Pacto sobre crudo del Golfo disfraza la injerencia de EU
Trabajadores en la plataforma de exploración Bicentenario, de Industrial Perforadora Campeche, Grupo R, con capacidad de perforación profunda y semiprofunda, en el pozo Talipao 1 en el Golfo de México. Imagen de agosto de 2011Foto José Carlo González
Roberto González Amador
Periódico La Jornada
Sábado 17 de marzo de 2012, p. 2
Más allá del discurso público, la intención del gobierno mexicano al negociar con Estados Unidos un acuerdo sobre los yacimientos petroleros transfronterizos es "abrir las puertas del sector petrolero nacional a las compañías internacionales". La afirmación fue hecha por Georgina Kessel –la primera secretaria de Energía del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa– al ex embajador de Estados Unidos en México Carlos Pascual, según relató el propio diplomático en un despacho al Departamento de Estado.
El 20 de febrero pasado, el presidente Calderón aseguró que el acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos para la explotación de yacimientos de petróleo en la frontera marina común del Golfo de México, firmado ese día, se había negociado "con respeto absoluto a nuestra soberanía".
Los reportes que desde México envió la embajada estadunidense a Washington en los meses previos a la firma del acuerdo de explotación de yacimientos transfronterizos ponen al descubierto que el gobierno del presidente Felipe Calderón mantuvo un discurso en público y una posición diferente en las reuniones privadas con su contraparte, de acuerdo con despachos diplomáticos obtenidos por Wikileaks y en poder de La Jornada.
Lo que en realidad buscaba el gobierno mexicano con la negociación, según aseguró Kessel a Pascual, era una "ventana de oportunidad" para la participación de compañías internacionales en el sector petrolero nacional, reservado por mandato de la Constitución a Petróleos Mexicanos.
Georgina Kessel fue secretaria de Energía de diciembre de 2006 a enero de 2011. Actualmente es la directora general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, un banco de desarrollo que provee financiamiento a gobiernos estatales y municipales.
Uno de los cables sobre Pascual, quien dejó el puesto de embajador en México el 19 de marzo del año pasado a raíz de las filtraciones de Wikileaks, revela:
"El embajador preguntó qué es lo que México espera lograr con la negociación (del acuerdo de explotación de yacimientos transfronterizos). Kessel respondió que la reforma energética de 2008 creó una ventana de oportunidad. Públicamente, el gobierno de México hará énfasis en que la negociación permitirá a México defender sus recursos naturales. Kessel explicó la sensibilidad que existe sobre los temas energéticos en México y advirtió que muchos mexicanos consideran el petróleo como parte de su ADN".
Agrega: "la secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo al embajador Pascual el 13 de agosto (de 2009) que la propuesta mexicana de negociar un tratado bilateral para la explotación de yacimientos transfronterizos proporciona una ventana de oportunidad a ambos países para avanzar de manera constructiva en el sensible tema de la producción de petróleo. Las negociaciones pueden apoyar los esfuerzos de los dos países para reforzar la seguridad energética, al permitir a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) realizar alianzas estratégicas con compañías petroleras internacionales".
Y remata: "Kessel quiere utilizar la cooperación en el tema de los yacimientos transfronterizos como un medio para incorporar a las compañías petroleras internacionales en el desarrollo de las reservas mexicanas (de petróleo), abriendo las puertas a las compañías petroleras internacionales en el sector petrolero de México".
El interés del embajador Pascual, según relató el diplomático en el cable, era tener una ‘discusión sincera’ con Kessel "respecto de un rango amplio de temas relacionados con el sector de la energía".
En el encuentro, realizado el 13 de agosto de 2009, un año después de que se había discutido y aprobado una reforma energética (la del famoso tesorito en aguas profundas del Golfo de México), Kessel planteó que tanto Estados Unidos como México deberían considerar la seguridad energética de América del Norte como la principal motivación para negociar un tratado bilateral sobre potenciales yacimientos transfronterizos de petróleo. Pascual añade en el despacho que la funcionaria mexicana advirtió que "la disminución en la producción de petróleo en México volvía a Estados Unidos más dependiente de otras fuentes de petróleo, especialmente Venezuela".
Escribió Pascual a sus superiores en el Departamento de Estado: "México tiene un vasto potencial de reservas de petróleo en el Golfo de México, aseguró la secretaria Kessel, pero Pemex no tiene la capacidad técnica para explorar en aguas profundas. Más aun, la reforma energética aprobada en 2008 no permite a Pemex participar en el tipo de alianzas estratégicas que son necesarias para obtener esa capacidad. De acuerdo con Kessel, las compañías petroleras internacionales que operan en la parte estadunidense de la frontera marítima común también se beneficiarían de un tratado bilateral".
Después de describir el encuentro, Pascual comenta en el despacho diplomático lo que en la práctica era –no lo dice así el ex embajador– un doble discurso por parte del gobierno mexicano en este tema.
Así lo expuso Pascual: "Los comentarios de la secretaria Kessel muestran que mientras el gobierno de México presentará al público mexicano las negociaciones sobre yacimientos transfronterizos como un esfuerzo por defender los recursos naturales del país, el gobierno ve el tratado como una importante oportunidad para que Pemex trabaje con compañías petroleras internacionales y obtenga experiencia en la perforación (de pozos) en aguas profundas. Por primera vez en décadas, la puerta para una asociación del gobierno de Estados Unidos con México en materia de petróleo se ha abierto".
Enlaces:
Los cables sobre México en WikiLeaks
Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks
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