"Valiente y comprometido" con su pueblo, Don Trino se mantuvo firme pese a amenazas
Gloria Muñoz Ramírez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 8 de diciembre de 2011, p. 16
Trinidad de la Cruz Crisóstomo usaba el apelativo de El Trompas por cuestiones de seguridad, ante las permanentes amenazas en su contra por el crimen organizado y los paramilitares que operan en Ostula, en la costa de Michoacán.
De 73 años, "valiente y comprometido con su pueblo" –como lo definen sus compañeros–, Trinidad, o Don Trino, estuvo a la cabeza de la guardia comunal y de los nahuas que el 29 de junio de 2009 recuperaron un predio del litoral del Pacífico michoacano de más de mil hectáreas, que durante 40 años estuvo invadido por supuestos pequeños propietarios provenientes del poblado de La Placita, municipio de Aquila.
Conocido también como El Maíz o El Maizón, Don Trino ocupó los dos cargos máximos que se pueden tener en una comunidad: juez tradicional en repetidas ocasiones y jefe de tenencia de la tierra. Fue también el comandante de la guardia comunal y el primer encargado del orden del nuevo poblado de Xayakalan, construido sobre las tierras recuperadas.
Entrevistado dos días después de la recuperación, aún con los retenes en alerta y la tensión por el enfrentamiento, Don Trino narró con orgullo visible lo que ocurrió esa madrugada: "los invasores de La Placita nos recibieron a balazos, hiriendo a quemarropa a uno de nuestros compañeros, pero nosotros le seguimos hasta que llegamos con las camionetas a las tierras. De inmediato se instaló un campamento y aproximadamente 500 guardias comunitarias comenzaron la vigilancia de los alrededores, previniendo nuevas provocaciones".
Disputado por narcos
Este territorio ha sido disputado durante años por narcotraficantes, inversionistas inmobiliarios, los supuestos pequeños propietarios y empresas mineras, sólo que pertenece a los nahuas. “Pudimos recuperar nuestras tierras gracias a que todos le entramos a reorganizar nuestra policía tradicional. Ahora de aquí ya no nos vamos, para eso tenemos nuestra policía.
"No queremos violencia, no es la intención. Sólo estamos defendiendo nuestras tierras. Queremos trabajarlas, sólo eso. Lo que estamos haciendo es totalmente legal, pacífico, civil y constitucional", insistía.
En posteriores entrevistas y pláticas informales que sostuvimos con él durante estos dos años, Trinidad de la Cruz advirtió que "sólo muertos" los podrían sacar de ahí. Este 6 de diciembre fue secuestrado por un comando armado, frente a 12 personas del Movimiento por la Paz por Justicia y Dignidad que se encontraban en una misión de observación en Ostula y que también fueron amagadas, aunque luego las dejaron en libertad. Hoy se encontró el cuerpo sin vida de Don Trino, en un paraje del municipio de Coahuayana.
Entrevistados por teléfono, el pasado 14 de noviembre los comuneros de Xayakalan informaron que Trinidad fue “duramente golpeado –en presencia de la comunidad– con un arma AR-15 por Priciliano Corona Sánchez, El Chalano, con la complicidad de Iturbide Alejo, El Turbinas, y Margarita Pérez, La Usurpadora, quienes habitan en Xayakalan y trabajan para el crimen organizado”.
Los comuneros, quienes se niegan a dar su nombre por temor a represalias, afirman que en junio pasado, “El Chalano amenazó de muerte a Don Trino y a Pedro Leyva, quien finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”. Señalan también que el 15, 16 y 17 de septiembre pasados, El Chalano "estuvo cazando a los encargados del orden de Xayakalan, pero afortunadamente pudieron escaparse y salvaron su vida".
En ocasión del segundo aniversario de la recuperación de sus tierras, los nahuas de Ostula denunciaron que "la guerra que actual- mente vive nuestra comunidad, y que es un capítulo pequeño de la guerra que desgarra a la nación entera, la podemos contar en números: 26 comuneros muertos, cuatro desaparecidos, decenas de viudas y huérfanos y cientos de desplazados". A esta cifra se suman los asesinatos de Pedro y Trinidad.
