Frente a la bárbara realidad, las alucinaciones
* La enfermedad de la nación, no la cura el hongo michoacano
Escrito por ABRAHAM GARCÍA IBARRA
“Me llamaron loco y yo los llamé locos.
Y maldita sea: me ganaron por mayoría
de votos”.
Nathaniel Lee
Leyenda del siglo XVII, a las puertas del manicomio
Por estar lejano el Día de los Inocentes, nadie tomó a broma lo que expectoró el presidente designado Felipe Calderón hace unos días. Retomando su fantástica visión México 2030, el michoacano profetizó que, dentro de veinte años, nuestra nación, más próspera, más soberana, más democrática, más educada, más limpia y más justa, etcétera -donde el abuso del poder ya no se dé-, será una de las cinco potencias del mundo.
Es cierto que, para ingresar a la residencia de la felicidad y la inocencia -la nueva Arcadia mexicana-, donde la miseria y la violencia serán desterradas, el vidente de Los Pinos no mostró la carta de navegación. Por eso, intrusos en la Sociedad Mexicana de Investigación Escéptica se han creído facultados para poner en duda tanta belleza. Algunos se atreven, incluso, a sospechar que, como el Mundo se va a acabar en 2012, se pueden hacer promesas que no se podrán cumplir post mortem y nadie podrá sancionarlos con el voto de castigo.
En verdad os digo que, no por haberse frustrado varios o todos los decálogos presidenciales proclamados en los últimos tres años a causa de “factores externos”, la quimera no sea atrapable. Es cosa de acreditar -en un universo donde el discurso público está definitivamente desacreditado- los infalibles títulos de fe. Recordad, nomás, que la fe mueve montañas. Sólo es cuestión de aprovechar la oferta del milagroso hongo michoacano, eficaz para, con un solo frasco, mandar de vacaciones a más de 200 padecimientos, y dedicarse a edificar pueblos mágicos. Ya quisiera la fórmula el prestigiado hospital Monte Sinaí.
En 2030, pues, tendremos cosechas de milagrería. Nuestros nietos y bisnietos pueden dormir tranquilos: Su Patria será en veinte años la tierra que mana leche y miel. Es posible que aquí se encuentre el verdadero origen de la raza aria. El único peligro sería que, estando para entonces México entre las primeras cinco potencias mundiales, si la intestina guerra contra el narco ha sembrado de miles de cadáveres en el solar patrio, tantos atributos conquistados nos pondrían en la mira belicosa de las otras cuatro potencias. Y entonces sí, como diría el ranchero, no les arriendo las ganancias.
Hecha esa fútil introducción, continuemos con los festejos del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución. Después de todo, el profeta tarasco fundó su Utopía 2030 en los rendimientos que debemos sacar de tan agridulces experiencias históricas.
Con la mano que firmas
serás a la vez calificado
A los suspicaces que, a cada decálogo promulgado por el presidente designado, salen neciamente con la pregunta de cómo se instrumentará, de suerte que genere resultados tangibles, le vamos a proponer una pista. Como lo revelan las imágenes en pantalla televisiva, Calderón firma sus mandatos con la mano izquierda. Con la misma siniestra, después de leerla, firmó hace unos días, con otros 32 mandatarios de la región -que hasta hace poco los Estados Unidos asumían como “área de influencia”, endosada ad perpetua por el Destino Manifiesto- la Declaración de Cancún, como acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Ya podrán decir los contumaces detractores que esa -la de la paradisíaca Riviera Maya-, fue una pose mediática. No, señor: Calderón rescata la brújula de manos de los ex presidentes neoliberales que durante poco más de dos décadas anduvieron norteados. Sólo para citar el caso de su correligionario Vicente Me van a extrañar Fox Quesada, recuérdese que, entre recurrentes exigencias de la “enchilada completa” made in USA, se pasó el sexenio clamando por el nafta plus y la ALCA, etcétera. Y, en su lectura (de la brújula recuperada) Calderón vuelve a descubrir el sur, la vieja querencia histórica de México lindo, querido y solidario.
