NO HAY MAL, QUE POR REFORMA NO VENGA.


Hugo Garrido
Opinión
Radio SME

Durante todo el sexenio de Felipe Calderón, la propuesta sobre una posible Reforma Laboral, cobraba mayor fuerza en las agendas políticas de  la partido-cracia mexicana, con la persona más nefasta que el cargo de Secretario de Trabajo tenga memoria, el siniestro Javier Lozano Alarcón, se anunciaban sin parar los beneficios que dicha reforma traería a los mexicanos.

El cabildeo fue exhaustivo, la clase política estaba un tanto temerosa de la reacción de organizaciones sindicales y de la sociedad en general, sin embargo, a unas cuantas horas de hacer el cambio oficial de Gobierno, la reforma fue publicada en el Diario Oficial de la Federación, el día 30 de noviembre del 2012, y entraba en vigor, al día siguiente de su publicación.

El objetivo oficial de dicha reforma consistía en que; “Dichas modificaciones y adecuaciones a la normatividad laboral consiste en adaptarla a un entorno de modernidad, en el que coexisten nuevas tecnologías y procesos de trabajo que exigen mejores estándares de calidad, competitividad y productividad en el actual mundo globalizado.”

Y así fue, después de un año 2 meses de entrada en vigor, “la Modernidad Laboral” ha llegado a los mexicanos:

En el mes de enero del presente año, la creación de los empleos formales se ha desplomado un 71.6%, respecto al mismo mes del año 2012, de acuerdo con  cifras del IMSS.

En enero pasado, se generaron tan sólo 21,979 empleos, que representa la cifra más baja desde el año 2000.

No obstante esa “coexistencia de nuevas tecnologías y procesos de trabajo que exigen mejores estándares de calidad, competitividad y productividad”, la patronal argumenta, a través del Consejo Coordinador Empresarial, que –las empresas en el país tienen “dificultades” para incrementar el número de contrataciones y que los empleos generados en el último trimestre de 2013 tienen de las más bajas remuneraciones-.

Así es como el gobierno de Calderón, diseñó la incursión de México en el mundo globalizado, y que Peña ha querido profundizar cada vez más, ya que los analistas laborales coinciden en que aún no llega lo peor, porque  los efectos de la reforma hacendaria todavía están por llegar y los trabajadores mexicanos tendrán que sufrir aún más:  la disminución de prestaciones, el contrato por hora, el aumento en sus impuestos generales y personales, además, por si fuera poco, la alta tasa de inflación que se pronostica para este año, está al acecho de su poder adquisitivo.

Tienen mucha razón el Consejo Coordinador empresarial y la Coparmex: la situación laboral en México es precaria; pero las utilidades de las empresas que integran estos organismos, cada vez son mejores, anuncian inversiones multimillonarias por todos los rincones y por todos los sectores industriales del país, incluso, ellos son los que día a día abarcan más mercados internacionales, y como era de esperarse, el costo de las reformas se lo han trasladado al pueblo mexicano, que como mártir fiel, acepta todos los designios de los poderosos.

El desempleo es  modernidad, la miseria es productividad, la inseguridad social es la competitividad y el hambre; es tu pase de entrada al mundo globalizado.

¡Infórmate cuñado!

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