Fallas de banco HSBC perjudican con $275 millones a la CFE
Roberto González Amador
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de septiembre de 2010, p. 27
La cuarta empresa con mayor volumen de ventas en el país, un empleado del servicio público y trabajadores que reciben el pago de su nómina a través de una tarjeta de débito. Dispares entre sí, hay un común denominador. Fallas en los controles del banco HSBC han provocado perjuicio patrimonial o dificultades para disponer de sus recursos a usuarios de productos financieros ofrecidos por la institución, de acuerdo con pruebas documentales y testimonios.
En agosto pasado el segundo tribunal unitario en materia civil determinó que fallas en los controles del banco provocaron un daño patrimonial por al menos 275 millones de pesos a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la cuarta mayor empresa del país medida por el volumen de ventas, según la clasificación anual de la revista Expansión.
El caso está en proceso de apelación en un tribunal colegiado, la tercera y última instancia en que HSBC puede lograr que se revierta una sentencia que obligaría a la institución a reconocer fallas de procedimiento y de controles de seguridad.
“HSBC México tiene como política no hacer comentarios sobre procesos legales que están en curso”, dijo a este diario Enrique de la Madrid Cordero, director ejecutivo de relaciones institucionales del consorcio financiero. Sin embargo, confirmó que HSBC interpuso ya una apelación de la sentencia que lo obliga a restituir 275 millones de pesos a la CFE. Lo que sí negó fue la existencia de deficiencias en los sistemas de seguridad de la institución, que afecten el patrimonio de sus clientes.
El hecho jurídico, según la sentencia de José César Flores Rodríguez, magistrado del segundo tribunal unitario en materias civil y administrativa del primer circuito, es que durante un periodo de al menos 48 meses “se encuentra probado que se efectuaron operaciones por banca electrónica (de HSBC) sin que se diera cabal cumplimiento a lo pactado en el contrato de conexión empresarial”, firmado entre la CFE y la institución financiera.
Una revisión de las operaciones de banca electrónica de la CFE con el HSBC entre junio de 2003 y el mismo mes de 2007, que formó parte del proceso judicial, encontró que se concretaron 226 transacciones con cargo a la cuenta de la paraestatal, por un monto que la sentencia del magistrado cifra en 275 millones 248 mil 134.60 pesos y que fueron autorizadas irregularmente por el banco.
Según el contrato entre ambas partes, HSBC sólo podía autorizar transacciones realizadas en forma mancomunada (con dos firmas de funcionarios autorizados). Los pagos referidos en la sentencia sólo fueron avalados por un funcionario de la paraestatal.
Lo que no explica la sentencia es cómo fue posible que la CFE tardara cuatro años en darse cuenta de que salía dinero de sus cuentas sin autorización. “Nos dimos cuenta por un error que cometieron los defraudadores; una mañana se les olvidó cerrar un programa y los detectamos”, explicó a este diario Estefano Conde, gerente de comunicación social de la paraestatal. Habían manipulado los sistemas de contabilidad, eran expertos en manejarlos y tenían las claves para realizar operaciones, aseguró. “Una cifra cercana a 300 millones de pesos es alta, sin duda, pero para los volúmenes de facturación de la CFE (220 mil millones de pesos el año anterior), es difícil detectarla”, apuntó como explicación al retraso en detectar el daño.
Un ex empleado de la CFE, Alejandro Morales Méndez, está preso por el fraude contra el patrimonio de la compañía a través de la cuenta de HSBC. Era, explicó Conde, encargado del área de sistemas en la tesorería de la empresa. Uno de sus cómplices, ajeno a la empresa, Ismael Espinoza Reyes, está también preso. El tercer involucrado, también ajeno a la compañía, es Crisógono Morales, quien se encuentra prófugo. Conde aseguró que fue la propia Comisión Federal de Electricidad la que presentó la demanda y afirmó que otros seis empleados de la paraestatal también están en prisión por el mismo caso.
