El Yunque y el martillo‏

Tiempos veloces, sangrantes. Con la fuga hacia adelante como única estrategia, la derecha dura camina hacia la catástrofe proyectando un futuro de esclavitud. El Yunque al que pretender atarnos tiene dos componentes principales: la venta de las últimas riquezas en manos del estado (petróleo, electricidad, territorio, biodiversidad) y la destrucción de los de por sí gastados límites a la explotación del trabajo (contratos colectivos, estabilidad en el empleo, seguridad social, y hasta los mismos sindicatos están en vías de extinción. Un estado sin recursos y una población indefensa ante la explotación capitalista crean el terreno propicio para cumplir el proyecto del vecino imperial: someter a México a los designios de los capitales y el gobierno de Estados Unidos.

Habiendo golpeado duramente a los sindicatos, donde el golpe artero contra el SME da cuenta de la voluntad aniquiladora del régimen, se deja venir un alúd de peticiones empresariales, gubernamentales y demás voceros del capital para “flexibilizar” las relaciones laborales. Como muestra baste el botón dado por el Hitler Lozasno, que con su acostumbrada brutalidad señaló, el viernes 19 de marzo, “¿Qué prefieren: someterse a prueba o quedar desempleados?”. Recuerdos del porvenir, Fecal y sus secuaces ofrecen un nada disimulado retorno al siglo XIX con jornadas laborales sin límite, trabajos sin contrato ni prestaciones, y, sobre todo, imposibilidad de organizarse para reivindicar los derechos consagrados en la constitución.

El martillo también se dice listo: la ocupación del país por parte de los gringos. El 18 de marzo, Victor Renuart, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, declaró que la guerra contra el narcotráfico en México durará de ocho a 10 años más y por ello, el gobierno gringo otorga capacitación a México con base en el modelo empleado en Irak y Afganistán. Por si alguien ya lo olvidó, en esos sufridos países, las tropas gringas actúan como ejércitos de ocupación, suplantando a las autoridades formales. La cooperación consiste en “capacitar a sus equipos militares especiales, en términos de entrenamiento sobre la integración de seguridad pública y militar en una operación como las que hemos hecho en Afganistán e Irak”, dijo el halcón Renuart. Si hoy ya vivimos el uso del ejército en tareas de policía, con esta ayuda, no tardaremos en ver a las empresas de mercenarios desembarcar en el prometedor mercado de la “seguridad pública”!

La guerra en curso busca debilitar toda resistencia contra el proyecto de entrega del país a los capitales extranjeros. Al menos éso debería movernos hacia la acción unificada contra el despojo del capital!


Shiftybos

Comentarios