Hecho lo cual, Calderón, que siempre honra su palabra -porque no es como los priistas chimoltrufios-, con el poder de su firma se comprometió, entre otras grandes cosas, frente al impacto que ha tenido en la región la última crisis financiera internacional, a:
promover una mayor cooperación en materia de políticas financieras y regulatorias;
un amplio diálogo con miras a construir una nueva arquitectura financiera internacional que garantice la democratización y la transparencia en la gestión financiera internacional y el fortalecimiento de los mecanismos de regulación;
apoyar una reforma sustancial en las regulaciones financieras, conforme a la legislación interna de cada país, a fin de lograr un sistema regulatorio global más representativo, equitativo y sostenible a largo plazo;
4) estudiar las propuestas de un sistema multilateral y voluntario de pagos (…) incluyendo mecanismos de pagos en monedas nacionales y la integración y creación de instituciones o fondos financieros a nivel regional y subregional con adecuados mecanismos de supervisión, regulación y transparencia.
Uno tiene derecho a pensar que, al regreso de sus fatigantes jornadas en la Riviera Maya, el Presidente se reunió con su gabinete legal y ampliado e instruiría al secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, poner esos compromisos a caballo.
Derecho soberano sobre
los recursos energéticos
Asimismo, al secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, le ordenaría -ya que México tiene record Guinness de firmas de tratados de libre comercio- promover mayor integración de las economías regionales y trabajar en favor de la construcción de un sistema multilateral de comercio más justo y equitativo y destrabar la conclusión de las atoradas negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio.
De la secretaria de Energía, Georgina Kessel, sería la responsabilidad de reafirmar el derecho soberano de cada país a establecer las condiciones de explotación de sus recursos energéticos (…) para lograr el crecimiento económico sustentable y equitativo de sus pueblos.
Siempre receptivo a todo lo que signifique progreso de los pueblos hermanados por la geografía y la historia, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, aceptaría la encomienda de fortalecer el empeño común para que el desarrollo científico se pueda convertir en servicios, productos y procesos accesibles a las economía y sociedades de los países latinoamericanos y caribeños, por medio de políticas inclusivas de innovación.
Luchar contra el hambre y
la pobreza, un desafío ético
Al secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, se le reiteraría que el hambre y la pobreza representan una de las peores formas de violación de los Derechos Humanos y se le advertiría que la lucha para erradicarlas es un desafío ético, político y económico para todos, en vista de lo cual es imperativo explorar nuevas formas de solidaridad internacional para garantizar el acceso a alimentos de calidad, ricos en nutrientes, para avanzar hacia sociedades mejor integradas en un mundo globalizado, más participativas, con rostro humano e inclusión social (…) impulsando políticas de desarrollo que privilegien los programas dirigidos a la reducción de la pobreza, la desigualdad y el hambre. En ese enfoque, al titular de la Sagarpa, Francisco Javier Mayorga se le daría como orden de trabajo la elaboración y revisión de estrategias nacionales orientadas a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, con amplia participación social, particularmente de los sectores más vulnerables, impidiendo el abuso monopólico en el sector de los alimentos.
Sin recuperarse del estrés que el cuidado de la “cumbre” le generó, la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa aceptaría gustosa hacerse cargo de promover el pleno respeto de los derechos humanos de los migrante y sus familias, dando cumplimiento a los compromisos de combatir el racismo, la xenofobia a que puedan ser sometidos los migrantes, promoviendo la reivindicación de sus capacidades como actores políticos, económicos, culturales y científicos, fundamentalmente para impulsar procesos de desarrollo e integración, en las sociedades de origen y destino. No podía faltar en su agenda la voluntad de combatir la trata de personas, para garantizar la plena protección a las víctimas de ese delito, en especial a mujeres, niños y adolescentes.
Seguramente, sin embargo, el compromiso que catalizaría la disciplina del gabinete todo, sería el de la aplicación, promoción y protección tanto de los derechos civiles y políticos, como de los derechos económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo.
Graves motivos para
perder toda esperanza
¿Por qué se dudaría -dada esa imaginaria como sentida y verdadera declaración de principios- que en 2030 México fuera una nación más limpia, más educada, más próspera, más soberana, más democrática, y más justa?
