Meade acude a San Lázaro y se retira como si ya fuera “el ungido” al 2018
José Antonio Meade Kuribreña, el secretario de Hacienda, quien estuvo 6 horas y 37 minutos haciendo la glosa del quinto informe de gobierno de Enrique Peña Nieto y defendiendo el programa económico para el 2018, salió cual torero que ha hecho una buena faena y, además, ha cortado orejas y rabo del animal que tuvo enfrente.
Mejor aún, si ya era uno de los suspirantes a la candidatura presidencial priista, pareció salir como “el ungido” por la gracia del Señor. Orador último, terminó a las 17:42 su intervención número 26 –debió soportar 50 de parte de los legisladores de todos los partidos–, y todavía tardó en salir unos veinte minutos.
Se entretuvo en despedirse de todos los diputados y funcionarios de tribuna. Pero apenas bajó la escalerilla, todo mundo se arremolinó en torno suyo. Se dejó querer. Mujeres y hombres lo abrazaban, le daban palmadas, le daban sobaditas en la espalda; mujeres se disputaban espacio para plantarle un beso; otras se conformaban con apenas tocarlo, como si fuera una imagen religiosa.
Y del otro lado, la indolencia de los legisladores. Era una comparecencia importante la de Meade Kuribreña, por las fantasías del quinto informe presidencial, por el contenido del programa económico para 2018 y los necesarios ajustes que tendrán que hacérsele a éste para las tareas de reconstrucción luego de los sismos del mes pasado.
A leguas se notaba que la mayoría de quienes hicieron uso de la tribuna no tenían claridad en sus planteamientos, que no habían leído los documentos ni traían una estrategia para enfrentar a un técnico experimentado como el secretario de Hacienda.
Pocos fueron los que en realidad hicieron planteamientos y preguntas concretas. Nada –salvo el tema del endeudamiento ilegal en el que ha incurrido esta administración y el crecimiento desproporcionado de la deuda pública– que haya puesto en aprietos al compareciente, que se sintió muy cómodo en decir verdades a medias, en repetir sus discursos de las últimas semanas y en dibujar un México que va viento en popa, que marcha sobre ruedas, cuya economía ha crecido de manera sostenida durante 30 trimestres y cuyo tamaño es ahora 30% más grande que en 2009.
Por ejemplo, nadie reparó en ese dato tramposo: Meade eligió el año 2009 porque fue un año de recesión, en el que la economía se desplomó casi 5%. Una comparación facilona, por decir lo menos.
Un ejemplo de cómo se desarrolló la comparecencia fue el intercambio entre la diputada panista Alejandra Gutiérrez Campos y el secretario Meade.
Dijo la primera: “Son muchos los problemas que aquejan al país y que significan un severo lastre ocasionado por este gobierno, que no ha podido combatir la corrupción, la inseguridad, la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y la desigualdad y que dan lugar a un escenario de falta de crecimiento económico.
“Hoy el crecimiento económico en promedio en los cinco años de esta administración es de 2.1%, cuando el PRI gobierno nos señaló en su inicio de gestión que México iba a tener un crecimiento económico del PIB de entre 5% y 6%.
“Hoy, por decisiones equivocadas, encontramos una economía sumergida en un pobre crecimiento económico. De la revisión del paquete económico, entre otras cosas, se identifica nuevamente una caída importante en el gasto de capital. La inversión en infraestructura es un rubro clave para mantener el crecimiento de México y, nuevamente, se sigue castigando.
“En Acción Nacional no coincidimos con las prácticas del gobierno federal que se caracterizan por gastar los recursos públicos tan escasos y necesarios, sin generar una mejor calidad de vida para los mexicanos. Estamos aquí justamente por las familias mexicanas y tenemos que estar trabajando por ello.
“Por eso, señor secretario, le pregunto, ¿seguimos esperando el ansiado crecimiento de 5%? ¿Lograrán el crecimiento como lo prometió el PRI-gobierno al inicio de este sexenio? Porque le aseguro que los mexicanos necesitamos ver resultados concretos”.
