El desafío de la hipertecnologización en el futuro del trabajo
La tecnología no parará de avanzar. Ya es una realidad que las computadoras podrían asumir todas las responsabilidades de algunos empleados de un día para otro. Pero la sustitución es una forma muy superficial de mirar la interacción de la tecnología con los equipos humanos.
Según la publicación Tech Vision 2020, de Accenture, un 73% de las empresas encuestadas están adoptando o piloteando aplicaciones de Inteligencia Artificial en su operación. Lo que significa que en este lustro tendremos que reimaginar la naturaleza del trabajo, con equipos híbridos que integren la tecnología como un compañero genial que potencia cada neurona del equipo humano. Se proyecta que la IA generará una derrama de 13 billones de dólares en esta década.
Los geeks de la tecnología esperan con emoción este momento, pero también implica una tarea titánica para todas las empresas: hacer los pases de batuta entre generaciones de una forma correcta y crear un verdadero efecto postgeneracional. Para poder hacer frente a la imparable expansión tecnológica, necesitamos mejorar la gestión del talento, la cultura y el liderazgo.
Por poner uno ejemplo, hoy tenemos que preguntarnos ¿quién o qué reemplazará a los líderes baby boomers jubilados? Ellos son la primera generación que se enfrentó al enorme desafío de transferir sus conocimientos a programas de computadora. Hoy en día, además de esto, tienen que entrenar las competencias que han adquirido a lo largo de su vida profesional a la Generación X y de forma particular a los Millennials, que ya son la principal fuerza laboral en el mundo.
A pesar de esto, la Encuesta de Tendencias Globales de Capital Humano 2020 de Deloitte, indica que sólo 17% de las empresas está haciendo inversiones significativas en capacitación para las nuevas habilidades, lo que hace que también sea lógico que únicamente un 6% de los encuestados piense que sus líderes están preparados para dirigir una fuerza laboral multigeneracional e hipertecnologizada de forma efectiva.
Seguimos en deuda y la máquina no se detiene
Suponiendo que un modelo de negocio realmente funciona potenciado por la tecnología, sospecho que las empresas del futuro deberán su éxito o fracaso principalmente a la calidad y gestión de su cultura y su liderazgo.
Somos inherentemente humanos creando empresas para vivir mejor. Necesitamos interacciones significativas para crecer y sobrevivir.
El ritmo de cambio está demando que los líderes trabajen más cerca uno de otro para generar soluciones integrales en un entorno volátil, de innovación continua, donde lo que vendrá a continuación es muchas veces incierto.
Paradójicamente, este ambicioso frenesí de la productividad se convierte en un obstáculo poderoso para la creación de culturas sustentables al impedir por definición el contacto, la empatía y la calidez humana.
El problema más grande es que hay muy poco margen de error en la creación de formas más armónicas de cultura. Si nos quedamos de brazos cruzados en este aspecto, seremos cada vez más peligrosos para nosotros mismos. Sólo mira el medio ambiente, mientras más tecnología tenemos, más nos acercamos a romper los ciclos naturales del planeta.
Cada empresa es un microcosmos fractal de este desafío. Por un lado, queremos eficiencia y rendimiento para mantener encendidas las luces del progreso; por otro: bienestar, felicidad y propósito vital.
Parece ser que la respuesta está de vuelta en la tecnología. Necesitamos orientarnos hacia la creación de entornos de entrenamiento híbridos, multifuncionales que permitan conectar más fácil con la gente. Aplicaciones que permitan la híper personalización y el alto rendimiento sólo a través del equilibrio y la salud.
Es fundamental que las organizaciones se reinventen ágilmente y aprendan a gestionar de forma paralela el bienestar de las personas y las posibilidades operativas de tecnología como la Inteligencia Artificial para poder enfrentar el futuro de forma más óptima.
Para lograr sortear la brecha necesitamos más inversión e interés en capacitación de competencias integrales que nos sitúen técnicamente en el lugar adecuado a todas las generaciones y, al mismo tiempo, nos ayuden a liberar posibilidades significativas en la forma que conectamos unos con otros con empatía, calidez y compañerismo.
El futuro es brillante. Ojalá que ese brillo no nos deje ciegos.
*El autor es Director de Innovación y Desarrollo en Empresas con Rumbo. LinkedIn Top Voice, Coach de Líderes y Equipos de Alto Rendimiento.
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