Bolivia y su ejemplo de nacionalismo
Garantizar manejo de recursos energéticos
Martín Esparza Flores
Martín Esparza Flores
Al igual que en Argentina, el presidente
de Bolivia, Evo Morales, decidió dar un paso más en su política
nacionalista de compromiso social a favor de su pueblo, al anunciar el
pasado primero de mayo la expropiación de la empresa Transportadora de
Electricidad (TDE), filial del consorcio ibérico Red Eléctrica Española
(REE), firma que se había negado a invertir en proyectos de crecimiento
que beneficiaran la economía de la nación sudamericana. De cada dólar de
ganancia sólo dejaba diez centavos en suelo boliviano. Auténticas
migajas.
Tanto la española Repsol en Argentina
como REE en Bolivia demostraron un total desinterés por apuntalar, con
el manejo de recursos estratégicos como el petróleo y la electricidad,
las economías de ambos países. Una de las razones que orillaron a
Cristina Fernández a expropiar el 51 por ciento de las acciones de YPF
(Yacimiento Petrolíferos Federados) a Repsol fue la irresponsabilidad de
la empresa en la producción del crudo y de gas que necesitaban los
argentinos al grado de haber dejado caer la producción de ambos
energéticos en casi un 35 por ciento en los últimos años, situación que
obligó al gobierno de aquel país a duplicar sus importaciones y
desembolsar, el pasado año, recursos por 9 mil 300 millones de dólares.
En Bolivia REE apenas y sacaba de sus
jugosas ganancias cinco millones de dólares anuales para hacer crecer y
mejorar la infraestructura eléctrica que tanto necesita la población.
Como era de esperarse, la medida fue criticada por el bravucón inquilino
de la Moncloa, a quien por cierto su obstinación por mantener el modelo
neoliberal en España está llevando a su país a niveles de insospechado
descontento social. Mariano Rajoy, que ha optado por subir impuestos y
el costo de servicios básicos como el gas y la electricidad a millones
de españoles, debería leer con atención las palabras expresadas por Evo
Morales, tras la histórica determinación de su gobierno: “Tenemos que
garantizar los servicios básicos al pueblo, y los servicios básicos son
un derecho humano”.
La anterior es una muestra de
nacionalismo y coherencia social que también debería invitar a la
reflexión al gobierno panista de Felipe Calderón Hinojosa, pues mientras
en Bolivia las fuerzas armadas acudieron al llamado de su presidente a
resguardar las instalaciones eléctricas, propiedad del pueblo boliviano,
en México y de manera vergonzosa, se envío a militares disfrazados de
policías a sacar de las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro a los
electricistas del SME, el 11 de octubre del 2009, para desmantelar la
infraestructura eléctrica nacional en favor de las empresas extranjeras
que ya generan la mitad de la energía eléctrica en nuestro país.
Más cuestionable aún que mientras en el
Cono Sur, gobiernos como el de Bolivia y Argentina buscan garantizar,
mediante las expropiaciones, el manejo de sus recursos energéticos como
puntales de sus economías, en nuestro país se sigan registrado
situaciones que rayan en el absurdo, como fue el contrato que en
septiembre del 2007 autorizara el entonces director de la CFE, Alfredo
Elías Ayub y funcionarios de diversas dependencias como la Comisión
Reguladora de Energía y Pemex, entre otras, precisamente a la polémica
firma española Repsol, que sin muchos trámites y complicaciones obtuvo
mediante una no muy transparente licitación el contrato 9100005181 que
le garantizó vender gas peruano a la paraestatal por un monto de $ 169
mil 51 millones 215 mil 337 pesos, en los próximos quince años. Casi 15
mil millones de dólares.
Cuestionable que un país petrolero como
el nuestro tenga que importar gas, pero sobre todo que consienta
comprarlo muy por encima de su valor real que en el mercado no supera
los 6 mil millones de dólares. Pero sin recato alguno, nuestro gobierno,
sus funcionarios y nuestra clase política siguen pregonando una mayor
apertura de nuestro sector energético, no importando que con ello se
produzcan sangrías a las finanzas públicas con las que Repsol se
embolsará casi 10 mil millones de dólares.

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