Mensaje de nuestro compañero Humberto Montes de Oca Luna, Secretario del Exterior.
Mensaje de nuestro compañero Humberto Montes de Oca Luna, Secretario del Exterior.
Se acaba de publicar en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo
para el levantamiento de la Jornada Nacional de Sana Distancia en
nuestro país. La presentación de la estrategia de reapertura de
actividades sociales, escolares y económicas de inmediato concitó al
debate, la incertidumbre y el abuso.
La noticia fue tomada por
quienes urgen a la reactivación económica como la bandera de salida para
reabrir sin ninguna restricción sus negocios. También levantó polémica
el hecho de que aún estado en la cresta de la pandemia se anunciara una
rápida vía de retorno a la “nueva” normalidad. Otros se adelantaron a
romper con el confinamiento interpretando que lo peor ya había pasado
No debe haber triunfalismo. En el último de los casos tendríamos que
estar hablando de la posible contención de la primera oleada de la
pandemia en los plazos previstos por el gobierno. Las propias
autoridades sanitarias del país advierten de un rebrote de la pandemia
para el próximo mes de octubre. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) acaba de declarar que el SARS-CoV-2 llegó para quedarse y que
habrá que lidiar con el hasta el día que tengamos la vacuna que ponga
fin al contagio del mortal virus. La humanidad entera vive con esa
esperanza. En tanto eso ocurre, conoceremos de otro concepto
epidemiológico del que lamentablemente haremos uso corriente: Endemia,
que es -según el glosario de la materia utilizado por las Secretaría de
la Salud- “la presencia constante o la prevalencia habitual de casos de
una enfermedad o agente infeccioso en poblaciones humanas dentro de un
área geográfica determinada¨.
Mientras tanto, por estos días se
vive una verdadera situación dramática en el sector salud. En la
desesperación cientos de trabajadores de la salud se manifiestan
impotentes ante la falta de suministros médicos, equipos de seguridad y
falta de protocolos para atender la cresta de la pandemia. El paro, los
plantones y los bloqueos son útiles para ser escuchados, mientras que
sus lideres sindicales los abandonan a su suerte. Ninguna declaración,
ningún pronunciamiento.
Sin ellos, los trabajadores del sector
salud libran una desigual batalla en contra de la pandemia. Era
predecible que el sistema hospitalario tanto público como privado
entrarán en una fase crítica ante el ascenso exponencial de los casos de
contagios graves y el deceso de cientos de personas en lugares como la
CDMX y otras concentraciones urbanas catalogadas como epicentros de la
pandemia. El neoliberalismo cobra así, al precarizar el sistema de salud
de nuestro país, nuevas víctimas que no encuentran cobijo en la
maltrecha infraestructura hospitalaria que dejó la mercantilización de
este derecho humano.
Se puede contener y mitigar a la pandemia,
pero no así el dolor de las de familias que, contándose por miles,
padecen de la enfermedad a través de uno o más de sus miembros; sobre
todo, de aquellas que viven al día y carecen de lo más indispensable. La
exclusión social hoy tiene rostro visible en las afuera de los
hospitales, en las colas de las funerarias, en las calles semivacías y
el hacinamiento de cadáveres insepultos en las morgues de los
hospitales.
Las estadísticas son frías, tanto así, como el
discurso de los funcionarios y científicos que nos prometen el retorno a
una normalidad que de nueva no tienen nada mientras se preserven las
condiciones económicas, sanitarias y políticas que nos han traído hasta
aquí. Todos queremos salir de esta pesadilla. Así es, sin embargo, no
podrá ser en tanto la “normalidad” del sistema capitalista se imponga a
la urgente necesidad de implantar otro modelo de vida social sustentado
en la justicia, la libertad y la igualdad.
José Humberto Montes de Oca Luna.
Secretario del Exterior.
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