Porque:
el Estado y la sociedad mexicanos no podrán reconstruir en el corto periodo de escasas dos décadas su andamiaje institucional, avasallado ahora por el despotismo y la barbarie;
el gobierno no podrá liberarse de su actual condición de rehén de la incivilidad de la “clase política” y de su propia arrogancia;
los agentes políticos y burocráticos, entre los que se inscriben los miembros del gabinete presidencial, están rezando cada cual para su santo con vistas a la sucesión de 2012;
la rendición de la soberanía nacional impide que, en materia económica, México se sacuda las cadenas que lo hacen esclavo del dominio de las agencias financieras multinacionales y de los designios de las trasnacionales privadas, que han auspiciado en el país el imperio de la economía criminal;
toda iniciativa reformista -que no auténticamente transformadora-, está sujeta a los obscenos caprichos de quienes piensan más en las próximas elecciones que en las futura generaciones, y culmina invariablemente en la expedición de farragosos y contradictorios mamotretos -bien codificados como lex simulata- que no pasan el más elemental examen de constitucionalidad;
la burocracia criptofascista está comprometida a sofocar la energía social, ahí donde surja cualquier asomo contestatario que amenace los intereses de la plutocracia parasitaria;
las expectativas de las fuerzas productivas se agotan ahí donde topan con los salarios mínimos y la incesante violación de los derechos sociales consagrados en la Constitución;
los poderes fácticos se han adueñado de vidas y haciendas, sin que un poder sin autoridad pueda someterlos al mandato civil;
la comunidad mexicana vive sobrecogida en sus localidades la advertencia dantesca: Esta es la ciudad de la tristeza eterna/ dejad atrás toda esperanza, vosotros que entráis…
10) la estructura instrumental del Estado autoritario -la de las Fuerzas Armadas- empieza a reflejar los síntomas de la frustración y la impaciencia frente a una guerra que se le impuso y que parece arrinconarla en un callejón sin salida, desde el cual clama por una respuesta colectiva para que “la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión (porque) nadie desea que esta lucha se prolongue indefinidamente. A nadie conviene”. Si algo incita a los beligerantes, es ver la desmoralización del enemigo.
La moral, la más terrible e intolerable de las soledades
Lo más grave de las circunstancias arriba descritas, ambivalentes y movedizas entre la tangible objetividad de los acontecimientos políticos y las alucinaciones que llevan a imaginar y proponer “pueblos mágicos” a gente estremecida por la tragedia, es que el diagnóstico sobre el estado mental y emocional de los imaginantes se divulga a toro pasado, cuando ya no hay remedio, como ha ocurrido en el caso del todavía desenfrenado Vicente Fox.
Ese es uno de los peores agravios que para los gobernados encarnan ciertos hombres públicos que, con independencia de la legalidad de su mandato, permanecen presas del espectro de la ilegitimidad. Sentirse completamente aislado y solitario, dice Erich Fromm, conduce a la desintegración mental, del mismo modo que la inanición conduce a la muerte.
Ese individuo, informa el autor de El miedo a la libertad, “puede vivir entre la gente, y no obstante dejarse vencer por un sentimiento de aislamiento total, cuyo resultado será, una vez excedido ciertos límites, aquel estado de insanía expresado por los trastornos esquizofrénicos. Esta falta de conexión con valores, símbolos o normas, que podríamos llamar soledad moral, es tan intolerable como la soledad física”. Fromm nos remite a Balzac (Los sufrimientos del inventor): “El hombre tiene horror a la soledad, Y de todas las especies de soledad, la soledad moral es la más terrible”.
Al presidente designado sólo la restan 32 meses de residencia en Los Pinos. Mientras tanto, en diez años de ejercicio del poder presidencial, al PAN se le siguen desprendiendo las fétidas escamas que cubrieron y encubrieron su verdadera naturaleza; la que lo movió a renunciar a su postulado de humanismo político y a actuar como el peor de los bellacos: 107 millones de mexicanos pagan el monstruoso costo de la segunda usurpación en menos de un cuarto de siglo. Y contando…
Shiftybos
SIPREQ CORP.
