Fábrica de quimeras oficiales
Revista Siempre!
Comisión Federal de Electricidad
Martín Esparza
En la antesala de la reforma energética,
las cifras siguen apabullando a la Comisión Federal de Electricidad
(CFE); la ahora risible y agonizante “Empresa de Clase Mundial”, va en
caída libre y únicamente despistados como el Presidente de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia Villanueva, en su
ignorancia supina, aún se atreven a enaltecerla al afirmar que “la
energía eléctrica es un servicio público que brinda la CFE, con un alto
nivel de eficiencia”.
Informes difundidos por la Bolsa
Mexicana de Valores, y elaborados con reportes suministrados por la
paraestatal, indican que en el primer semestre del año las pérdidas de
CFE se dispararon en un 167,8 por ciento para alcanzar la cifra de 35
mil 519 millones de pesos, más del doble de las registradas en el mismo
periodo del 2012 y que arrojaron números rojos por 13 mil 259 millones
de pesos.
Lo señalado por los expertos del centro
de finanzas más importante del país, le da con la puerta en las narices a
Plascencia y a los altos funcionarios de la Comisión Federal como es el
caso de su Director, Francisco Rojas Gutiérrez, y su abogado general,
César Augusto Santiago, quienes en la legislatura pasada y como
integrantes del grupo parlamentario del PRI, fueron los principales
críticos en el Congreso de la pésima administración de CFE en el sexenio
pasado.
En múltiples ocasiones, expresaron a los
medios que el problema esencial de la CFE era la enorme corrupción que
le aquejaba, y exigieron, cual “dúo dinámico” de Batman y Robin, que
los funcionarios panistas hicieran justicia a los millones de usuarios
afectados por las altas tarifas eléctricas y pusieran orden a los
millonarios quebrantos en la entidad.
Ahora en su rol de nuevos funcionarios,
ésta pareja de embusteros firman sin recatos éticos ni pudor alguno,
acuerdos como el Convenio para Elevar y Democratizar la Productividad en
el sector, nada menos que con la dirigencia charra del SUTERM;
encabezada por Víctor Fuentes del Villar, el mismo al que senadores de
la legislatura pasada le exigieron explicar la desaparición de más de
500 mil millones de pesos, producto del fondo de jubilación de miles de
sus compañeros.
Según lo difundido por la propia CFE, el
acuerdo busca una “plena eficiencia, que coadyuve al desarrollo
económico de México y a abatir la pobreza”. Y entre sus rubros de
acciones inmediatas establece propósitos tales como: definiciones, “con
miras al futuro”, de la generación de energía eléctrica en el país;
impulsar la modernización del sector con el uso eficiente de la fibra
óptica; un sistema comercial más transparente y mayores esfuerzos en el
tema de las pérdidas técnicas. Analizando este adulterado racimo de
buenos deseos no podemos menos que preguntarnos cómo le van a hacer para
cumplirlos si tomamos en cuenta que, por ejemplo, ya más del 50 por
ciento de la generación de energía eléctrica en el país es controlada
por empresas extranjeras.
Y ni qué decir de modernizar el sector
mediante la fibra óptica que ya se concesionó y puso en manos de
empresas privadas. ¿Será acaso que ahora CFE tendrá que pagar por
utilizar la infraestructura que es, y debe ser, patrimonio de todos los
mexicanos? Pero además, en relación a establecer un sistema de
comercialización más tranparente, primero deberán explicar a millones de
usuarios el por qué han aplicado el arbitrario cobro “estimado” de los
consumos, cuando ni la Constitución ni la propia Ley del Servicio
Público de Energía Eléctrica lo contemplan. ¿Es así como piensan abatir
la pobreza?
Tocante a las pérdidas de energía, ni
que hablar pues como lo corroboró el IFAI en un informe solicitado a CFE
y publicado por un medio de comunicación, las mismas también se han
disparado luego de la extinción de Luz y Fuerza: de acuerdo a los datos
entregados por la entidad al organismo de transparencia, mientras en
2008 el monto por pérdida de energía representó a LFC un monto de 697
millones, el mismo bajó en 2009 a 677; pero en contrasentido, en 2010,
CFE lo elevó a mil 680 millones, para llevarlo, en 2011, a mil 808
millones, y dejarlo en 2012, en mil 949 millones. Un total de 5 mil 437
millones de pesos por robo de energía. ¿Es ésta la eficiencia a que se
refieren de oídas Raúl Medina y los altos directivos de CFE?
Es por eso la exigencia de infinidad de
sectores y organizaciones sociales para que el tema de la Reforma
Energética sea llevado a un debate nacional del que surja a la luz
pública la fábrica de quimeras oficiales en que se ha convertido la
ilegítima Empresa de Clase Mundial.
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