La crisis recrudece la marginación de las trabajadoras: OIT-PNUD

Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Martes 2 de febrero de 2010, p. 35

Los efectos de la crisis mundial en las trabajadoras son sumamente graves, incluso amenazan los logros alcanzados en materia de equidad de género y profundizan las desigualdades, ya que la situación afecta las posibilidades de inserción laboral y permanencia de las mujeres en sus empleos, pues son las primeras en ser despedidas.

Además, han aumentado las tareas no remuneradas en los hogares, se han elevado las tensiones en la familia, así como la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, señala el informe Trabajo y familia, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

El documento señala que la participación femenina en el mercado de trabajo en América Latina (la cual creció 53 por ciento en promedio, pero que alcanza 70 por ciento en el segmento de mujeres entre 20 y 40 años) se da en un contexto de mayor inseguridad y menor protección social para las trabajadoras, las cuales además laboran mayoritariamente en la informalidad y asumiendo una doble ocupación.

A pesar de ello, se ha elevado la brecha de ingresos entre hombres y mujeres por varias vías: porque más de la mitad de las mujeres ocupadas se desempeñan en la economía informal, ya que frente al aumento del desempleo los mecanismos de control de discriminación salarial pierden prioridad, por la menor presencia de trabajadoras en organizaciones sindicales y, sobre todo, por factores culturales que califican la fuerza de trabajo del sexo femenino como secundaria y por ello son las primeras en ser despedidas.

El informe detalla que en América Latina las remuneraciones de las mujeres son en promedio 30 por ciento menores a las de los hombres. Esto se explica en buena medida por la discriminación que sufren las mujeres en el mercado laboral y permanece aun cuando se compara ambos sexos con el mismo nivel de educación. Esto, añade el documento, se debe a que cuando se fijan los salarios, el mercado de trabajo no es neutro.
Sobre México indica que en el país las mujeres destinan cuatro veces más tiempo que los hombres a los quehaceres del hogar y el cuidado de la familia. Mientras que en naciones como Chile, la proporción es 1.5 veces más. El informe detalla incluso que las mujeres viven la tensión entre las esferas laboral y hogareña con culpa y con altos niveles de insatisfacción.

Añade que los hombres tienen una menor participación e invierten menos tiempo en las actividades domésticas y de cuidado. “Por ejemplo, en México, las mujeres aportan 85 por ciento del tiempo total de trabajo doméstico y los hombres el resto”.

También explica que “la protección contra el despido por razones relacionadas con la maternidad está legislada en todos los países de la región, salvo en Antigua y Barbuda, Guyana y México, en este último país se garantiza el derecho a volver al mismo puesto después del descanso maternal, pero no prohíbe explícitamente el cese de la trabajadora”.

Según plantea, todas estas políticas tienen costos para las economías nacionales, ya que los mercados laborales de América Latina y el Caribe están desaprovechando su fuerza de trabajo, por ejemplo, por la dificultad de las mujeres para insertarse laboralmente, su sobrecalificación con respecto a los trabajos que realizan y su mayor presencia en ocupaciones precarias. En Argentina, por ejemplo, 67 por ciento de las mujeres que han completado su educación superior llevan a cabo tareas operativas o técnicas.
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