Molesto por el embate, a esas horas ya insistente –era la penúltima intervención de los diputados–, pero sin alterarse, Meade Kuribreña respondió con su discurso de las últimas semanas: en síntesis, que crecer a 2% en medio de tantas adversidades ha sido una hazaña… estamos mejor que todo el mundo, prácticamente.
Meade presumió: “Para poder ponderar las cifras de crecimiento, es relevante tener en consideración algunos elementos de contexto. No es lo mismo, por ejemplo, crecer a 2% cuando el mundo está creciendo al 6, la plataforma petrolera es de 3.4 millones de barriles diarios o el precio del petróleo se ubica en 133 dólares por barril, que crecer como lo estamos haciendo, cuando el precio del petróleo se desplomó 60%, la plataforma es 20% inferior y el mundo está creciendo, sobre todo nuestro principal socio comercial, 0.2% al año.
“Si nosotros vamos viendo el impacto de cada uno de esos elementos en el crecimiento, y asumiéramos que México crecía solamente de manera inercial, lo que estaríamos observando hoy, no sólo no es un crecimiento positivo sino probablemente un crecimiento negativo, como el que vemos en otros países latinoamericanos.
“México está creciendo, entre el 2014 y el 2017, 2.4%, cuando América Latina crece 0.1% y las economías avanzadas de la OCDE están creciendo 1.9%. Nuestro crecimiento es superior al de nuestros principales socios comerciales y es superior al de la región.
“Nuestro crecimiento ha sido estable, y lo ha sido en medio de un marco sumamente complicado. Treinta trimestres de crecimiento positivo hablan bien de la economía mexicana. Hablan bien de una economía mexicana que se ha construido con muchos esfuerzos y por mucho tiempo. La estabilidad no es patrimonio de una sola administración, pero en ésta la hemos cuidado.
“Las reformas estructurales no eran ambición de una sola administración, pero en ésta las hemos consolidado. Y ello se ha traducido en que con cargo a ese esfuerzo de muchos hoy la economía sea más moderna, sea más flexible, genere inversión, tenga capacidad de generar empleo y lo haga en un marco de estabilidad y de certeza.
“Todas estas reformas nos han permitido crecer cuando el mundo no lo hace y de ello debemos sentirnos satisfechos. No porque estemos en el nivel que queremos. No porque estemos en el nivel que necesitamos, sino porque estamos en un nivel positivo y estable cuando en ausencia de los consensos que aquí se han construido y de lo que juntos hemos logrado, hoy nos dan una visión diferente”.
Como México, pues, no hay dos.
Al final, en la última intervención de los legisladores, la número 50, el diputado priista Jericó Abramo Masso hizo una apología del aspirante presidencial Meade Kuribreña y del presidente Peña Nieto, a quienes prácticamente puso en el cielo y en los anales de la historia patria. Al final hizo dos preguntas concretas al secretario: ¿qué acciones se están tomando para incrementar el gasto social en el país? ¿Y de qué forma se espera revertir la desigualdad económica en México?
Meade ignoró olímpicamente las preguntas, como muchas otras, pero sí se echó un discurso de precandidato, fuera de contexto, como dirigido a quienes van a decidir la candidatura presidencial priista y con un elemento extra, inédito en su discurso: una alabanza, en extremo apologética, de la clase política mexicana. Sí, esa misma que la mayoría de la población detesta.
El secretario Meade concluyó así su comparecencia feliz en la Cámara de Diputados:
“Es mi esperanza que después de esta comparecencia quede claro que estamos dispuestos a caminar juntos el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, para que esa esperanza que el país tiene fincado en nosotros no se defraude. Que el país esté cierto de que Ejecutivo y Legislativo sabrán estar a la altura del reto que hoy estamos enfrentando.