Escrito por ABRAHAM GARCÍA IBARRA
“Me llamaron loco y yo los llamé locos.
Y maldita sea: me ganaron por mayoría
de votos”.
Nathaniel Lee
Leyenda del siglo XVII, a las puertas del manicomio
Por estar lejano el Día de los Inocentes, nadie tomó a broma lo que expectoró el presidente designado Felipe Calderón hace unos días. Retomando su fantástica visión México 2030, el michoacano profetizó que, dentro de veinte años, nuestra nación, más próspera, más soberana, más democrática, más educada, más limpia y más justa, etcétera -donde el abuso del poder ya no se dé-, será una de las cinco potencias del mundo.
Es cierto que, para ingresar a la residencia de la felicidad y la inocencia -la nueva Arcadia mexicana-, donde la miseria y la violencia serán desterradas, el vidente de Los Pinos no mostró la carta de navegación. Por eso, intrusos en la Sociedad Mexicana de Investigación Escéptica se han creído facultados para poner en duda tanta belleza. Algunos se atreven, incluso, a sospechar que, como el Mundo se va a acabar en 2012, se pueden hacer promesas que no se podrán cumplir post mortem y nadie podrá sancionarlos con el voto de castigo.
En verdad os digo que, no por haberse frustrado varios o todos los decálogos presidenciales proclamados en los últimos tres años a causa de “factores externos”, la quimera no sea atrapable. Es cosa de acreditar -en un universo donde el discurso público está definitivamente desacreditado- los infalibles títulos de fe. Recordad, nomás, que la fe mueve montañas. Sólo es cuestión de aprovechar la oferta del milagroso hongo michoacano, eficaz para, con un solo frasco, mandar de vacaciones a más de 200 padecimientos, y dedicarse a edificar pueblos mágicos. Ya quisiera la fórmula el prestigiado hospital Monte Sinaí.
En 2030, pues, tendremos cosechas de milagrería. Nuestros nietos y bisnietos pueden dormir tranquilos: Su Patria será en veinte años la tierra que mana leche y miel. Es posible que aquí se encuentre el verdadero origen de la raza aria. El único peligro sería que, estando para entonces México entre las primeras cinco potencias mundiales, si la intestina guerra contra el narco ha sembrado de miles de cadáveres en el solar patrio, tantos atributos conquistados nos pondrían en la mira belicosa de las otras cuatro potencias. Y entonces sí, como diría el ranchero, no les arriendo las ganancias.
Hecha esa fútil introducción, continuemos con los festejos del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución. Después de todo, el profeta tarasco fundó su Utopía 2030 en los rendimientos que debemos sacar de tan agridulces experiencias históricas.
Con la mano que firmas
serás a la vez calificado
A los suspicaces que, a cada decálogo promulgado por el presidente designado, salen neciamente con la pregunta de cómo se instrumentará, de suerte que genere resultados tangibles, le vamos a proponer una pista. Como lo revelan las imágenes en pantalla televisiva, Calderón firma sus mandatos con la mano izquierda. Con la misma siniestra, después de leerla, firmó hace unos días, con otros 32 mandatarios de la región -que hasta hace poco los Estados Unidos asumían como “área de influencia”, endosada ad perpetua por el Destino Manifiesto- la Declaración de Cancún, como acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Ya podrán decir los contumaces detractores que esa -la de la paradisíaca Riviera Maya-, fue una pose mediática. No, señor: Calderón rescata la brújula de manos de los ex presidentes neoliberales que durante poco más de dos décadas anduvieron norteados. Sólo para citar el caso de su correligionario Vicente Me van a extrañar Fox Quesada, recuérdese que, entre recurrentes exigencias de la “enchilada completa” made in USA, se pasó el sexenio clamando por el nafta plus y la ALCA, etcétera. Y, en su lectura (de la brújula recuperada) Calderón vuelve a descubrir el sur, la vieja querencia histórica de México lindo, querido y solidario.