En agosto pasado sostuvimos el último encuentro con él. Acababa de pasar por Xayakalan el huracán Beatriz, destruyendo casi todas las precarias construcciones del poblado, pero aun así, señaló: "aquí todos seguimos puestos. Si el huracán no nos sacó, menos el gobierno".
La policía comunitaria de Ostula está conformada por cerca de 500 integrantes y su función –explicaron su dirigente y otro grupo de comuneros– "es resguardar el perímetro de las tierras en conflicto". Insistieron en que no están "para enfrentar a la delincuencia organizada, para desarmar a nadie ni intervenir en otras cosas, sólo para cuidar el territorio que nos pertenece".
La respuesta del gobierno a la organización "no ha sido buena", insistió Don Trino bajo los escombros de una palapa en Xayakalan. "El gobierno no quiere que tengamos nuestra policía. No le gusta, porque no la mandan ellos; pero aquí siempre hemos sido autónomos. Exigimos el reconocimiento de nuestra policía, pero si no llega, de todas maneras seguimos".
Ostula es una de las tres comunidades nahuas del litoral del Pacífico michoacano. Las otras dos son Pómaro y Coire. Juntas poseen más de 200 mil hectáreas de territorio dentro de la costa y los montes de la Sierra Madre del Sur hasta Guerrero y Oaxaca. En las más de mil hectáreas de Xayakalan actualmente habitan unas 250 personas pertenecientes a 40 familias. Éste es el territorio vigilado.
Los nahuas exigen el reconocimiento de sus tierras y de sus órganos de autodefensa, y hasta la fecha no hay nada. Mientras, mantienen la posesión del paraje y la disposición de su policía para defenderlo. En las negociaciones con la Secretaría de la Reforma Agraria y con el gobierno de Michoacán no se ha llegado a ningún acuerdo, porque la comunidad no ha podido hacer las consultas debido a la violencia. Este 6 de diciembre se iba a efectuar la asamblea que, por obvias razones, se suspendió.
Un dato más es que la asamblea general decidió no participar en las elecciones estatales de Michoacán del pasado 13 de noviembre. "Los partidos políticos cuando andan queriendo el puesto te platican bonito, pero después ni te conocen. Todo está por demás con ellos y aquí no entran", señaló Don Trino.
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Periódico La Jornada
Jueves 8 de diciembre de 2011, p. 16
Trinidad de la Cruz Crisóstomo usaba el apelativo de El Trompas por cuestiones de seguridad, ante las permanentes amenazas en su contra por el crimen organizado y los paramilitares que operan en Ostula, en la costa de Michoacán.
De 73 años, "valiente y comprometido con su pueblo" –como lo definen sus compañeros–, Trinidad, o Don Trino, estuvo a la cabeza de la guardia comunal y de los nahuas que el 29 de junio de 2009 recuperaron un predio del litoral del Pacífico michoacano de más de mil hectáreas, que durante 40 años estuvo invadido por supuestos pequeños propietarios provenientes del poblado de La Placita, municipio de Aquila.
Conocido también como El Maíz o El Maizón, Don Trino ocupó los dos cargos máximos que se pueden tener en una comunidad: juez tradicional en repetidas ocasiones y jefe de tenencia de la tierra. Fue también el comandante de la guardia comunal y el primer encargado del orden del nuevo poblado de Xayakalan, construido sobre las tierras recuperadas.
Entrevistado dos días después de la recuperación, aún con los retenes en alerta y la tensión por el enfrentamiento, Don Trino narró con orgullo visible lo que ocurrió esa madrugada: "los invasores de La Placita nos recibieron a balazos, hiriendo a quemarropa a uno de nuestros compañeros, pero nosotros le seguimos hasta que llegamos con las camionetas a las tierras. De inmediato se instaló un campamento y aproximadamente 500 guardias comunitarias comenzaron la vigilancia de los alrededores, previniendo nuevas provocaciones".
Disputado por narcos
Este territorio ha sido disputado durante años por narcotraficantes, inversionistas inmobiliarios, los supuestos pequeños propietarios y empresas mineras, sólo que pertenece a los nahuas. “Pudimos recuperar nuestras tierras gracias a que todos le entramos a reorganizar nuestra policía tradicional. Ahora de aquí ya no nos vamos, para eso tenemos nuestra policía.
