Acusa Guajardo a EU de poner dinamita a negociación del TLCAN

El daño a corto plazo a la economía mexicana, inversiones y comercio puede ser controlable, dijo
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El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, previó que en caso de que acabe el acuerdo comercial con Estados Unidos apenas 3 por ciento de las exportaciones mexicanas afrontarían picos arancelariosFoto Cristina Rodríguez
Susana González G.
Periódico La Jornada
Viernes 6 de octubre de 2017, p. 21
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, advirtió que el gobierno de Donald Trump ha adoptado una estrategia donde le ponen dinamita a toda la negociación para luego establecer un sistema de intercambio de posiciones para empezar a cerrar capítulos, pero no es posible hacerlo en una negociación que va demasiado rápido y no hay tiempo que perder en fuegos artificiales.
Ante empresarios de América Latina dijo que si Estados Unidos abandona el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no puede esperar la colaboración de México en temas migratorios y de seguridad nacional, porque el presidente Enrique Peña Nieto dejó muy claro que la renegociación debe ser integral y la única manera de tener una relación es que sea balanceada.
“Muchos de ustedes que siguen la política exterior mexicana recordarán que por mucho tiempo hablamos de que ‘si discutes seguridad no lo contamines con comercio, si estás discutiendo comercio, no contamines el debate con derechos humanos, pero la nueva realidad obliga, y esa es la instrucción del presidente de México, Enrique Peña Nieto, de que este debate va a ser integral. No puedes esperar a que si el resultado final en materia de libre comercio es que si tú abandonas el TLCAN, entonces haya incentivos por parte de México de colaborar en los temas de contención migratoria y de seguridad nacional, que son importantes para Estados Unidos”, puntualizó el funcionario en la 18 Asamblea Plenaria del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), realizada en Los Cabos y transmitida por Internet.
Calculó que sin el TLCAN apenas 3 por ciento de las exportaciones mexicanas al vecino país enfrentarán picos arancelarios, como las camionetas ligeras que pagarán un arancel de 25 por ciento y algunas frutas y vegetales, como sandía, melón, brócoli o espárrago, que podrían pagar entre 17 y 20 por ciento, pero las más importantes, como aguacates y jitomates, no rebasarán la tasa de 3 por ciento.
El desajuste o daño que a corto plazo ocasione el TLCAN a la economía mexicana, a las inversiones y comercio, puede ser controlable, afirmó Guajardo. Pero se deben evitar sobrerreacciones en los mercados financieros, establecer un programa de diversificación y competititividad y emprender la liberalización de nuevos sectores que permitan rápidamente integrarse a la economía mundial y compensar el desajuste en el corto plazo que pueda tenerse en este proceso. Guajardo ratificó además, antes los empresarios de la CEAL, el compromiso del gobierno mexicano por la diversificación comercial y profundizar los acuerdos que tiene con países latinoamericanos, como Argentina y Brasil, con los que negocia temas agropecuarios.
De cualquier manera, el secretario señaló que hay un espacio para lograr la negociación del TLCAN, tanto como la podamos tener racionalmente, que no haga daño en el valor de lo construido. Reveló que para el equipo negociador mexicano la única manera de aterrizar la renegociación es concentrarse en el sector que más obsesividad genera en el presidente Donald Trump, el automotriz, pero proponiendo la ampliación comercial por medio de recuperar las cadenas de valor en el sector electrónico que se ha integrado a la fabricación de coches. La finalidad es lograr un mejor equilibrio de contenido regional que empuje la participación de la industria automotriz de México, Estados Unidos y Canadá en la generación de valor, pero que al mismo tiempo conserven su competitividad.
El funcionario narró a dueños de grandes empresas de la región las dificultades que ha afrontado México en el mes y medio que lleva la renegociación, la cual se pretende concluir antes de marzo de 2018, cuando termina el plazo que tiene el gobierno de Trump para aprobar el acuerdo, pero también evitar las campañas electorales en ambas naciones.
En la tercera ronda se lograron avances en ocho o nueve temas, los de menor confrontación, pero para nuestra sorpresa, algunos textos que creíamos que iban a ser sencillos, empezaron a complicarse por algunos pequeños cambios.
Estados Unidos presentó sugerencias inaceptables porque simplemente desmantelarían el gran desarrollo que ha tenido el sector agropecuario de América del Norte. Además, insiste en eliminar el déficit comercial y no ha habido economista ni premio Nobel estadunidense que los haya convencido de lo contrario... Creer que un déficit público por sí mismo es un termómetro de la salud económica desafía todos los entendimientos modernos de la ciencia económica. Incluso comentó que muchas de las propuestas o estrategias del gobierno estadunidense que, por mandato, llegan a la mesa sorprenden a sus mismos negociadores.
Si no se establece un compromiso integral de desactivar y simplificar estas cosas que no son más que sueños guajiros de pequeños grupos que quieren tomar la posición que tenían hace 20 años, pues esto nos va a llevar a un desmantelamiento de lo que hemos construido, advirtió el secretario.
Probabilidad de 50% de que Trump saque a su país: Zoellick
En Washington, el ex representante comercial de la Casa Blanca y ex presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, consideró que existe 50 por ciento de probabilidad de que el presidente Donald Trump retire a Estados Unidos del TLCAN en un año.
Hay un riesgo muy serio, dependiendo de qué pasa con la popularidad de Trump y de las investigaciones (sobre Rusia) que en algún punto él se retirará del TLCAN, señaló en el foro ¿Qué pasa si termina el TLCAN, organizado por el Consejo Atlántico de Washington.
Zoellick mencionó que tanto el sector privado de Estados Unidos como el Congreso deben estar preparados para rechazar cualquier pretensión de Trump o de su secretario de Comercio, Wilbur Ross, o de su representante comercial, Robert Lighthizer, de buscar salir del acuerdo.
Espero estar equivocado, espero que (Estados Unidos, México y Canadá) arreglen algo, pero estén preparados, y si se trata del Congreso de Estados Unidos, hay que estar listos para rechazar eso, insistió.
En su opinión, los legisladores estadunidenses deben hacerle la vida miserable a Ross y a Lighthizer. La mejor opción es que el Congreso ejerza su poder constitucional y trate de retrasar y detener acciones autoderrotistas, dijo.
Adiós al buen vecino
Zoellick lamentó que si no se frena a Trump se corre el riesgo de destruir una política bipartidista de décadas para crear un vecindario fuerte y saludable, así como la cooperación en temas como inmigración ilegal, crimen organizado, narcotráfico, contrabando de personas y lucha antiterrorista.
Zoellick –quien participó en la negociación original del TLCAN como parte de la administración de George Bush padre– sostuvo que la hostilidad de Trump al pacto se basa en la creencia errónea de que los déficit comerciales son el origen de los problemas económicos estadunidenses.
Estados Unidos registró un déficit comercial de más de 60 mil millones de dólares con México y de 12 mil millones de dólares con Canadá en 2016.
“Para él eso equivale a perder… el problema es que es una insensatez económica”, sostuvo Zoellick, quien señaló que la administración Trump debe atender más indicadores, como crecimiento económico, empleo, productividad e inflación.
Zoellick dijo que con base en su experiencia de tres décadas en negociaciones internacionales, es claro el objetivo de la administración Trump en las negociaciones del TLCAN.
Estados Unidos quiere que otros países abran sus mercados, pero no quiere ser constreñido por reglas, resumió.
Zoellick recordó que los canadienses derramaron sangre para conseguir el capítulo 19 en las negociaciones originales del TLCAN y calificó de inimaginable que acepten su eliminación.
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