. Es decir, para que los partidos de izquierda, los partidos comunistas y los partidos que representan verdaderamente al pueblo tengan las menores probabilidades de progresar...
No es que Rubalcaba sea un izquierdista peligroso. Es un izquierdista cristiano y capitalista, aunque nunca pise una iglesia y sea comedido. Un capitalista “bueno”, aunque idee mejores fórmulas para aliviar la desigualdad pero no para corregirla y menos suprimirla.

Al y fin y al cabo es como todos los que lideran Europa que se dicen responsables de los "valores cristianos"; valores que sólo existen ya en dosis homeopáticas y van a menos en la medida que su burla la hacen precisamente los políticos, la Iglesia y los propios cristianos.

Ahí, como dije, con el sistema electoral empezó la cautela de los acomodados democristianos en Alemania, y aquí las de los ultracristianos en 1978, con Fraga Iribarne a la cabeza: un personaje que abanderó y acuñó desde el comienzo la oscura democracia española.

Por último, el sistema electoral que tenemos está recogido en la Constitución, de manera que para modificarlo hay que cambiarla, lo cual dificulta extraordinariamente la aventura. Todo bien premeditado. La abstención tiene mucho que ver con el tipo de sistema electoral y la forma de gobierno. El elector ha de optar siempre entre lo malo y lo peor. Y así es preferible no votar. Sólo votan siempre los que miran exclusivamente a su bolsillo para que sus caudales y prebendas queden bien asegurados. Y así se aseguran seguir siempre en la brecha a despecho de la suerte que corra la mayor parte del pueblo.

Y esto es innoble e injusto, no tiene la más mínima pizca de grandeza, y empequeñece el papel del ciudadano votante que acaba siendo una ínfima pieza al servicio de los pícaros. Pues todo voto que no suponga elegir a quien mejor consiga el "bien común" es irrisorio y ruin. Porque en una democracia real en la que el pueblo es realmente quien gobierna, el interés de la colectividad está por encima de cualquier interés particular y grupuscular.

Elíjase de modo directo a quienes se postulen como candidatos, bajo la mirada atenta de un auténtico Defensor del Pueblo elegido previamente por todos, y nos aproximaremos a lo que desea todo el mundo. Pues por más que parezca una ingenuidad, un país, una política, unos dirigentes, unos políticos y una sociedad que carezcan de grandeza de miras es por encima de todo una colectividad en manos de una banda de depredadores y ladrones. Así lo vemos...

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