"No queremos violencia, no es la intención. Sólo estamos defendiendo nuestras tierras. Queremos trabajarlas, sólo eso. Lo que estamos haciendo es totalmente legal, pacífico, civil y constitucional", insistía.
En posteriores entrevistas y pláticas informales que sostuvimos con él durante estos dos años, Trinidad de la Cruz advirtió que "sólo muertos" los podrían sacar de ahí. Este 6 de diciembre fue secuestrado por un comando armado, frente a 12 personas del Movimiento por la Paz por Justicia y Dignidad que se encontraban en una misión de observación en Ostula y que también fueron amagadas, aunque luego las dejaron en libertad. Hoy se encontró el cuerpo sin vida de Don Trino, en un paraje del municipio de Coahuayana.
Entrevistados por teléfono, el pasado 14 de noviembre los comuneros de Xayakalan informaron que Trinidad fue “duramente golpeado –en presencia de la comunidad– con un arma AR-15 por Priciliano Corona Sánchez, El Chalano, con la complicidad de Iturbide Alejo, El Turbinas, y Margarita Pérez, La Usurpadora, quienes habitan en Xayakalan y trabajan para el crimen organizado”.
Los comuneros, quienes se niegan a dar su nombre por temor a represalias, afirman que en junio pasado, “El Chalano amenazó de muerte a Don Trino y a Pedro Leyva, quien finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”. Señalan también que el 15, 16 y 17 de septiembre pasados, El Chalano "estuvo cazando a los encargados del orden de Xayakalan, pero afortunadamente pudieron escaparse y salvaron su vida".
En ocasión del segundo aniversario de la recuperación de sus tierras, los nahuas de Ostula denunciaron que "la guerra que actual- mente vive nuestra comunidad, y que es un capítulo pequeño de la guerra que desgarra a la nación entera, la podemos contar en números: 26 comuneros muertos, cuatro desaparecidos, decenas de viudas y huérfanos y cientos de desplazados". A esta cifra se suman los asesinatos de Pedro y Trinidad.
En agosto pasado sostuvimos el último encuentro con él. Acababa de pasar por Xayakalan el huracán Beatriz, destruyendo casi todas las precarias construcciones del poblado, pero aun así, señaló: "aquí todos seguimos puestos. Si el huracán no nos sacó, menos el gobierno".
La policía comunitaria de Ostula está conformada por cerca de 500 integrantes y su función –explicaron su dirigente y otro grupo de comuneros– "es resguardar el perímetro de las tierras en conflicto". Insistieron en que no están "para enfrentar a la delincuencia organizada, para desarmar a nadie ni intervenir en otras cosas, sólo para cuidar el territorio que nos pertenece".
La respuesta del gobierno a la organización "no ha sido buena", insistió Don Trino bajo los escombros de una palapa en Xayakalan. "El gobierno no quiere que tengamos nuestra policía. No le gusta, porque no la mandan ellos; pero aquí siempre hemos sido autónomos. Exigimos el reconocimiento de nuestra policía, pero si no llega, de todas maneras seguimos".
Ostula es una de las tres comunidades nahuas del litoral del Pacífico michoacano. Las otras dos son Pómaro y Coire. Juntas poseen más de 200 mil hectáreas de territorio dentro de la costa y los montes de la Sierra Madre del Sur hasta Guerrero y Oaxaca. En las más de mil hectáreas de Xayakalan actualmente habitan unas 250 personas pertenecientes a 40 familias. Éste es el territorio vigilado.
Los nahuas exigen el reconocimiento de sus tierras y de sus órganos de autodefensa, y hasta la fecha no hay nada. Mientras, mantienen la posesión del paraje y la disposición de su policía para defenderlo. En las negociaciones con la Secretaría de la Reforma Agraria y con el gobierno de Michoacán no se ha llegado a ningún acuerdo, porque la comunidad no ha podido hacer las consultas debido a la violencia. Este 6 de diciembre se iba a efectuar la asamblea que, por obvias razones, se suspendió.
Un dato más es que la asamblea general decidió no participar en las elecciones estatales de Michoacán del pasado 13 de noviembre. "Los partidos políticos cuando andan queriendo el puesto te platican bonito, pero después ni te conocen. Todo está por demás con ellos y aquí no entran", señaló Don Trino.
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