Hecho lo cual, Calderón, que siempre honra su palabra -porque no es como los priistas chimoltrufios-, con el poder de su firma se comprometió, entre otras grandes cosas, frente al impacto que ha tenido en la región la última crisis financiera internacional, a:
promover una mayor cooperación en materia de políticas financieras y regulatorias;
un amplio diálogo con miras a construir una nueva arquitectura financiera internacional que garantice la democratización y la transparencia en la gestión financiera internacional y el fortalecimiento de los mecanismos de regulación;
apoyar una reforma sustancial en las regulaciones financieras, conforme a la legislación interna de cada país, a fin de lograr un sistema regulatorio global más representativo, equitativo y sostenible a largo plazo;
4) estudiar las propuestas de un sistema multilateral y voluntario de pagos (…) incluyendo mecanismos de pagos en monedas nacionales y la integración y creación de instituciones o fondos financieros a nivel regional y subregional con adecuados mecanismos de supervisión, regulación y transparencia.
Uno tiene derecho a pensar que, al regreso de sus fatigantes jornadas en la Riviera Maya, el Presidente se reunió con su gabinete legal y ampliado e instruiría al secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, poner esos compromisos a caballo.
Derecho soberano sobre
los recursos energéticos
Asimismo, al secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, le ordenaría -ya que México tiene record Guinness de firmas de tratados de libre comercio- promover mayor integración de las economías regionales y trabajar en favor de la construcción de un sistema multilateral de comercio más justo y equitativo y destrabar la conclusión de las atoradas negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio.
De la secretaria de Energía, Georgina Kessel, sería la responsabilidad de reafirmar el derecho soberano de cada país a establecer las condiciones de explotación de sus recursos energéticos (…) para lograr el crecimiento económico sustentable y equitativo de sus pueblos.
Siempre receptivo a todo lo que signifique progreso de los pueblos hermanados por la geografía y la historia, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, aceptaría la encomienda de fortalecer el empeño común para que el desarrollo científico se pueda convertir en servicios, productos y procesos accesibles a las economía y sociedades de los países latinoamericanos y caribeños, por medio de políticas inclusivas de innovación.
Luchar contra el hambre y
la pobreza, un desafío ético
Al secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, se le reiteraría que el hambre y la pobreza representan una de las peores formas de violación de los Derechos Humanos y se le advertiría que la lucha para erradicarlas es un desafío ético, político y económico para todos, en vista de lo cual es imperativo explorar nuevas formas de solidaridad internacional para garantizar el acceso a alimentos de calidad, ricos en nutrientes, para avanzar hacia sociedades mejor integradas en un mundo globalizado, más participativas, con rostro humano e inclusión social (…) impulsando políticas de desarrollo que privilegien los programas dirigidos a la reducción de la pobreza, la desigualdad y el hambre. En ese enfoque, al titular de la Sagarpa, Francisco Javier Mayorga se le daría como orden de trabajo la elaboración y revisión de estrategias nacionales orientadas a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, con amplia participación social, particularmente de los sectores más vulnerables, impidiendo el abuso monopólico en el sector de los alimentos.
Sin recuperarse del estrés que el cuidado de la “cumbre” le generó, la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa aceptaría gustosa hacerse cargo de promover el pleno respeto de los derechos humanos de los migrante y sus familias, dando cumplimiento a los compromisos de combatir el racismo, la xenofobia a que puedan ser sometidos los migrantes, promoviendo la reivindicación de sus capacidades como actores políticos, económicos, culturales y científicos, fundamentalmente para impulsar procesos de desarrollo e integración, en las sociedades de origen y destino. No podía faltar en su agenda la voluntad de combatir la trata de personas, para garantizar la plena protección a las víctimas de ese delito, en especial a mujeres, niños y adolescentes.
Seguramente, sin embargo, el compromiso que catalizaría la disciplina del gabinete todo, sería el de la aplicación, promoción y protección tanto de los derechos civiles y políticos, como de los derechos económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo.
Graves motivos para
perder toda esperanza
¿Por qué se dudaría -dada esa imaginaria como sentida y verdadera declaración de principios- que en 2030 México fuera una nación más limpia, más educada, más próspera, más soberana, más democrática, y más justa?
