Contradictorio e inconsistente, el plan de reforma energética, señalan académicos

Israel Rodríguez y Juan Carlos Miranda
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de marzo de 2013, p. 5
 
De inconsistente y contradictorio calificaron expertos en materia energética el esbozo de la reforma que el gobierno federal pretende impulsar mediante mayor participación privada en la industria petrolera nacional, de acuerdo con lo anunciado el domingo por el presidente Enrique Peña Nieto en el contexto de la conmemoración de la expropiación del crudo.

Míriam Grunstein, catedrática del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (Cide), expresó su desconcierto porque primero hay un planteamiento de restructurar el sector energético de forma radical, y lo dicho por Peña Nieto fue una afirmación de carácter político que no va a ser consistente con la propuesta que se está elaborando.

La víspera el jefe del Ejecutivo dio a conocer seis grandes directrices: primera, crear una nueva estructura organizacional; segunda, alentar la ética corporativa y la responsabilidad social; tercera, promover el crecimiento verde; cuarta, potenciar la industria nacional; quinta, orientar las inversiones hacia las actividades de mayor valor agregado y rentabilidad para el país, y sexta, fortalecer la capacidad de inversión y desarrollo tecnológico.

José Luis Calva, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, aseveró que en principio son objetivos válidos, pero el problema es que el diablo y Dios están en los detalles.
Si de lo que se trata es de fortalecer Petróleos Mexicanos (Pemex) como una gran empresa pública, lo primero sería otorgarle autonomía financiera y de gestión, expresó.

El punto, destacó, está en hacer una reforma que realmente fortalezca a Pemex y que no implique transferir la renta nacional al sector privado.

Advirtió que será una gran responsabilidad para el Congreso –el cual va a resolver los proyectos de ley– que realmente se preserve Pemex como una empresa pública y la renta petrolera continúe beneficiando al país. Ese será el gran reto de los legisladores, apuntó.

José Luis Apodaca, consultor en materia energética, afirmó que el Presidente dijo que habrá una nueva estructura organizacional, pero no se compromete a eliminar toda esa burocracia espesa que se hizo al separar a las tres grandes empresas de Pemex.

Por otro lado, habla de alentar la ética corporativa y responsabilidad social, pero no menciona si va a eliminar el paternalismo sindical, con Carlos Romero Deschamps a la cabeza, ni tampoco si va a eliminar el cohecho en todas las inversiones que caracteriza a Pemex, agregó.

Otro punto fundamental es que el Presidente habla de potenciar la industria nacional, pero la construcción de una simple refinería ni se menciona, añadió.

Peña habla también de orientar inversiones a proyectos de mayor valor agregado, pero en la propia Pemex todo lo que han canalizado ha sido para aguas profundas y Chicontepec, pero ni aumentan reservas probadas ni produce nada; entonces es dinero tirado y los únicos que ganan son los contratistas, afirmó.

Adicionalmente se habla de crecimiento verde, pero no se permite a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) desarrollar los proyectos de energías sustentables, aseveró.

Sergio Benito Osorio, ex legislador e integrante de la organización no gubernamental Observatorio de la Energía, consideró que se está tomando tiempo para pasar sobre todo los procesos electorales que habrá en julio en el país, y traen seguramente la idea de dos cambios: uno, querer separar la parte de la refinación, y por otro lado dejar a Pemex la parte de aguas someras, que son los yacimientos que están en declinación técnicamente, y tratar de abrir a través de contratos de riesgo lo que son aguas profundas.

El Consejo Coordinador Empresarial advirtió que en caso de no realizarse cambios en el sector energético para permitir mayor participación privada, en la próxima década México se convertirá en importador de crudo.

El presidente del organismo, Gerardo Gutiérrez Candiani, dijo que la producción de crudo ha caído una cuarta parte en una década hasta llegar a 2.6 millones de barriles diarios, por lo que es remota la posibilidad de recuperar una producción mayor a 3 millones de barriles de manera inercial.


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