México: El arco del triunfo
Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)
En algún lugar de la prepotencia, en el territorio inhóspito de la heroica República del Gandallismo pululan los energúmenos infrahumanos que envestidos de cinismo se pasean bajo el Arco del Triunfo...
En los albores de la civilización, cuando el poder se adquiría luchando, invadiendo y conquistando, la admiración y la gratitud de los pueblos condujeron a la exaltación de las victorias militares; ese fue el origen de los arcos triunfales que honraban a los generales romanos.
Pero nada es para siempre. Y los héroes son cada vez más escasos y las victorias militares son devastadoras y deleznables. Y la gloria excelsa de los héroes victoriosos que desfilaron ante la aclamación popular ha devenido en un eufemismo que describe una vulgar costumbre de la clase política que ejerce el atributo auto-conferido de burlar las leyes. Ungidos con la impunidad, esta élite aborrecible posterga, elude y burla las leyes. Desfilaron por el Arco del triunfo los preceptos jurídicos ignorados y eludidos por todos los involucrados en la misteriosa aparición en el Congreso del diputado Julio César Godoy, en la descarada ceremonia de su toma de protesta y en la asunción del fuero que ahora lo sobreprotege.
Deambula por arcos triunfales la procuración de justicia, demeritada por todos los que usan, y abusan, del poder judicial para defender intereses partidistas , reduciendo la procuración de justicia a la ejecutoria de los caprichos y obsesiones del Ejecutivo. Vgrs: Las controversias interpuestas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación por la Procuraduría General de la República impugnando la constitucionalidad de la despenalización del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo y del derecho de adopción por parejas homosexuales, entre otros casos, exhibe a este órgano como un apéndice del ejecutivo, como la espada de fuego que defiende al criterio obtuso y anacrónico de una elite que no gobierna, administra.
La pasarela triunfal se repite una y otra vez, trastornando varios rubros del erario y en circunstancias tan inverosímiles como el carnaval deportivo montado en el Paseo de la Reforma para conmemorar el bicentenario de la Independencia que reprodujo la estampa de una república bananera extraída del surrealismo; dicen que el gran ausente fue Melquiades con su exhibición de hielos danzantes.
Hoy por hoy, la parte siniestra de la condición humana ha derrotado a los afanes sublimes, y ahora, lo que alguna vez representó el agradecimiento y la honra de los pueblos se interpreta como una vulgar costumbre de eludir las leyes y pitorrearse de ellas, porque es aquí, en el territorio inhóspito del Gandallismo donde pululan los energúmenos infrahumanos que envestidos de cinismo pasan por el Arco del Triunfo todo aquello que juraron respetar y defender...
Laura M. López Murillo es Licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.
Fuente
En algún lugar de la prepotencia, en el territorio inhóspito de la heroica República del Gandallismo pululan los energúmenos infrahumanos que envestidos de cinismo se pasean bajo el Arco del Triunfo...
En los albores de la civilización, cuando el poder se adquiría luchando, invadiendo y conquistando, la admiración y la gratitud de los pueblos condujeron a la exaltación de las victorias militares; ese fue el origen de los arcos triunfales que honraban a los generales romanos.
Pero nada es para siempre. Y los héroes son cada vez más escasos y las victorias militares son devastadoras y deleznables. Y la gloria excelsa de los héroes victoriosos que desfilaron ante la aclamación popular ha devenido en un eufemismo que describe una vulgar costumbre de la clase política que ejerce el atributo auto-conferido de burlar las leyes. Ungidos con la impunidad, esta élite aborrecible posterga, elude y burla las leyes. Desfilaron por el Arco del triunfo los preceptos jurídicos ignorados y eludidos por todos los involucrados en la misteriosa aparición en el Congreso del diputado Julio César Godoy, en la descarada ceremonia de su toma de protesta y en la asunción del fuero que ahora lo sobreprotege.
Deambula por arcos triunfales la procuración de justicia, demeritada por todos los que usan, y abusan, del poder judicial para defender intereses partidistas , reduciendo la procuración de justicia a la ejecutoria de los caprichos y obsesiones del Ejecutivo. Vgrs: Las controversias interpuestas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación por la Procuraduría General de la República impugnando la constitucionalidad de la despenalización del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo y del derecho de adopción por parejas homosexuales, entre otros casos, exhibe a este órgano como un apéndice del ejecutivo, como la espada de fuego que defiende al criterio obtuso y anacrónico de una elite que no gobierna, administra.
La pasarela triunfal se repite una y otra vez, trastornando varios rubros del erario y en circunstancias tan inverosímiles como el carnaval deportivo montado en el Paseo de la Reforma para conmemorar el bicentenario de la Independencia que reprodujo la estampa de una república bananera extraída del surrealismo; dicen que el gran ausente fue Melquiades con su exhibición de hielos danzantes.
Hoy por hoy, la parte siniestra de la condición humana ha derrotado a los afanes sublimes, y ahora, lo que alguna vez representó el agradecimiento y la honra de los pueblos se interpreta como una vulgar costumbre de eludir las leyes y pitorrearse de ellas, porque es aquí, en el territorio inhóspito del Gandallismo donde pululan los energúmenos infrahumanos que envestidos de cinismo pasan por el Arco del Triunfo todo aquello que juraron respetar y defender...
Laura M. López Murillo es Licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.
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