¿Por qué la estrategia contra COVID-19 de Suecia ha sido efectiva si no ha cerrado escuelas ni comercios?
El país escandinavo ha mantenido abiertas sus escuelas, gimnasios, cafeterías, bares y restaurantes durante la propagación de la pandemia.
20/04/2020
Actualización 20/04/2020 - 20:54
La
inusual manera de Suecia para combatir la pandemia de coronavirus está
comenzando a dar resultados, según el principal epidemiólogo del país.
Anders
Tegnell, el arquitecto detrás de la respuesta relativamente relajada de
Suecia al COVID-19, dijo a los medios locales que las últimas cifras
sobre tasas de infección y muertes indican que la situación está
comenzando a estabilizarse.
“Estamos en una especie de meseta”, dijo Tegnell a la agencia de noticias sueca TT.
Suecia ha
mantenido abiertas sus escuelas, gimnasios, cafeterías, bares y
restaurantes durante la propagación de la pandemia. En cambio, el
Gobierno ha instado a los ciudadanos a actuar de manera responsable y
seguir las pautas de distanciamiento social.
La propagación
de COVID-19 en todo el mundo está desencadenando diferentes respuestas a
través de las fronteras nacionales e incluso estatales, a medida que
las autoridades luchan por contener un brote que aún es muy desconocido.
No está claro
cuál estrategia resultará más efectiva en última instancia, e incluso
los expertos en Suecia advierten que es demasiado pronto para sacar
conclusiones. Pero dado el enorme daño económico causado por los
estrictos bloqueos, el enfoque sueco ha despertado un considerable
interés en todo el mundo.
Parte de esa estrategia se basa en tener acceso a uno de los mejores sistemas de atención médica del mundo.
En ningún momento Suecia experimentó una escasez real de equipos
médicos o de capacidad hospitalaria, y las tiendas instaladas como
centros de atención de emergencia en todo el país han permanecido
prácticamente vacías.
Tasas de mortalidad
Hasta el
domingo, Suecia había reportado mil 540 muertes vinculadas al COVID-19,
un aumento de 29 desde el sábado. Esa cifra es considerablemente más
alta que la del resto de Escandinavia, pero mucho menor que la de
Italia, España y el Reino Unido, tanto en términos absolutos como
relativos.
Tegnell no es el único funcionario de alto nivel en Suecia que afirma que el país puede haber pasado lo peor.
“Se está
estabilizando la tendencia que hemos visto en los últimos días de una
curva más plana, con muchos casos nuevos, pero sin un aumento respecto
del día anterior”, dijo el viernes Karin Tegmark Wisell, jefa del
departamento de microbiología de la Agencia de Salud Pública de Suecia.
“Estamos viendo el mismo patrón en los pacientes en cuidados
intensivos”.
Hace solo dos
semanas, la imagen era considerablemente más sombría y el primer
ministro, Stefan Lofven, sugirió que el Gobierno podría necesitar
revisar su estrategia en medio de la posibilidad de que fallecieran
miles de suecos. En particular, se detectó una clara debilidad en la
protección de las personas en hogares de ancianos, lo que ha contribuido
a tasas de mortalidad más altas que en los países vecinos.
“La protección
de las personas en hogares de ancianos debería haber sido mejor”, dijo
Lofven la semana pasada. “Tenemos que analizar con mayor profundidad
cuál fue el error”.
Pero en general, la estrategia de Lofven se ha ganado la aprobación de los suecos y su popularidad personal se ha disparado.
“Confío mucho
en las autoridades suecas que manejan esto”, dijo Hakan Samuelsson,
director ejecutivo de Volvo Cars, en una entrevista telefónica. “Es un
equilibrio difícil de alcanzar, pero tengo plena confianza en las
medidas que Suecia ha tomado”.
Volvo, que se
vio obligada a detener la producción en toda Europa y prescindir de
alrededor de 20 mil empleados suecos, reanudará la producción en sus
plantas suecas el lunes.
“Nuestras
medidas se basan en que las personas asuman la responsabilidad y eso
también es una parte importante del modelo sueco”, dijo Samuelsson.
La economía
Según James
Pomeroy, economista de HSBC Global Research, la estrategia sueca frente
al COVID-19 podría resultar en una contracción económica menor —aunque
históricamente profunda— que la que está enfrentando el resto de Europa.
“Aunque al
final la falta de voluntad de Suecia de cerrar el país podría resultar
imprudente, por ahora, si la curva de infección se aplana pronto, la
economía podría estar mejor posicionada para recuperarse”, dijo.
Pomeroy mencionó algunas características del país que podrían estar ayudándolo a lidiar con la crisis actual. Más de la mitad de los hogares suecos están formados por una persona, lo que facilita el distanciamiento social.
Más personas trabajan desde sus hogares que en cualquier otro lugar de
Europa y todos tienen acceso a Internet de alta velocidad, lo que ayuda a
que gran parte de la fuerza laboral se mantenga productiva fuera de la
oficina.
Y mientras
muchos otros países han introducido leyes estrictas, que incluyen
importantes multas si se descubre que las personas violan las normas de
distanciamiento social recientemente emitidas, los suecos parecen estar
siguiendo esas pautas sin necesidad de legislación. Los viajes de
Estocolmo a Gotland, un popular destino de vacaciones, se redujeron en
96 por ciento durante el fin de semana de Pascua, según datos del mayor
operador móvil del país, Telia Company. Y estadísticas del servicio en
línea Citymapper indican una caída de casi 75 por ciento en los
desplazamientos en la capital.
Suecia también rechazó recientemente la noción de que hay poco o ningún distanciamiento social.
“No tenemos una
visión radicalmente diferente”, dijo la ministra de Asuntos Exteriores,
Ann Linde, a Radio Sweeden. “El Gobierno ha tomado una serie de
decisiones que afectan a toda la sociedad. Es un mito que la vida sigue
siendo normal en Suecia”.
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