El argumento de la CFE para reclamar la reposición del dinero a HSBC es que el banco no cumplió con los términos del contrato para la transferencia de fondos y ello permitió que se realizaran transacciones como pagos de nómina de manera periódica, hasta por 3.3 millones de pesos mensuales, a la cuenta de Alejandro Morales Méndez. Es una cantidad que multiplica por 12 el salario del presidente de la República, el más alto en la administración pública. Como referencia, en 2008 el salario de los directores generales de las 17 empresas más importantes de capital mexicano no superó los 800 mil pesos al mes.
Morales Méndez tenía una cuenta a su nombre en HSBC. Era la número 4009820770, radicada en la sucursal Madero de Pachuca, Hidalgo. Lo que hacía era transferir recursos de la CFE a su propia cuenta. Recibió “pagos de nómina” de manera irregular desde 2004. Incluso en 2006, cuando ya no trabajaba para la paraestatal.
Otro caso documentado: Ismael Espinoza Reyes, sin ser empleado de la CFE, recibió entre octubre de 2006 y junio de 2007 al menos 18 transferencias por “traspaso de nómina” a su cuenta de HSBC por 26.3 millones de pesos.
Tarjetas clonadas
A principio de este año, HSBC fue víctima de un fraude a través de la clonación de tarjetas de nómina de sus clientes. Usuarios de este banco tuvieron dificultades para retirar efectivo de cajeros automáticos de otras instituciones. Por lo menos 2 millones de transacciones de este tipo fueron rechazadas, según información obtenida por este diario de fuentes bancarias. La cifra fue rechazada por Enrique de la Madrid.
El problema de clonación existió, reconoció De la Madrid. Lo ubicó en cajeros automáticos del occidente del país, pero aseguró que se trató más bien de una clonación de tarjetas de HSBC en cajeros automáticos de otros bancos. “Cuando reconocimos la existencia del problema ofrecimos pagar todas las operaciones no reconocidas por los clientes a partir de 48 horas anteriores a que levantaran el reporte”, informó. Dijo no disponer de cifras sobre el monto y número de reclamaciones hechas por los usuarios.
En este caso hubo un problema de seguridad de los sistemas de la institución. Hasta agosto de 2010 el banco con mayor número de casos de clonación de tarjetas en el sistema financiero era HSBC, según datos ofrecidos por una fuente bancaria privada, que pidió no ser citada.
De la Madrid aseguró, al respecto, que en el último año los fraudes en tarjetas débito de todo el sistema financiero mexicano representaron 0.29 por ciento del total de la facturación. En el caso de HSBC este porcentaje fue de 0.08, dijo.
Cuando ocurrió la clonación masiva de tarjetas a comienzos de este año, los usuarios de HSBC se vieron en la necesidad de usar un doble número de identificación personal (NIP) para realizar transacciones en los cajeros de esa institución. En los llamados “cajeros de red”, simplemente no pudieron retirar efectivo, sobre todo entre el sábado 13 de febrero y el martes 9 de marzo de este año. “Los casos se concentraron en un número muy limitado de cajeros automáticos, por lo que HSBC reforzó sus estrategias de prevención de fraude con los que opera”, dijo De la Madrid. Anticipó que la institución realizará el cambio de todas las tarjetas de débito con banda magnética a otras con un chip, más difíciles de clonar.
La Jornada conoció un caso en que un empleado público sufrió la sustracción de 80 mil pesos de su cuenta en HSBC. Después de reclamar, la institución terminó por aceptar la irregularidad y ofreció restituir en partes el dinero. Pero antes de la primera entrega pidió al afectado firmar un compromiso de no emprender ninguna acción contra el banco, por lo que su nombre se reserva.
“No conozco el caso particular. Pero me parece que tiene sentido que si el banco va a restituir el dinero, se asegure de que no va a haber un litigio en su contra”, comentó De la Madrid.