“Esta comparecencia nos dio la oportunidad, sí, de reconocer retos y el país tiene muchos. Tiene retos de pobreza, tiene retos de desigualdad. Es un país que le gustaría y que necesita crecer más. Pero también es una comparecencia que nos permitió dejar sentados algunos elementos para que el debate verse sobre datos y datos puntuales.
“Hoy tenemos una economía que crece, una economía que lleva 30 trimestres de crecimiento positivo. Tenemos que hacer más, pero no debiéramos poner en riesgo lo que eso implica. Eso implica que hoy la economía mexicana es 30% más grande de lo que lo era en 2009. Es un logro importante, es un logro que tienen muy pocas economías del mundo, y es un logro que no tiene ninguna que haya enfrentado los retos que ha enfrentado México.
“Ninguna economía ha tenido un choque de confianza como el que tuvimos hacia principios de año. Ninguna economía petrolera ha tenido una caída como la que tuvimos en plataforma y precio y logrado preservar la confianza que en ella tienen los mercados.
“Ninguna que haya logrado sacar en estos últimos cuatro años 2.2 millones de personas de pobreza extrema. Ninguna que se haya ocupado de ofrecer un mejor entorno de oportunidades en todas las dimensiones como esas oportunidades se miden.
“Ninguna que haya permitido a tantos adultos terminar su ciclo escolar. Ninguna que se haya ocupado de abrirles espacios educativos a tantas niñas y niños. Lo que hemos hecho en vivienda y sus servicios llaman la atención hoy del mundo.
“Sí tenemos pendientes. Sí, los pendientes nos duelen, pero nos dolería más que en medio del debate se pierda que hay muchas cosas que en México se están haciendo bien. Que se están haciendo bien porque hay un liderazgo clave, porque hay un liderazgo generoso, porque hay un liderazgo abierto, porque hay un liderazgo que ha sabido construir en democracia, que ha sabido convocar a las fuerzas políticas para que todas juntas generemos consensos, y que esos consensos redunden en beneficio del país.
“Hacemos mal en querer acotar lo que esa generosidad de la clase política mexicana ha construido. Tenemos desde 1997 sin que ningún partido político tenga mayoría en las cámaras legislativas. Eso quiere decir que tenemos 20 años de construir en democracia. Y en esos 20 años al país no le ha faltado nunca un paquete económico, al país no le ha faltado la posibilidad de construir reformas que le den una visión diferente. Eso habla bien de una clase política que hay que reconocer.
“Hoy que está de moda hablar mal de los políticos en el mundo, vale la pena decirle al mundo que en México se hace política, que se hace política con generosidad, que se construyen consensos, que la pluralidad no implica ineficiencias, que la pluralidad no obstaculiza a que cuando enfrentemos un reto salgamos a la calle todos, todos juntos sin importar el color para darle la mano al mexicano que está enfrentando un reto.
“Eso es lo que el país espera de nosotros. A eso es a lo que el presidente Peña Nieto nos ha convocado, a que cumplamos con nuestra obligación con generosidad, con transparencia, con claridad, a que entreguemos buenas cuentas, a que lo hagamos con generosidad y a que reconozcamos en el ejercicio público honradez, transparencia y decencia.
“Es mucho lo que la clase política mexicana ha hecho, es mucho lo que se ha logrado con los consensos que aquí se han construido.
“Se lograron 13 reformas constitucionales. Eso quiere decir que se contó con el apoyo, no de una ni de dos, sino de todas las fuerzas políticas aquí representadas. Ese es un logro del que debemos sentirnos orgullosos, es un activo de México.
“En México sabemos hacer política de altura, en México sabemos dialogar, en México podemos entregar buenas cuentas.
“Y en medio de los retos que hoy vemos en el mundo, México se acredita como un país que crece, que atrae inversión, que genera empleos y que sabe voltear con generosidad y solidaridad a tenderle la mano a quien hoy pasa dificultades, y quien hoy voltea a ver al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo esperando que seamos capaces, con generosidad, con eficiencia y con transparencia el darles una buena respuesta".
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