Pemex y CFE: su anunciada jauja se torna en quiebra
CONTRALÍNEA
24. mayo, 2015
Autor: Martin Esparza
La jauja que iría de la mano con
la reforma energética empieza a tornarse en pesadilla y anuncia la
quiebra de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), ahora transformadas en empresas productivas del
Estado. Su inminente desmantelamiento va acompañado de la cancelación de
infinidad de plazas de base y de confianza, lo que contradice la
promesa oficial de que con la entrada en funciones de la reforma se
crearían miles de empleos en el sector y se aseguraría la soberanía
sobre la explotación y propiedad de los hidrocarburos y nuestros
recursos energéticos.
Las
autoridades han encontrado en la caída de los precios internacionales
del petróleo la justificación perfecta para hacer creer al país que las
bondades de la reforma energética se han alterado en forma negativa por
factores externos, buscando ocultar los yerros cometidos con la
aprobación del paquete de sus leyes secundarias que obligaban a Pemex a
cumplir con un plan de inversión que le garantizara contar con los
recursos suficientes para conservar la exclusividad de los yacimientos
asignados a su favor en la llamada Ronda Cero.
De acuerdo con estos lineamientos
aprobados por los imprudentes diputados y senadores, si Pemex no cumple,
tendrá que ceder a empresas privadas, nacionales y extranjeras, su
exclusividad de explotación en yacimientos que representan 10 mil 292
millones de barriles de petróleo crudo, en reservas probadas, y 10 mil
859 millones de pies cúbicos de gas seco. Tal y como quedó establecido
en las leoninas leyes secundarias.
Como van las cosas, el riesgo de que
tales riquezas pasen a manos de particulares se acrecienta si
consideramos que tanto Pemex como la CFE, lejos de repuntar en sus
finanzas, siguen navegando en las turbulentas aguas de los números rojos.
De acuerdo con el informe de la cuenta pública de 2014 que la Cámara de
Diputados turnó a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el
pasado año las exparaestatales acumularon pérdidas conjuntas por 254 mil
592 millones de pesos.
Tan sólo el pasado año, la CFE tuvo una
pérdida neta de 46 mil 832 millones de pesos, sobre todo por el repunte
de su pasivo laboral que actualmente asciende a 564 mil millones de
pesos, y a una reducción de su patrimonio en un 12 por ciento. Su
plantilla actual es de 93 mil 942 trabajadores, de los cuales alrededor
de 74 mil son sindicalizados. En el caso de Pemex, además de la merma
dejó de percibir 265 mil millones de pesos por la disminución de sus
ventas.
No obstante lo negativo de sus finanzas,
se insiste en mantener en el sector eléctrico el esquema privatizador
contenido en la reforma energética, que sigue alentando la generación de
energía eléctrica por parte de particulares, de tal forma que los
informes rendidos por la Cámara de Diputados indican que al 31 de
diciembre pasado el gobierno federal firmó otros 23 contratos con
inversionistas privados, los llamados productores independientes de
energía (PIE), para adquirirles su producto.
La aplicación de la reforma energética ya
ha impactado en los contratos colectivos tanto de los trabajadores
petroleros como de los electricistas del Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), afectando de manera
significativa antiguas prestaciones y dejando al libre albedrío de la
CFE, Pemex y las empresas privadas la estabilidad laboral, modificando
de paso el régimen de jubilaciones. Ahora, bajo los argumentos de la
caída en los precios internacionales del petróleo, ya se planea cancelar
en definitiva miles de plazas de trabajadores que están por alcanzar la
jubilación, aplicando el mismo rasero al personal de confianza.
Hace unos días fue el propio director de
Finanzas de Petróleos Mexicanos, Mario Beauregard, quien detalló el plan
de cancelación de plazas sindicales que han puesto en marcha los altos
mandos de la empresa productiva del Estado, y que en su primera etapa,
para el presente año, implicará la desaparición de 3 mil puestos de
base. Según el funcionario, esas plazas se cancelan y en definitiva
desaparecen, “implicando un ahorro para la empresa en materia de
servicios profesionales”.
