En sus dos “gritos” Calderón omitió lo del mal gobierno
En sus dos “gritos” Calderón omitió lo del mal gobierno
23 September 2010 ShareEngolosinado por gritar dos veces –una en el balcón principal del Palacio Nacional y otra en el umbral de la entonces capilla de Dolores, Guanajuato–, el señor Calderón (como la mayoría de los expresidentes, todos del montón, que en su mayoría ha padecido la nación) para nada repitió las frases que pronunció Miguel Hidalgo, uno de los padres fundadores de esta vapuleada República por las fracasadas alternancias de la derecha. Y sobre todo, en su afán de ser original, se cuidó de no pronunciar aquella que dice: “¡Muera el mal gobierno!”. Y es que si bien citó por su nombre a algunos de los protagonistas de aquel viraje histórico de 1810, tampoco hizo un reconocimiento al pueblo de entonces, indígenas en su mayoría, esclavizados en las haciendas y las minas. Fueron cientos y después miles de más Migueles Hidalgos que arremetieron contra el mal gobierno de España, sus reyes y de los gachupines virreyes que abusaban del poder.
Todos los expresidentes (insisto, del montón), desde que se inició el Grito de Independencia, sobre todo a partir de Porfirio Díaz hasta ahora, han ido modificando las expresiones originales que en una investigación aparecen como más cercanas a las auténticas frases. “¡Mueran los gachupines! ¡Muera el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América libre! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! O la otra versión de ¡Viva la religión! ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno! (consultar el libro de Fernando Serrano Migallón, El Grito de Independencia, editorial de Miguel Ángel Porrúa).
No es que solamente los panistas –que mientras fueron oposición, prometieron electoralmente ejercer el buen gobierno– sean ahora los malos gobernantes. Lo fueron no pocos sexenios los priistas, desde Alemán a Zedillo, con una o dos excepciones; pero ni sumados llegaron a la corrupción, abusos e impunidad a los que llegaron Fox y Calderón, quienes, desde la derecha religiosa, han empobrecido más a los mexicanos con su fracasada administración federal y su mal gobierno político. Es por eso que ni Fox y menos Calderón, en sus 11 gritos, recordaron que la Independencia se inició precisamente contra el mal gobierno, desde Cortés a los virreyes (de Antonio de Mendoza a Juan O’Donojú).
Calderón, por eso, ha dejado de pronunciar en sus cinco gritos la frase fundamental de la revolución de 1810: “¡Muera el mal gobierno!”, con la que Hidalgo y los miles de Hidalgos que lo siguieron como pueblo lograron generalizar la convocatoria a deshacerse violentamente de los malos gobernantes. Aunque sabe que el pueblo lo considera un pésimo gobernante, sostenido por las bayonetas de un Ejército que ya dejó de ser heredero del ejército de la Revolución Mexicana. Mencionar la soga en casa del ahorcado, llamada mal gobierno, hubiera significado el ahorcamiento suicida del inquilino de Los Pinos.
cepedaneri@prodigy.net.mx
Fuente
23 September 2010 ShareEngolosinado por gritar dos veces –una en el balcón principal del Palacio Nacional y otra en el umbral de la entonces capilla de Dolores, Guanajuato–, el señor Calderón (como la mayoría de los expresidentes, todos del montón, que en su mayoría ha padecido la nación) para nada repitió las frases que pronunció Miguel Hidalgo, uno de los padres fundadores de esta vapuleada República por las fracasadas alternancias de la derecha. Y sobre todo, en su afán de ser original, se cuidó de no pronunciar aquella que dice: “¡Muera el mal gobierno!”. Y es que si bien citó por su nombre a algunos de los protagonistas de aquel viraje histórico de 1810, tampoco hizo un reconocimiento al pueblo de entonces, indígenas en su mayoría, esclavizados en las haciendas y las minas. Fueron cientos y después miles de más Migueles Hidalgos que arremetieron contra el mal gobierno de España, sus reyes y de los gachupines virreyes que abusaban del poder.
Todos los expresidentes (insisto, del montón), desde que se inició el Grito de Independencia, sobre todo a partir de Porfirio Díaz hasta ahora, han ido modificando las expresiones originales que en una investigación aparecen como más cercanas a las auténticas frases. “¡Mueran los gachupines! ¡Muera el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América libre! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! O la otra versión de ¡Viva la religión! ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno! (consultar el libro de Fernando Serrano Migallón, El Grito de Independencia, editorial de Miguel Ángel Porrúa).
No es que solamente los panistas –que mientras fueron oposición, prometieron electoralmente ejercer el buen gobierno– sean ahora los malos gobernantes. Lo fueron no pocos sexenios los priistas, desde Alemán a Zedillo, con una o dos excepciones; pero ni sumados llegaron a la corrupción, abusos e impunidad a los que llegaron Fox y Calderón, quienes, desde la derecha religiosa, han empobrecido más a los mexicanos con su fracasada administración federal y su mal gobierno político. Es por eso que ni Fox y menos Calderón, en sus 11 gritos, recordaron que la Independencia se inició precisamente contra el mal gobierno, desde Cortés a los virreyes (de Antonio de Mendoza a Juan O’Donojú).
Calderón, por eso, ha dejado de pronunciar en sus cinco gritos la frase fundamental de la revolución de 1810: “¡Muera el mal gobierno!”, con la que Hidalgo y los miles de Hidalgos que lo siguieron como pueblo lograron generalizar la convocatoria a deshacerse violentamente de los malos gobernantes. Aunque sabe que el pueblo lo considera un pésimo gobernante, sostenido por las bayonetas de un Ejército que ya dejó de ser heredero del ejército de la Revolución Mexicana. Mencionar la soga en casa del ahorcado, llamada mal gobierno, hubiera significado el ahorcamiento suicida del inquilino de Los Pinos.
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