Porque:
el Estado y la sociedad mexicanos no podrán reconstruir en el corto periodo de escasas dos décadas su andamiaje institucional, avasallado ahora por el despotismo y la barbarie;
el gobierno no podrá liberarse de su actual condición de rehén de la incivilidad de la “clase política” y de su propia arrogancia;
los agentes políticos y burocráticos, entre los que se inscriben los miembros del gabinete presidencial, están rezando cada cual para su santo con vistas a la sucesión de 2012;
la rendición de la soberanía nacional impide que, en materia económica, México se sacuda las cadenas que lo hacen esclavo del dominio de las agencias financieras multinacionales y de los designios de las trasnacionales privadas, que han auspiciado en el país el imperio de la economía criminal;
toda iniciativa reformista -que no auténticamente transformadora-, está sujeta a los obscenos caprichos de quienes piensan más en las próximas elecciones que en las futura generaciones, y culmina invariablemente en la expedición de farragosos y contradictorios mamotretos -bien codificados como lex simulata- que no pasan el más elemental examen de constitucionalidad;
la burocracia criptofascista está comprometida a sofocar la energía social, ahí donde surja cualquier asomo contestatario que amenace los intereses de la plutocracia parasitaria;
las expectativas de las fuerzas productivas se agotan ahí donde topan con los salarios mínimos y la incesante violación de los derechos sociales consagrados en la Constitución;
los poderes fácticos se han adueñado de vidas y haciendas, sin que un poder sin autoridad pueda someterlos al mandato civil;
la comunidad mexicana vive sobrecogida en sus localidades la advertencia dantesca: Esta es la ciudad de la tristeza eterna/ dejad atrás toda esperanza, vosotros que entráis…
10) la estructura instrumental del Estado autoritario -la de las Fuerzas Armadas- empieza a reflejar los síntomas de la frustración y la impaciencia frente a una guerra que se le impuso y que parece arrinconarla en un callejón sin salida, desde el cual clama por una respuesta colectiva para que “la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión (porque) nadie desea que esta lucha se prolongue indefinidamente. A nadie conviene”. Si algo incita a los beligerantes, es ver la desmoralización del enemigo.
La moral, la más terrible e intolerable de las soledades
Lo más grave de las circunstancias arriba descritas, ambivalentes y movedizas entre la tangible objetividad de los acontecimientos políticos y las alucinaciones que llevan a imaginar y proponer “pueblos mágicos” a gente estremecida por la tragedia, es que el diagnóstico sobre el estado mental y emocional de los imaginantes se divulga a toro pasado, cuando ya no hay remedio, como ha ocurrido en el caso del todavía desenfrenado Vicente Fox.
Ese es uno de los peores agravios que para los gobernados encarnan ciertos hombres públicos que, con independencia de la legalidad de su mandato, permanecen presas del espectro de la ilegitimidad. Sentirse completamente aislado y solitario, dice Erich Fromm, conduce a la desintegración mental, del mismo modo que la inanición conduce a la muerte.
Ese individuo, informa el autor de El miedo a la libertad, “puede vivir entre la gente, y no obstante dejarse vencer por un sentimiento de aislamiento total, cuyo resultado será, una vez excedido ciertos límites, aquel estado de insanía expresado por los trastornos esquizofrénicos. Esta falta de conexión con valores, símbolos o normas, que podríamos llamar soledad moral, es tan intolerable como la soledad física”. Fromm nos remite a Balzac (Los sufrimientos del inventor): “El hombre tiene horror a la soledad, Y de todas las especies de soledad, la soledad moral es la más terrible”.
Al presidente designado sólo la restan 32 meses de residencia en Los Pinos. Mientras tanto, en diez años de ejercicio del poder presidencial, al PAN se le siguen desprendiendo las fétidas escamas que cubrieron y encubrieron su verdadera naturaleza; la que lo movió a renunciar a su postulado de humanismo político y a actuar como el peor de los bellacos: 107 millones de mexicanos pagan el monstruoso costo de la segunda usurpación en menos de un cuarto de siglo. Y contando…
Shiftybos
SIPREQ CORP.
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