El revanchismo

Luis Javier Garrido
El bicentenario del inicio de la revolución de Independencia está siendo conmemorado en los hechos por el gobierno de Felipe Calderón, más allá de los festejos con fuegos artificiales, con decisiones que la comprometen cada vez más, y el sábado 18 La Jornada informó, con base en documentos oficiales, que agentes estadunidenses antiterroristas trabajan ya en las aduanas mexicanas.

1. América Latina y México constituyen un escollo fundamental en la pretensión hegemónica de Estados Unidos, según lo sustentó Noam Chomsky en una conferencia magistral el martes 21 en la UNAM –con motivo del centenario de la institución–, pero el gobierno de derecha que tiene México está empeñado en destruir lo antes posible todo vestigio de independencia de nuestro país.

2. Las políticas del gobierno de facto de Felipe Calderón han estado determinadas en estos cuatro años tanto por el cumplimiento de una serie de pactos y componendas que hizo con los intereses mafiosos que le ayudaron en 2006 a encaramarse en la silla presidencial, como por la aplicación sumisa de los programas de los organismos financieros internacionales y de las directrices de Washington para desmantelar la nación, pero no han dejado de estar marcadas también por el viejo espíritu revanchista de la derecha mexicana, que afloró como pocas veces en los “festejos oficiales” del bicentenario del inicio de la revolución de Independencia, y está ya marcando la sucesión del 2012 en un coctel depredador.

3. Los festejos oficiales, marcados por la simulación de la derecha en el poder que se pretendió nacionalista, sirvieron sin embargo a Calderón y a sus amigos para impulsar la campaña que lleva ya varios años para rescribir con ánimo cada vez más revanchista la historia de México con el pretexto de que la visión predominante presenta a los personajes históricos como héroes “de bronce” y la suya busca tornarlos “de carne y hueso” (aunque sin ideas), con lo que se pretende que no hubo una “revolución de Independencia” sino una violencia sin sentido, permitiéndose incluso el gobierno en sus festejos del día 15 la licencia de presentar como figura popular encarnando al “gigante” de 20 metros al contrarrevolucionario Benjamín Argumedo, lo que fue oportunamente denunciado por Pablo Moctezuma, en lo que se entendió como una abierta provocación al pueblo.

4. ¿Cómo puede entonces un gobierno de individuos que se han asumido como enemigos abiertos de la Revolución Mexicana conmemorar el próximo 20 de noviembre el centenario del inicio de ésta si no es mediante la simulación? El PAN nació en 1939 como un partido intransigente que no tenía más propuesta que destruir el proyecto posrevolucionario, y a ello se ha abocado desde 2006 con singular frenesí Calderón, quien se asume como ideólogo fanático del panismo: a terminar con todo vestigio de la reforma agraria, a cancelar los derechos de los trabajadores y de los sindicatos, a tornar inexistente el artículo 27 entregando las riquezas estratégicas de México al capital extranjero, a destruir el sector paraestatal liquidando Petróleos Mexicanos, el IMSS y el ISSSTE. Más allá de lo que puedan invocar en los programas neoliberales de los organismos financieros, a los panistas los mueve un profundo sentido de revanchismo.

5. El mejor ejemplo de lo que acontece en México lo ha dado por eso en estos meses la ejemplar lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas: al defender en un principio una empresa estatal, Luz y Fuerza del Centro, al servicio de los mexicanos, del intento oficial de cederle sus funciones a las trasnacionales españolas, a las que se hallan asociados los calderonistas, para que lucren; al defender un recurso estratégico de la nación, como es la energía, vital para un desarrollo soberano del país, ante el empeño de Calderón de entregarlo al extranjero; al hacer valer los derechos de los trabajadores a mantener su empleo –ahora con la figura del “patrón sustituto”– contra Calderón y su secretario Lozano empeñados en acabar con el sindicalismo; al hacer valer en suma el orden constitucional contra las acciones oficiales para pisotearlo.
6. El descaro oficial de Calderón al reconocer el 16 de septiembre en el discurso oficial de los festejos patrios que él asume como su misión histórica en Los Pinos terminar con “el viejo orden” para establecer un “nuevo orden”, y su empeño para identificar al PRI como el orden caduco y presentar al PAN como el futuro, aunado a su empecinamiento con romper la alianza PRI-PAN que lo llevó ilegalmente al cargo, abre sin embargo un nuevo escenario en el país. Ni los llamados a acuerdos o pactos o a una supuesta “unidad nacional” pueden ser entendidos ya por los panistas al cuarto año del sexenio más que como una sumisión a la visión integrista que enuncian, marcada por el revanchismo histórico.

7. El intento de Calderón y de sus amigos por terminar en México con el régimen federal no es por lo mismo más que un elemento que se suma a una visión conservadora que no encuentra ya límites en su misión depredadora, y que cree tontamente que está haciendo también con ello emerger al régimen político neoliberal del mañana. Calderón ha insistido una y otra vez con ánimo centralista en establecer un “mando único” policiaco en su supuesta “guerra contra el narco”, lo que terminaría con las policías judiciales o ministeriales estatales y las policías preventivas municipales, atentando contra la Constitución y el régimen federal. No es de sorprender por lo mismo que se haya resucitado el viejo proyecto salinista de denominar oficialmente a nuestro país “México” en vez de “Estados Unidos Mexicanos”.

8. El desastre en el estado de Veracruz, con gobierno priísta, ha llevado con esa visión al gobierno calderoniano, y es un ejemplo del desastre actual, a una disputa con éste por los recursos de emergencia ya que pretende manejarlos todos la Sedeso con fines electorales y centralistas, sin importarle la población civil en desgracia: imponiendo su visión maniquea y revanchista.

9. La disputa entre el PRI y el PAN por el 2012, que se ha exacerbado ya desde ahora, agrava la situación crítica que existe en el país. PRI y PAN coinciden en el mismo modelo económico y social neoliberal y si acaso divergen en cuanto a la celeridad con la que debe imponerse y a su profundidad (pues los priístas son partidarios de conservar un margen de maniobra para el Estado nacional y no coinciden con el PAN en lo tocante al papel de la Iglesia católica), ambas fuerzas políticas son corresponsables de las actuales políticas de depredación de la nación.

10. El proyecto de la derecha estadunidense de presentar a México como un “Estado fallido” o inviable, lo que crea según los halcones de Washington las condiciones para facilitarles una mayor intervención en las decisiones internas de nuestro país, y que ha sido impulsado por Calderón con su utilización anticonstitucional de las fuerzas armadas, avanza en tanto inexorablemente. El miércoles 22, durante una audiencia en el Senado, Janet Napolitano (secretaria del Interior), reiteraba que la inseguridad ha crecido en México con el gobierno panista, cuyas acciones han fracasado –y utilizó para sustentar su tesis el llamado de los periodistas de El Diario de Ciudad Juárez del día 20, en el que éstos sostienen curiosamente que los narcos son las autoridades de facto–, lo que avaló el republicano y también arizoniano John McCain, ex candidato presidencial, concluyendo los dos que “la seguridad interna” de Estados Unidos se halla cada vez más amenazada por el escenario mexicano.
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