Fuente
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de septiembre de 2010, p. 27
La cuarta empresa con mayor volumen de ventas en el país, un empleado del servicio público y trabajadores que reciben el pago de su nómina a través de una tarjeta de débito. Dispares entre sí, hay un común denominador. Fallas en los controles del banco HSBC han provocado perjuicio patrimonial o dificultades para disponer de sus recursos a usuarios de productos financieros ofrecidos por la institución, de acuerdo con pruebas documentales y testimonios.
En agosto pasado el segundo tribunal unitario en materia civil determinó que fallas en los controles del banco provocaron un daño patrimonial por al menos 275 millones de pesos a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la cuarta mayor empresa del país medida por el volumen de ventas, según la clasificación anual de la revista Expansión.
El caso está en proceso de apelación en un tribunal colegiado, la tercera y última instancia en que HSBC puede lograr que se revierta una sentencia que obligaría a la institución a reconocer fallas de procedimiento y de controles de seguridad.
“HSBC México tiene como política no hacer comentarios sobre procesos legales que están en curso”, dijo a este diario Enrique de la Madrid Cordero, director ejecutivo de relaciones institucionales del consorcio financiero. Sin embargo, confirmó que HSBC interpuso ya una apelación de la sentencia que lo obliga a restituir 275 millones de pesos a la CFE. Lo que sí negó fue la existencia de deficiencias en los sistemas de seguridad de la institución, que afecten el patrimonio de sus clientes.
El hecho jurídico, según la sentencia de José César Flores Rodríguez, magistrado del segundo tribunal unitario en materias civil y administrativa del primer circuito, es que durante un periodo de al menos 48 meses “se encuentra probado que se efectuaron operaciones por banca electrónica (de HSBC) sin que se diera cabal cumplimiento a lo pactado en el contrato de conexión empresarial”, firmado entre la CFE y la institución financiera.
Una revisión de las operaciones de banca electrónica de la CFE con el HSBC entre junio de 2003 y el mismo mes de 2007, que formó parte del proceso judicial, encontró que se concretaron 226 transacciones con cargo a la cuenta de la paraestatal, por un monto que la sentencia del magistrado cifra en 275 millones 248 mil 134.60 pesos y que fueron autorizadas irregularmente por el banco.
Según el contrato entre ambas partes, HSBC sólo podía autorizar transacciones realizadas en forma mancomunada (con dos firmas de funcionarios autorizados). Los pagos referidos en la sentencia sólo fueron avalados por un funcionario de la paraestatal.
Lo que no explica la sentencia es cómo fue posible que la CFE tardara cuatro años en darse cuenta de que salía dinero de sus cuentas sin autorización. “Nos dimos cuenta por un error que cometieron los defraudadores; una mañana se les olvidó cerrar un programa y los detectamos”, explicó a este diario Estefano Conde, gerente de comunicación social de la paraestatal. Habían manipulado los sistemas de contabilidad, eran expertos en manejarlos y tenían las claves para realizar operaciones, aseguró. “Una cifra cercana a 300 millones de pesos es alta, sin duda, pero para los volúmenes de facturación de la CFE (220 mil millones de pesos el año anterior), es difícil detectarla”, apuntó como explicación al retraso en detectar el daño.
Un ex empleado de la CFE, Alejandro Morales Méndez, está preso por el fraude contra el patrimonio de la compañía a través de la cuenta de HSBC. Era, explicó Conde, encargado del área de sistemas en la tesorería de la empresa. Uno de sus cómplices, ajeno a la empresa, Ismael Espinoza Reyes, está también preso. El tercer involucrado, también ajeno a la compañía, es Crisógono Morales, quien se encuentra prófugo. Conde aseguró que fue la propia Comisión Federal de Electricidad la que presentó la demanda y afirmó que otros seis empleados de la paraestatal también están en prisión por el mismo caso.
