Quiebra técnica y altos costos en CFE
Más caro el remedio que la enfermedad
Martín Esparza Flores
Con las cifras oficiales en la mano, los
integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) estamos
dispuestos a entablar con el gobierno federal, legisladores y los
representantes de los diversos sectores productivos y sociales, un
debate, de cara a la nación, para demostrar las mil y un falacias con
que sostuvieron el expresidente Felipe Calderón y gabinete, no
únicamente las sinrazones de la extinción de Luz y Fuerza del Centro,
sino las imaginarias tesis de austeridad y eficiencia con que operó
Comisión Federal de Electricidad (CFE) la zona centro del país, tras el
despido ilegal e injustificado de 44 mil trabajadores, en octubre del
2009.
En términos coloquiales podemos afirmar
que salió más caro el remedio que la enfermedad, la cual, por cierto, no
existía; y como lo señalamos en pasadas entregas, CFE no solamente se
encuentra en una insalvable quiebra técnica sino que, además, acabó por
encarecer, en términos reales, la prestación del servicio en la antes
zona de influencia del SME.
¿En qué cimentamos nuestro
planteamiento? Sencillamente en el análisis de los estados de cuenta de
la propia paraestatal que reporta los siguientes montos erogados para
mantener, ni duda cabe, un muy mal servicio en perjuicio de seis
millones de usuarios.
Si partimos de la base que Luz y Fuerza
del Centro funcionaba con 33 mil millones anuales, quiere decir que los
costos de su operación para el gobierno federal se dispararon cuando CFE
se hizo cargo del servicio pues, en 2009, ejerció un monto de 42 mil
441 millones de pesos; es decir, nueve mil 441 millones extras. En 2010,
sus costos se dispararon a 56 mil 716 millones, un sobreejercicio, en
comparación con LFC, de 23 mil 719 millones. Cerrando en 2011 con gastos
por 47 mil 209 millones; 14 mil 209 millones extras.
Sumando el importe del gravoso remedio,
el país y todos los mexicanos terminamos pagando 47 mil 369 millones de
ribete, para que la tan nombrada en el sexenio pasado como “Empresa de
Clase Mundial”, pudiera desempeñar las funciones que antes realizaban
Luz y Fuerza y los trabajadores del SME, a un mejor costo y con una
mucho mejor calidad.
En el recuento de los daños, el nuevo
gobierno federal debe ser muy objetivo para adoptar las decisiones
pertinentes que permitan taponar la multimillonaria fuga presupuestal,
originada por la torpe y caprichosa decisión del expresidente que, lejos
de haber enmendado su error, como los topos se obstinó en cavar hacia
abajo, haciendo más grande el quebranto público. A la luz de los hechos
es insostenible hablar de los estándares de austeridad y eficiencia de
CFE, sobre todo si tomamos en cuenta que del 2006 al 2012 el Congreso le
autorizó a la paraestatal, para su cada vez más deficiente operación,
la cantidad de un billón 180 mil millones de pesos, pero terminó
gastando un billón 446 mil millones de pesos. Los nuevos directivos de
Comisión Federal acaban de reconocer que la entidad reportó pérdidas
adicionales por 18 mil millones de pesos, al cierre del 2012, por el
incremento al precio del combustóleo.
El país debe saber hasta qué punto la
demagogia de Calderón prohijó tan colosal engaño pues además de que las
tarifas no bajaron, tampoco se mejoró el servicio, ni el país se ahorro
dinero alguno. Los seis millones de usuarios de la antes zona de
influencia de Luz y Fuerza, son los mejores testigos de que las cosas
están peor que antes.
Por ello, y por ser una razón de alta
prioridad para el país, deben sentarse las bases de un diálogo, de cara
al país, que permita el reordenamiento del sector eléctrico en la zona
centro y la justa reinstalación de los 16 mil 599 integrantes del SME en
resistencia.
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