Totalmente opuesto a lo que defendieron
los impulsores de la reforma, tanto en el gobierno federal como en el
Congreso de la Unión y los congresos locales, de que su aprobación
fortalecería las finanzas de Pemex y garantizaría los derechos laborales
de sus trabajadores, incrementando, incluso, la materia de trabajo, lo
expresado por Beauregard indica, con precisión, que se buscará adelgazar
en los próximos 10 años a por lo menos el 50 por ciento de los puestos
sindicalizados de la antes paraestatal. Si se considera que actualmente
hay unos 151 mil 318 trabajadores de base, en 10 años quedarían sin
cubrir unas 70 mil vacantes. ¿Qué dicen ahora los impulsores de la
reforma energética sobre la creación de plazas de base, bien
remuneradas?
En diversas áreas, los altos directivos
de Pemex aplican esta cancelación de plazas alentando la jubilación de
los trabajadores de base, pero también anulando la recontratación de
empleados transitorios y la renovación de contratos a personal de
confianza en un innegable programa de reducción de la plantilla laboral
en todos sus ámbitos, menos en los altos niveles directivos, claro está.
Muy pronto decenas de municipios y
cientos de poblaciones ubicadas en las llamadas zonas petroleras
comenzarán a resentir los efectos devastadores por los miles de despidos
en Pemex, al ver derrumbarse sus frágiles economías locales que
dependen de los ingresos de los trabajadores condenados a perder su
poder adquisitivo gracias a la falsa bonanza de la reforma energética.
Paradójicamente, mientras el gobierno
federal anunció recortes al presupuesto de egresos de este año por 124
mil millones de pesos, el Servicio de Administración Tributaria (SAT)
acaba de anunciar que los grandes contribuyentes adeudan, vía impuestos,
118 mil 692 millones de pesos, sin que esto implique sanción alguna en
su contra, lo que demuestra la ineficacia de la inoperante e injusta
reforma fiscal, que ha hincado sus colmillos en los
contribuyentes cautivos, buscando resarcir, vía mayores gravámenes a sus
salarios, la pérdida de los ingresos petroleros.
Hasta el momento, y más allá de la
propaganda oficial que se difunde en los medios masivos como truqueados
mensajes de campaña política, la reforma energética no ha incidido en
una disminución tangible de las tarifas de electricidad, el gas
doméstico, la gasolina y el diésel; sus beneficios directos no se
reflejan en los bolsillos de la población. Las multimillonarias
inversiones que nos conducirían al paraíso de la estabilidad
financiera no aparecen por ningún sector de la economía y, por el
contrario, el Banco de México señala que este año apenas y tendremos un
crecimiento del 2.88 por ciento del producto interno bruto (PIB), si
bien nos va, echando por la borda los optimistas pronósticos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de alcanzar un 3.2 y hasta un 4.2 por ciento.
Para desgracia del discurso oficial y sus
inoperantes reformas estructurales, son las remesas las que están
permitiendo un ligero respiro a nuestra asfixiada economía. El
propio Banco de México indica que en marzo pasado, tales ingresos
sumaron 2 mil 257 millones de dólares, la cifra mensual más elevada
desde mayo de 2012, y cuyo monto acumulado al primer trimestre de 2014
llegó a 5 mil 727 millones de pesos.
Otra de las dolorosas vías donde los
millones de cesantes han encontrado un empleo, ante la falta de
oportunidades, es desgraciadamente el crimen organizado, lo que habla de
la inaplazable necesidad para que el pueblo se organice y frene el
despojo de nuestras riquezas naturales, territorios y recursos
energéticos a manos de empresas extranjeras, que ante la insolvencia
financiera de Pemex ya se frotan las manos. Por todo el país, la
Caravana Nacional por la Defensa del Agua, el Territorio, el Trabajo y
la Vida (caravanaporlavidamx.blogspot) recoge el sentir de miles
de mexicanos dispuestos a dar la pelea, y todos debemos sumarnos a su
lucha, que implica la defensa misma de nuestra patria; esta gran
movilización social es ejemplo del despertar ciudadano que marca el
inicio de una gran jornada de resistencia popular.
Martín Esparza Flores*
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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