El argumento de la CFE para reclamar la reposición del dinero a HSBC es que el banco no cumplió con los términos del contrato para la transferencia de fondos y ello permitió que se realizaran transacciones como pagos de nómina de manera periódica, hasta por 3.3 millones de pesos mensuales, a la cuenta de Alejandro Morales Méndez. Es una cantidad que multiplica por 12 el salario del presidente de la República, el más alto en la administración pública. Como referencia, en 2008 el salario de los directores generales de las 17 empresas más importantes de capital mexicano no superó los 800 mil pesos al mes.
Morales Méndez tenía una cuenta a su nombre en HSBC. Era la número 4009820770, radicada en la sucursal Madero de Pachuca, Hidalgo. Lo que hacía era transferir recursos de la CFE a su propia cuenta. Recibió “pagos de nómina” de manera irregular desde 2004. Incluso en 2006, cuando ya no trabajaba para la paraestatal.
Otro caso documentado: Ismael Espinoza Reyes, sin ser empleado de la CFE, recibió entre octubre de 2006 y junio de 2007 al menos 18 transferencias por “traspaso de nómina” a su cuenta de HSBC por 26.3 millones de pesos.
Tarjetas clonadas
A principio de este año, HSBC fue víctima de un fraude a través de la clonación de tarjetas de nómina de sus clientes. Usuarios de este banco tuvieron dificultades para retirar efectivo de cajeros automáticos de otras instituciones. Por lo menos 2 millones de transacciones de este tipo fueron rechazadas, según información obtenida por este diario de fuentes bancarias. La cifra fue rechazada por Enrique de la Madrid.
El problema de clonación existió, reconoció De la Madrid. Lo ubicó en cajeros automáticos del occidente del país, pero aseguró que se trató más bien de una clonación de tarjetas de HSBC en cajeros automáticos de otros bancos. “Cuando reconocimos la existencia del problema ofrecimos pagar todas las operaciones no reconocidas por los clientes a partir de 48 horas anteriores a que levantaran el reporte”, informó. Dijo no disponer de cifras sobre el monto y número de reclamaciones hechas por los usuarios.
En este caso hubo un problema de seguridad de los sistemas de la institución. Hasta agosto de 2010 el banco con mayor número de casos de clonación de tarjetas en el sistema financiero era HSBC, según datos ofrecidos por una fuente bancaria privada, que pidió no ser citada.
De la Madrid aseguró, al respecto, que en el último año los fraudes en tarjetas débito de todo el sistema financiero mexicano representaron 0.29 por ciento del total de la facturación. En el caso de HSBC este porcentaje fue de 0.08, dijo.
Cuando ocurrió la clonación masiva de tarjetas a comienzos de este año, los usuarios de HSBC se vieron en la necesidad de usar un doble número de identificación personal (NIP) para realizar transacciones en los cajeros de esa institución. En los llamados “cajeros de red”, simplemente no pudieron retirar efectivo, sobre todo entre el sábado 13 de febrero y el martes 9 de marzo de este año. “Los casos se concentraron en un número muy limitado de cajeros automáticos, por lo que HSBC reforzó sus estrategias de prevención de fraude con los que opera”, dijo De la Madrid. Anticipó que la institución realizará el cambio de todas las tarjetas de débito con banda magnética a otras con un chip, más difíciles de clonar.
La Jornada conoció un caso en que un empleado público sufrió la sustracción de 80 mil pesos de su cuenta en HSBC. Después de reclamar, la institución terminó por aceptar la irregularidad y ofreció restituir en partes el dinero. Pero antes de la primera entrega pidió al afectado firmar un compromiso de no emprender ninguna acción contra el banco, por lo que su nombre se reserva.
“No conozco el caso particular. Pero me parece que tiene sentido que si el banco va a restituir el dinero, se asegure de que no va a haber un litigio en su contra”, comentó De la Madrid.
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