¿Qué pasa en el Poli?
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El Instituto Politécnico Nacional (IPN), llamado popular y cariñosamente el Poli,
es una de las más reconocidas e importantes casas de estudio del país.
No está en duda la calidad de su enseñanza, sus investigaciones y su
invaluable aporte a la nación. Menos, su vigencia y su vocación de ser
parte de las soluciones a los problemas de México y América Latina.
Sin embargo, hemos visto cómo retrocede en los rankings
de las universidades más importantes del mundo. Incluso, en algunos ya
no aparece. Poco se sabe de su vibrante vida académica, científica,
tecnológica y cultural. Menos aún, de sus investigaciones en disciplinas
duras y desarrollos científicos. Algo se sabe de algunos productos que
se comercializan bajo el sello del IPN (y que desafortunadamente se
confunden en el mercado de los productos milagro).
Lo que le pasó al Politécnico es lo
mismo que a prácticamente todas las instituciones públicas de educación
superior: les pasó encima el tren del neoliberalismo. Desafortunadamente
avanzó de manera importante esta visión en las políticas educativa y
científica de la institución. En los últimos sexenios se buscó–sin
lograrlo del todo– subordinar planes de estudio, posgrados y proyectos
científico-tecnológicos a criterios impulsados desde sectores
empresariales con fines meramente mercantilistas.
El Poli fue mucha pieza y, a
pesar de que se le intentó desmembrar desde dentro, se mantuvo íntegro,
impartiendo ingenierías, licenciaturas y posgrados de excelencia, y
desarrollando investigaciones científicas y tecnológicas serias.
Hoy no está resuelto el asunto, y como
muchas otras instituciones, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), se debate entre dos o tres rumbos a seguir. Ninguna
institución lo acepta, pero advertimos en las universidades públicas
mexicanas crisis de identidad luego del modelo que imperó en este país
los últimos 40 años.
Tales dudas institucionales en el IPN se
traducen en parálisis burocrática. Un ejemplo es el hecho de que,
contando con científicos capaces y tecnología de punta, sus directivos
se queden viendo nada más cómo otras instituciones levantan la mano para
enfrentar al SARS-CoV-2, coronavirus causante de la pandemia de
Covid-19.
Resulta que investigadores del propio
IPN y de otras instituciones de educación superior han tenido que
exhortar al director del Politécnico, Mario Alberto Rodríguez Casas, a
que libere los recursos para la instalación de equipo único en el país.
Se trata del “equipo de espectrometría de masas con resonancia en el
ciclotrón”. Tal dispositivo se aplicaría en la investigación a nivel
molecular para el desarrollo y elaboración de una vacuna o medicamento
contra el SARS-CoV-2.
El equipo costó un millón de dólares, es
decir, unos 23 millones de pesos al tipo de cambio actual. Y a pesar de
que en los próximos días la alemana Bruker hará entrega del equipo a la
institución, no se han liberado los recursos para que pueda ser
instalado. Los científicos temen que se quede empaquetado tal sistema.
No solamente se estaría desperdiciando su uso en estos tiempos donde no
se ha encontrado solución a la pandemia, sino que se corre el riesgo de
que el equipo se dañe de manera irreversible.
En el exhorto, los científicos explican
que Juan Silvestre Aranda Barradas, secretario de Investigación y
Posgrado del Politécnico, debe gestionar “de manera urgente” la entrega
de los recursos para que inicien los trabajos de acondicionamiento del
Laboratorio de Posgrado e Investigación de Operaciones Unitarias de la
Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas
(ESIQIE), donde se instalará el equipo.
“De no contar con la infraestructura
necesaria para el buen funcionamiento del aparato, éste puede sufrir
daños irreversibles, ya que está integrado por un magneto de 7 Teslas,
el cual debe mantenerse en condiciones de temperatura criogénica para
asegurar su hermeticidad y estabilidad, así como del requerimiento
electrónico particularmente regulado y controlado”, se explica en el
exhorto.
El IPN obtuvo la aprobación del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para utilizar ese millón de
dólares en la compra del equipo fabricado en Francia y Alemania por
encargo (proyecto 302670). Y sólo deberá destinar 2 millones de pesos en
su instalación.
Los investigadores explican que esta
tecnología es la más avanzada en el mundo para el análisis estructural y
molecular. Y es el primer equipo de esta naturaleza en México y el
tercero en América Latina.
Esperan que el equipo de espectrometría
permita obtener un análisis a nivel molecular del comportamiento del
virus y sus efectos. Pero las aplicaciones serán también en otros
ámbitos, como la petrolómica (el estudio del potencial de explotación de
un yacimiento de crudo); la evaluación del metaboloma originado en
diversas fuentes, desde plantas, microorganismos, hasta células animales
(incluidas células humanas, sanas y enfermas); la identificación de
moléculas activas provenientes de plantas, que pueden tener un uso
farmacéutico o efectos en el combate de diversos padecimientos
(enfermedades infecciosas, cáncer, efectos bioquímicos de la obesidad,
de la diabetes, etcétera); y el estudio en la elaboración de perfiles
característicos de padecimientos y enfermedades diversas.
El exhorto está firmado por Yair Cruz
Narváez, del Laboratorio de Posgrado e Investigaciones Unitarias;
Enrique Rico Arzate, de la Academia de Ingeniería Ambiental; José Javier
Castro Arellano, de la Academia de Procesos, de la ESIQIE, y Jaime
García Mena, del Departamento de Genética y Biología Molecular del
Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav). Todos, del
IPN.
Y también por Gerardo Noriega
Altamirano, profesor-investigador de la Universidad de Chapingo y Juan
Carlos Durán, investigador de carrera Asociado C, del Centro de Ciencias
Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (ICAT) de la UNAM.
Todos los investigadores cuentan con el
grado de doctor y ganaron el concurso del Conacyt para obtener el apoyo
económico del millón de dólares para la Adquisición y Mantenimiento de
Infraestructura y Laboratorios de Investigación Especializada.
Que sean escuchados y que el IPN siga
manteniendo la vocación con la que nació, plasmada en su Ley Orgánica
vigente: “Institución educativa del Estado creada para consolidar, a
través de la educación, la Independencia Económica, Científica,
Tecnológica, Cultural y Política para alcanzar el progreso social de la
Nación, de acuerdo con los objetivos Históricos de la Revolución
Mexicana, contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos”.
Fragmentos
Adiós al campesino Heriberto Salas Amac,
concejal nahua del Concejo Indígena de Gobierno, firme defensor de la
tierra de Atenco. También adiós a Sacramento Delfino Cano Hernández, el Sacra,
anarquista solidario con las causas sociales, activista desde aquella
huelga en la UNAM de 1999-2000. La pandemia arrasa la Tierra pero
también se ceba más con los pobres y vulnerables de siempre… y se lleva,
incluso, a los aguerridos que no claudican, no se venden y no
traicionan. Harán falta. Hasta siempre.
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