Inamovibles las trabajadoras de LyFC en huelga de hambre

Por Guadalupe Cruz Jaimes



México, DF. 9 jun 10 (CIMAC).- Después de 38 días de permanecer en ayuno, las siete electricistas, pese al evidente deterioro de su salud, permanecen firmes en la convicción que las llevó a enlistarse en este movimiento: la recuperación de su fuente de trabajo, “arrebatada de la noche a la mañana”, mediante el decreto presidencial de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC).



Las siete huelguistas, “fortalecidas” por la solidaridad del gremio en resistencia, señalaron en entrevista que mientras su cuerpo se los permita no se moverán del campamento instalado en la plancha del Zócalo capitalino.



Natividad Dávila Martínez, Carolina Cortés Camarillo, María del Carmen Yebra Núñez, María Isabel de la Rosa López, María Guadalupe Vázquez Guzmán, María Celia Jiménez Hernández y María Dolores Juárez García están en espera de la resolución que emitirá la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) acerca de la constitucionalidad del decreto, emitido por Felipe Calderón Hinojosa, titular del Ejecutivo, el pasado 11 de octubre.



“Del gobierno no esperamos nada, tenemos claro que no van a retirar su decreto, por eso confiamos en que la SCJN actúe conforme a derecho, con base en las leyes y procedimientos, que demuestran la ilegalidad del decreto”, señaló María Isabel de la Rosa López.



La joven electricista señaló categórica que a pesar de la indiferencia de las autoridades del país, ellas junto con los 18 trabajadores en huelga de hambre, desde hace 46 días, no darán un paso atrás hasta obtener una solución favorable al conflicto.



Las y los afiliados al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) iniciaron la movilización el mismo día que el Ejecutivo decretó la desaparición de LyFC, con la que quedaron sin empleo cerca de 4 mil mujeres y 40 mil hombres electricistas.



Desde aquel día, recordó María Celia Jiménez, comenzamos la lucha para defender nuestros derechos. Las mismas motivaciones las llevaron a iniciar este ayuno indefinido.



“38 días, 46 días se dicen fácil, pero nadie sabe lo que cada una de nosotras y de nuestros compañeros siente, conservamos ese coraje por recuperar lo que es nuestro”, agregó la electricista de 32 años de edad.



Ante el despojo de sus fuentes de trabajo y con ello de su estabilidad económica, “no se vale quedarse sin hacer nada, es mejor intentar y levantarnos, ahora tenemos la oportunidad de estar aquí y luchar contra del arrebato de nuestros derechos”, mencionó María Isabel de la Rosa.



En la resistencia electricista “estamos dispuestas hasta a dar la vida porque esto cambie”, mientras que en el camino las huelguistas se sienten cobijadas por la solidaridad del gremio en protesta.



DAÑO IRREVERSIBLE A SU SALUD



El deterioro de su salud es evidente, las siete electricistas han perdido de 6 a 14 kilos, “ya no nos hemos pesado porque no queremos saber cuánto hemos bajado”, mencionó María del Carmen Yebra.



“El desgaste cada día se siente más, casi todas tenemos alteraciones en la presión arterial, sufrimos deshidratación, mareos, nauseas, cansancio”, añadió.



Pese a las dificultades, las huelguistas permanecen firmes sobreviviendo sólo con agua, miel y suero de sabores, del que cada vez necesitan beber más.



Debido a los estragos en la salud a consecuencia del ayuno, que iniciaron el pasado 3 de mayo, María del Rocío Hilguera Serrano, María del Carmen Mendoza Hernández, y Beatriz Juárez García están hospitalizadas desde el pasado fin de semana.



Padecían migrañas, presión baja, e incluso malestares en los riñones. Actualmente, están en proceso de recuperación, pero “después de tantos días sin alimento, no sabemos si podamos revertir el daño a nuestra salud totalmente”, enunció María Dolores Juárez García.



“Estamos arriesgándolo todo, esperamos que el gobierno federal no alargue más este momento, pues de lo contrario éste será el único responsable de lo que nos pueda suceder”.



El sacrificio por la lucha ha sido mayúsculo, pues además de poner en juego su salud, también ha repercutido en la desintegración de sus familias.



Tal es el caso de María Guadalupe Vázquez, huelguista quien desde hace cuatro meses se separó de su esposo debido a que él insistía en que ella se liquidara, sin embargo, “no quise renunciar a esta lucha, porque es justa, sólo reclamamos nuestro trabajo”.


10/GCJ/LR

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